FÚTBOL
El tandilense que pone a punto a uno de los semifinalistas de la Copa Libertadores
Marcos Conenna es el preparador físico de Barcelona de Ecuador. Su equipo buscará dar el golpe ante Flamengo. Una reseña sobre su trayectoria y detalles de su presente.
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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El Barcelona ecuatoriano se abrió camino hasta las semifinales en una Copa Libertadores de acentuado dominio brasileño.
Lo consiguió con dos tandilenses como protagonistas, uno de cada lado de la línea de cal: el mediocampista Leandro Emmanuel Martínez y el preparador físico Marcos Conenna.
Este último, oriundo de esta ciudad, se formó profesionalmente en Mar del Plata, donde trabajó en el básquetbol y en el fútbol, disciplinas que también lo tuvieron como jugador.
Hace unos años, en Ecuador, Conenna conoció a Fabián Bustos, actual entrenador de Barcelona, conformando una dupla que en la serie que comenzará el miércoles 22 buscará dar el batacazo ante el poderoso Flamengo.
Desde Guayaquil, Conenna atendió a El Eco de Tandil para transitar un repaso vinculado a sus antecedentes y actualidad en la preparación física:
-¿Qué recordás de tu Tandil natal? ¿A qué edad te fuiste?
-Muchas cosas: mis abuelos, los clubes a los que fui, me crié en el Bima. Mi abuelo (Italo Silenzi) fue presidente de Ferrocarril Sud, y mis padres eran fanáticos de Santamarina. Por cercanía con la casa de mis tíos, iba con mis primos al club Bima, donde jugábamos a la pelota y hacíamos otras actividades. Recuerdo también las piletas a las que iba, el Parque, el Lago, la Piedra Movediza, un montón de cosas. Mi familia se mudó a Mar del Plata cuando yo tenía 3 años.
-¿Seguís teniendo algún nexo con la ciudad?
-Sí, tengo primos que viven en ella. Si bien hoy estoy lejos y hace mucho tiempo que no voy, mantengo ciertos lazos. Cuando vivía en Argentina, visitaba la ciudad al menos dos veces al año. He mantenido un contacto permanente.
-¿Cómo se da tu vínculo con Fabián Bustos?
-Lo conocí en 2017, cuando llegué a Delfín de Manta. Fabián era el director deportivo. Después, en 2019, empezamos a trabajar juntos.
-¿Cómo podés describir a Emmanuel Martínez, el otro tandilense de Barcelona?
-Es un chico muy profesional, muy serio al momento de trabajar. Un futbolista muy intenso, de un despliegue físico terrible. Nos aporta con su velocidad y dinámica, además de ser una buena persona.
-¿Pensás en la posibilidad de ser DT?
-No, yo respeto las profesiones. Empecé mi carrera como preparador físico y me conocen como tal. No puedo traicionar mis principios. Algunos ingresan en esta profesión y piensan que pueden llegar a ser entrenadores, a mí me gusta lo que hago y soy un apasionado de ello. Ocupar el lugar que tengo en el cuerpo técnico es lo que busqué y para lo cual me preparé. Pasar a ser director técnico sería colocarme en un puesto que no conozco como debería, a pesar de estar cerca de él. Sería una falta de respeto para los entrenadores y para mi profesión.
-¿En qué cambia la puesta a punto al tener que jugar con tanta asiduidad en la altura respecto a hacerlo en el llano?
-La dificultad de jugar alternadamente en el llano y en la altura se presenta en la reestructuración de la semana. Cuando el equipo está por ir a la altura, propongo muchos ejercicios de deuda de oxígeno, de resistencia a la velocidad, e intermitentes. Lo vamos combinando con Fabián. La búsqueda es que el jugador esté preparado para lo que va a sufrir. A veces, cuando afrontás una doble competencia, como nos ocurre ahora, no tenemos esa posibilidad porque las cargas a las que me refiero son bastante intensas y conllevan un gasto calórico mayor a lo habitual.
-¿Qué recordás de tu paso por Mar del Plata y tu vínculo con Mario Gambini?
-Fue la ciudad en la que me inicié deportivamente, jugando al básquet. Después, pasé al fútbol. Empecé en San Lorenzo junto a Rubén Giménez; después fui a Aldosivi, allí comencé con Oscar Delarroca en inferiores, y ya en el equipo de la B Nacional junto a Hugo Zerr e “Indio” Solari, entre otros. Con Gambini trabajé en Cadetes San Martín, y tuvimos un breve paso por Tandil, en Grupo Universitario. Mario es un amigo, lo conozco muy bien, es una buena persona y un excelente técnico. Cada tanto, estamos en contacto.
-¿Cómo evaluás la gestión de Gustavo Alfaro al frente de la selección ecuatoriana?
-Le está dando lo que no tenía desde hacía unos años: estabilidad, un esquema de juego un poco más definido y resultados. Además, está generando un recambio generacional, algo que quizá le hacía falta a la selección. El resto de su trabajo es normal, como el que desarrollamos en cualquier otro cuerpo técnico.
-¿El fútbol es verdaderamente tan dominado por lo físico como se dice reiteradamente?
