Albert Speer: el “arquitecto de Hitler” y el legado del mito del “nazi bueno”
Durante su vida, Speer logró construir la figura del “nazi bueno”, una versión suya que, décadas después de su muerte, se desmoronó con las revelaciones de su implicación en los crímenes del régimen nazi.
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El 1 de septiembre de 1981, Albert Speer, el famoso arquitecto del Tercer Reich y exministro de armamento de Adolf Hitler, falleció a los 76 años, dejando un legado marcado por la controversia y la manipulación de su propia imagen. Durante su vida, Speer logró construir la figura del “nazi bueno”, una versión suya que, décadas después de su muerte, se desmoronó con las revelaciones de su implicación en los crímenes del régimen nazi.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUn encuentro inesperado con Simon Wiesenthal
El famoso cazador de nazis, Simon Wiesenthal, se encontró con Speer en los años 70, cuando el arquitecto ya había cumplido su condena en el juicio de Nuremberg y se dedicaba a limpiar su imagen. Fue en este encuentro donde Wiesenthal, aludiendo al conocimiento actual sobre los crímenes del régimen, le dijo a Speer: “Si en Nuremberg hubiéramos sabido lo que sabemos ahora, usted habría sido ahorcado”. Speer, visiblemente incómodo, no respondió, pues sabía que Wiesenthal tenía razón.
La defensa de Speer en Nuremberg
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En el juicio de Nuremberg, Speer defendió su papel en el régimen nazi alegando ser un tecnócrata, ignorante de los horrores de la “solución final”. Se declaró “no culpable” y presentó su trabajo como un acto de obediencia a Hitler, enfocándose únicamente en la parte técnica y olvidando las atrocidades cometidas por el régimen. Aunque su defensa fue eficaz en un principio, esa narrativa se desmoronó con el tiempo.
De arquitecto admirado a ministro de armamento
Nacido el 19 de marzo de 1905 en Mannheim, Speer creció en una familia de arquitectos y pronto se unió al Partido Nazi en 1931. Tras la designación de Hitler como canciller, Speer comenzó a trabajar para el régimen, primero como arquitecto y luego como Ministro de Armamento y Municiones en 1942. En este rol, implementó una serie de reformas que multiplicaron la producción armamentística alemana, usando trabajo esclavo y construyendo vastas infraestructuras subterráneas.
El mito del "nazi bueno"
Speer se presentó ante el mundo como un hombre apolítico que no tenía conocimiento de los crímenes del régimen nazi. Esta estrategia le permitió sobrevivir a Nuremberg, y con el tiempo, la imagen del “nazi bueno” comenzó a crecer, especialmente después de la publicación de sus memorias. Sin embargo, la figura de Speer como víctima de un régimen del que era ajeno comenzó a resquebrajarse a medida que las investigaciones sobre su implicación en los crímenes del Tercer Reich se profundizaban.
El documental que derrumbó el mito
En 2005, el documental Speer und Er (Speer y él), dirigido por Heinrich Breloer, presentó una nueva perspectiva de Speer, revelando que conocía los crímenes cometidos en los campos de concentración y que fue cómplice en el diseño de la futura capital del Reich, Berlín. A través de testimonios de sus propios hijos y entrevistas a expertos, quedó claro que Speer no solo era un colaborador consciente del régimen, sino que había sido fundamental en la planificación y ejecución de los crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad.
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