Pilar Versalles
“Algunas chicas trans no tienen suficiente disciplina para el trabajo”
Pilar Versalles fue la primer chica trans en hacer su DNI en la ciudad. Trabaja en la Dirección de Políticas de Género y Diversidad Sexual del Municipio de Tandil.
Por Milena Alí (*)
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Decidida, con ideales e identidad muy firmes, Pilar Versalles se refirió a su experiencia a lo largo de estos treinta años, de su trámite para el DNI y el tratamiento hormonal. También dio detalles del mundo del trabajo para las personas trans.
-¿Cuándo se dio cuenta de que se sentía una mujer?
-Desde que tengo uso de razón, a los cinco, seis años. Lo que pasa es que si es difícil hoy, en el siglo XXI, treinta años atrás era mucho más difícil aún, pero yo creo que, desde el primer momento que tengo uso de razón, ya sentía mi cuerpo diferente.
-¿Cómo se siente en este momento con su nueva identidad?
-Me siento feliz, contenta y satisfecha, porque es lo que siempre quise, por ahí no se podía lograr, pero una vez que se sancionó la Ley 26743, nos dio una identidad a todas las chicas y chicos trans para salir más que nada del encasillamiento.
-¿Qué papel cumplieron su familia y sus amigos en esta transición?
-Difícil. La familia no quiso saber nada, por el tema de que se pensaba que era una enfermedad. Mi familia pensaba que era como una rabia, algo así como que se iban a contagiar. Yo me fui de mi casa a los trece años por eso, porque mi madre quería su varoncito y no una mujer como en realidad era.
-¿Qué le decía su madre?
-Me engañaba con el tema de que yo tenía el pelo muy largo, blanco, y me decía que había que donarlo para la gente con cáncer, entonces me cortaba el pelo corto, que me parecía genial, pero bueno, la finalidad era cortarme el pelo como un varón.
El cambio
-¿Cómo fue el proceso de transición?
-No sé si llamarlo transición, sino una toma de decisión. Al principio fue difícil porque no sabía con qué me iba a encontrar y me hice análisis en los que me salió que soy XXY, que pasa una vez en un millón, que se nace con pequeños genitales masculinos pero con un cuerpo femenino, consiste en que se tienen más hormonas femeninas que masculinas; en el caso mío tenía un 80 por ciento de femeninas y un 20 por ciento de masculinas, por eso no se nota nada si yo no digo que soy una chica trans.
-¿Cómo fue hacer el tratamiento hormonal?
-El proceso de hormonización empezó con un médico. Se empieza tomando unas pastillas que cortan las hormonas masculinas, y se me hizo un análisis de sangre cada tres meses para ver la evolución. Esas hormonas lo que hacen es darle forma a los pechos, pero como yo ya tenía, lo que hizo fue el aumento del pecho, te bloquea lo que es pelo, no deja que se desarrolle la caja torácica, te da más suavidad en la piel, no deja que crezca bello en el rostro. Yo, al haber nacido albina, no tuve tanto problema, porque tengo pelo blanco, así que fue más que nada para ayudar a que el pelo se “retracte”.
Impacto social
-¿Se sintió discriminada alguna vez?
-No discriminada por mi orientación sexual, no sé si llamarlo bullying. Como yo era gordita, me discriminaban más por ser eso que por ser una chica trans. No es que a la vista tenga rasgos masculinos, entonces no se me discriminaba por ser diferente, como se decía antes, sino por tener kilos de más; en realidad hoy la gente te discrimina porque sos alta, blanca, negra, entonces a mí se me discriminaba más que nada por eso, no tanto por mi orientación sexual.
-¿Cuál es la mirada social de las y los trans en Tandil?
