Dos tandilenses que quedaron varados en Lisboa aguardan una oportunidad para regresar al país
Julieta Sánchez Petovello y Manuel Pena partieron a Europa el 2 de marzo y planeaban regresar el 6 de abril. Allí los sorprendió la pandemia y el 20 de marzo compraron un vuelo para regresar el 26, que fue cancelado por el cierre de las fronteras argentinas. La embajada no les da respuestas, pese a que la joven de 22 años padece de una enfermedad autoinmune. Con poco dinero para subsistir, como trabajadora de la salud se ofreció como voluntaria ante el alcalde de Lisboa y busca dar apoyo escolar a través de una plataforma virtual.
Con el correr de la cuarentena, comenzaron a llegar las noticias de tandilenses que quedaron varados en el exterior a partir del cierre de las fronteras. El periplo frustrado de Julieta Sánchez Petovello (22) y de su novio Manuel Pena (24) no tiene desperdicios. Los jóvenes que ahorraron y programaron durante un año su viaje de un mes por Europa atraviesan una situación desesperante, con vuelos cancelados, con poco dinero, encerrados en un departamento de Lisboa (Portugal) y a miles de kilómetros de su hogar.
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Dejaron el país el 2 de marzo, con gran ilusión. Era el primer viaje de Manuel, recién recibido de contador público, quien al regreso ya tenía acordado ingresar a trabajar a una empresa en Buenos Aires. Obviamente, el coronavirus congeló esa posibilidad laboral. Para Julieta, técnica en anestesia, fueron meses de trabajar y ahorrar para visitar los puntos más populares del Viejo Continente.
El principio del caos
Los jóvenes viajeros cruzaron el Atlántico el 2 de marzo, hace ya más de 40 días, y arribaron a Madrid. “No se sabía nada de todo esto de la pandemia. El 13 de marzo se declaró pandemia y nosotros estábamos en Barcelona. La gente saqueaba los supermercados, y no entendíamos bien qué pasaba. Parábamos en un hostel y no estábamos tan pendientes del problema, no veíamos la gravedad porque la gente en la calle circulaba normalmente, como si nada pasara”, relató Julieta en diálogo con El Eco de Tandil.
En medio de esa vorágine, optaron por seguir con el itinerario previsto y volaron a Reino Unido. “El 14 de marzo no pasaba nada en Londres, porque el primer ministro no había tomado decisión alguna. La gente hacía cuarentena por su cuenta, pero no había ninguna medida, ni cuarentena obligatoria”, explicó.
Y agregó que “en Londres estuvimos cinco días y la ciudad estaba muy vacía, así que la pasamos bastante mal. No había saqueos. La gente tiene otra cultura, es totalmente distinta, y las cosas se las toman más tranquilos”.
Sin embargo, describió que comenzaron a sufrir cuando se instaló la pandemia y no sabían si podían seguir con su viaje o volver sobre sus pasos. El próximo punto visitar era Ámsterdam (Holanda) y allí fueron, tras evaluar que si debían quedarse allí en cuarentena, era más económico que Reino Unido.
El 20 de marzo, cuando estaban por subir al avión para ir a Holanda, les comunicaron que con el pasaporte argentino no podían embarcar. “Hice catarsis, me largué a llorar y caí en todo lo que estaba pasando; empezamos a investigar y fuimos a hablar con la aerolínea. Era un caos el aeropuerto; un montón de gente lloraba; gente que le habían mandado las valijas en el avión y no la habían dejado embarcar. Horrible, un caos”, dijo sobre ese momento en que se terminaron las vacaciones de ambos tandilenses.
En medio de la confusión, la aerolínea, al ver que tenían pasaportes argentinos, los mandó a Lisboa, lugar que habían visitado durante los primeros días de marzo. “Es una de las ciudades más baratas de Europa para aguantar”, explicó.
Sin embargo, en Portugal, “ese mismo día, a la mañana, habían cerrado la frontera y sólo dejaban entrar a ciudadanos europeos, y nosotros estábamos yendo después. Así que estuvimos doce horas en migraciones, sin poder entrar a Lisboa; intentando comprar un vuelo porque el nuestro había sido cancelado”.