-Es relativo. Soy de los que piensan que el orden táctico potencia lo físico. Ser ordenado te permite economizar esfuerzos, y a la hora de hacerlos parece que estás en una excelente condición. A veces, un equipo desordenado está mejor físicamente que su rival, pero al correr mal se termina desgastando más rápido. El predominio de lo físico no es algo tan concreto, hay muchos jugadores de gran calidad que no necesariamente tienen que estar bien físicamente, aunque esta parte es importante. Es algo que hay que trabajar para rendir de la mejor manera y aguantar la mayor cantidad de ejercicios o situaciones de golpes, choques o saltos. La preparación física es importante, pero no más que la calidad técnica o el orden táctico.
-¿Quiénes han sido o son tus referentes en la preparación física?
-Actualmente, me identifico bastante con el “profe” Ortega, quien trabaja con “Cholo” Simeone en Atlético de Madrid. Trabajamos muy parecido, lo digo con todo respeto hacia él. Quien me marcó el rumbo fue Rubén Cicapolli, un rosarino que trabajó en Independiente con “Indio” Solari, en Arabia Saudita, y aquí en Barcelona. Fui su ayudante en Aldosivi y aprendí mucho de él. Me marcó que yo iba por el buen camino, algo que me ayudó un montón.
-¿Cómo fue trabajar en la Liga Nacional de Básquetbol preparando al plantel de Quilmes de Mar del Plata?
-Fue un trabajo de unos meses. Lo tomé porque el preparador físico, Luis Fernández, se cortó el tendón de Aquiles y me pidió que lo cubra. Fueron tres o cuatro meses, Daniel Frola era el entrenador. Viví una experiencia muy linda porque yo me inicié en Quilmes como jugador de básquet. Fue cumplir un sueño, ahí tengo muchos amigos, como Sebastián Maffía, Eduardo Dominé, Rubén Wolkowyski, Esteban De la Fuente, Marcelo Vildoza…La pasé bien pero fue un reemplazo.
-¿Volver al fútbol argentino está entre tus objetivos a corto plazo?
-La primera división siempre es atrayente, a diferencia del contexto social del país. Uno la piensa dos veces, si bien tenemos familia allá. Habría que ver, en su momento hubo sondeos de Aldosivi, San Lorenzo, Newell’s, Racing…equipos importantes. Por lo deportivo, obvio que me gustaría, es una de las mejores ligas.
-¿A qué atribuís la prolongación de la vida útil del deportista profesional en los últimos tiempos?
-El jugador entendió que cuidarse es fundamental. También nosotros somos parte de esta nueva situación, la preparación física de antes era “criminal”. Cargábamos desmedidamente al jugador, haciendo que el cuerpo a largo plazo reviente. Hay muchos exfutbolistas con problemas de rodilla, cadera o tobillo. Hoy, se trabaja mucho mejor, optimizamos los esfuerzos, controlamos las cargas, la alimentación se controla de cerca. El jugador que entiende la importancia de su cuidado, y hace trabajos aparte para compensar las cosas que no se pueden compensar en el club, logra una mayor vida útil. Antes, no nos educaban de esa manera. El entrenamiento invisible del que tanto hablamos es clave…descansar, alimentarse e hidratarse bien es y será el “ABC” del cuidado personal.
Copa Libertadores
Barcelona se coló entre tres brasileños (Atlético Mineiro, Flamengo y Palmeiras) en las semifinales de la Copa Libertadores ’21.
Tras adjudicarse el grupo C sobre Boca, Santos y The Strongest, eliminó en octavos a Vélez, y a Fluminense en cuartos.
-¿Qué llevó a Barcelona a meterse entre los semifinalistas de la Libertadores?
-Sobre todas las cosas, el grupo. También la fe en Dios, el trabajo duro. Y un técnico como Fabián que estudia a los rivales hasta saber el “ADN” de cada jugador. Él tiene claro dónde y cómo puede equivocarse el rival, y dónde presionarlo. Es un poco de todo eso, de lo que consiste nuestro trabajo, desde los jugadores hasta todo el cuerpo técnico y los dirigentes. El grupo entendió que lo que estamos jugando es importantísimo porque la gloria queda, el dinero no tanto. Más allá de que todos trabajamos por una retribución, entendimos que lo eterno es la gloria.
-¿Qué les dejaron los enfrentamientos con Boca en la fase de grupos?
-Fue un equipo durísimo para nosotros, muy áspero físicamente, chocaban mucho. Cuando jugamos en Ecuador, no nos dieron los espacios que necesitamos. Gracias a Dios, se nos dieron los resultados. Creo que en la Bombonera merecimos la victoria, el arquero de Boca atajó un par de tiros peligrosos. Hicimos lo nuestro y sentimos haber estado a la altura de la competencia al haber dejado atrás a dos grandes equipos como Boca y Santos. Terminar primeros en ese grupo y cuartos en la tabla general de la primera fase fue algo histórico para nosotros, de lo que nunca nos vamos a olvidar.
-¿Qué argumentos tiene Barcelona para inquietar a Flamengo?
-El orden táctico, creer que podemos, la fe en Dios y nuestras individualidades. Más allá de que en nombres somos equipos muy distintos, considero que nosotros colectivamente somos más. Flamengo es un grupo de estrellas y nosotros, un equipo de fútbol en el que la estrella es el grupo. Ahí, es donde vamos a sacar la diferencia.