-Es un colectivo difícil por la competencia, más que nada. Todavía no he conocido a ningún chico trans, pero las chicas trans se discriminan mucho por quién tiene los pechos más grandes, quién tiene la cola más grande, la cintura más chiquita, quién no tiene bigote; es así. Entonces hay más discriminación entre nosotras, que de la sociedad hacia nosotras. Se trata de que una esté segura de sí misma sin importarte lo que diga la gente. En mi caso, siempre estuve muy segura de mí y no me importa lo que diga el otro, no me afecta, por ahí sí a las chicas que están empezando les molesta un poco más que a mí, pero bueno, eso va en la aceptación que tenga una.
-¿Siempre tuvo confianza en sí misma?
-Yo me acuerdo cuando era más chica y no se tenía pensado que se iba a sancionar una ley, entonces para tener el DNI te tenía que ver un abogado que certificara que vos estabas apta para tener tu DNI de mujer, una psicóloga, que diera parte de que una no estaba loca y una enfermera para ver que tu cuerpo se adecuase a lo que era la identidad. Con la psicóloga a la que yo iba, terminamos siendo amigas porque me decía ‘Pili, yo no necesito ya analizarte, porque estoy segura de que vos sos una mujer, tu mente me dice que sos una mujer, todo se puede operar, menos la mente’ y esa frase me quedó marcada, porque es verdad, la mayoría de las chicas de hoy lucha tanto para llegar a las prótesis, la cola linda, que se olvidan que todo pasa por la cabeza.
Los trans y el Estado
-¿Cuál fue tu experiencia haciendo el trámite del DNI?
-En Tandil fui la primera en tener mi DNI, lo estaba tramitando con los tres profesionales que cité. Una vez que se sancionó la Ley, caducó todo ese tratamiento que yo estaba haciendo y me llamaron del Registro Civil de las personas de Tandil. Me retuvieron la partida de nacimiento vieja, me dieron una nueva donde se cambió el nombre, no el apellido, porque la ley dice que solamente se puede el nombre. La experiencia fue hermosa, imagínate ser la primera en una ciudad donde todavía no estaba muy aceptada la identidad de género. Para mí fue hermoso y tuve la suerte de que me llamaran de un montón de medios para dar una entrevista, porque todos querían saber, tener la primicia del primer travesti que tenía su DNI, entonces fue muy linda experiencia.
-¿Se siente representada por la comunidad LGBTTIQ+?
-No, no porque no comparto las ideologías políticas que el colectivo lleva adelante, o sea la masa del colectivo va para un lado políticamente, pero yo no comparto.
-¿Qué dificultades tienen las personas trans en el ámbito laboral? ¿Se aplica el cupo laboral trans en Tandil?
-No sé si tiene dificultad, por ahí lo que las chicas no tienen es una disciplina. Ocurre que venimos con el chip del travesti noche, trans noche; hay que cambiar ese estigma que la gente tiene para con nosotras. Todas venimos con una mente que hay que manipularla en el sentido de que tenés que estudiar, entonces yo no lo vería como una dificultad. Lo que sí veo, es que muchas ganas las chicas no tienen, porque es como que van a lo fácil, no porque tengan que sí o sí ir a trabajar, sino como que no tienen una rutina de levantarse todos los días, ir a buscar un trabajo, cumplir un horario.
-¿Ingresaste a trabajar antes de la sanción de la Ley?
-Sí, en mi caso particular, entré al Municipio de Tandil sin haber ninguna ley. Empecé a trabajar en el 2005 y la Ley se sancionó en el 2012.
Lo que les cuesta a las chicas es formarse para ocupar un cargo o un espacio, no solamente en el Municipio, sino en muchos lugares. Les cuesta formarse para un empleo como cualquier persona. Yo siempre digo que no te tienen que dar algo por lástima sino por la inteligencia que una tiene a la hora de asumir la responsabilidad de estar tanto en un ámbito público como privado.
(*) Esta nota forma parte de la serie de doce reportajes realizados bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Práctica Profesional 1 de la carrera de Comunicación Social para el desarrollo del ISFD y T 10 de Tandil, cada uno de los cuales eligió a un entrevistado.