Estimó que “por lástima, nos dejaron entrar en Lisboa y estamos acá desde el 20 de marzo”. Al mismo tiempo, explicó que “el plan original era volver el 6 de abril, si no hubiese pasado nada” y agregó que ante las circunstancias, el mismo 20 de marzo compraron un pasaje de Latam para el 26 de marzo, sin saber que Argentina había cerrado las fronteras.
Vivir del aire
Desesperada, la joven contó que van administrando el dinero que tenían previsto gastar en las ciudades que no pudieron recorrer y pasan los días en un departamento del histórico barrio Alfama.
“Acá, la gente en Lisboa, los portugueses, son súper amables, y el dueño del departamento entendió la situación, y un montón de otros propietarios también, y nos hicieron un precio especial. Pero vivir acá es caro, el supermercado es caro. Tratamos de gastar lo menos posible”, explicó.
Además, relató que el transporte funciona con poca frecuencia y es gratis por la cuarentena. Lo utilizan para ir a los supermercados más alejados, que tienen precios más accesibles.
En Portugal hay unos 17 mil infectados por Covid-19 y murieron unas 500 personas. Sin embargo, el gobierno permite salir 40 minutos por día para hacer deporte. Además, la cuarentena es bastante flexible y se ven grupos en los bares. Si bien la policía controla, tiene más presencia en los sectores de la costa.
“Nosotros estamos encerrados todo el día. Temor a contagiarnos ya no tenemos porque estamos desde el 20 de marzo. Hace más de 15 días que estamos encerrados y no tuvimos síntomas, ni nada”, contó.
Sin respuestas de la Embajada Argentina, Julieta le envió un mensaje al alcalde de Lisboa Fernando Medina, quien le respondió. Hace un año, se recibió de técnica en anestesia y se ofreció para trabajar como voluntaria, a cambio de víveres. Sin embargo, no aceptaron su propuesta porque los trámites legales demoran y ella planea regresar a Argentina en cuanto se dé la posibilidad.
Falta de contención
Por otra parte, la joven tandilense presentó un certificado médico en la embajada, porque sufre de una enfermedad autoinmune y tendría prioridad si se habilita algún vuelo para repatriar argentinos. Desde ya, esos vuelos sanitarios y humanitarios son pagos, por lo que intenta generar algún ingreso para poder costearlos.
Ante la compleja situación, cuestionó la falta de contención de la Embajada Argentina en Portugal. “Es un desastre”, advirtió e indicó que unos 200 argentinos aguardan en Lisboa la oportunidad de volver al país.
Incluso, la semana pasada, los argentinos varados se reunieron en la puerta de la embajada, para reclamar soluciones. “No les dijeron nada. Les cerraron la puerta en la cara”, aseveró y agregó que ellos decidieron no participar por temor a una sanción de la policía.
Si bien ahora hay un vuelo activo para el 2 de mayo, no es seguro que se vaya a concretar. De acuerdo a la información a la accedió, el Ministerio de Salud coordina con la ANAC la autorización de los vuelos de repatriación y la principal traba es la logística para trasladar a los argentinos desde Ezeiza a los hoteles donde deben realizar la cuarentena obligatoria.
“Nuestra preocupación es que no sabemos si el 2 de mayo nuestro vuelo de Latam va a salir y va a llegar”, dijo y resaltó que faltan 15 días para esa fecha.
Sin empatía
Por último, Julieta Sánchez Petovello analizó algunos crudos comentarios que los lectores de El Eco.com.ar realizaron en la nota de los cuatro tandilenses que estaban varados en Cancún, a partir de la cual inició el contacto con este medio.
“La gente no se pone en los zapatos del otro. Me parece que hay muchísima falta de empatía, ¿y si a uno le llega a tocar en algún momento una situación parecida? Esto no le pasó nunca a nadie, es la primera vez que pasa en años. Es una cosa rarísima”, expuso.
Y evaluó que “la gente critica, pero es un viaje para el que ahorramos un año entero. Te dicen cheto, o la palabra que sea, y no es así, somos gente de clase media humilde que trabaja y ahorra para viajar. Y pasa esto y nos dicen ‘no los dejen volver’”.