Primera Temporada, capítulo 4
HUERTA DOMICILIARIA: elegir las variedades preferidas para trasplantar, cosechar y consumir
Todas las semanas, un capítulo más en El Eco de Tandil, en la web y en nuestro canal de podcasts en Spotify.
Nos encontramos en lo que consideramos el cuarto paso para avanzar en la huerta domiciliaria. Si ya comenzaste a compostar, evaluaste las condiciones de tu espacio, definiste el mejor sitio para instalar tu huerto y conoces el tipo de tierra que tenés, ahora desde Hábitat y Conciencia te acompañamos para definir qué variedades son las óptimas para cultivar allí.
Recibí las noticias en tu email
Se podría decir que llega uno de los momentos más esperados del proceso. Pensar qué es lo que más consumimos, si preferimos optar por verduras para ensaladas u otras que sirvan más para cocinar o procesar a modo de conservas, e incluso si vamos a utilizar plantas aromáticas para condimentar, aprovechar en infusiones o incursionar en aceites esenciales.
Para tener un mejor panorama de las verduras, hortalizas o frutos a plantar, también vas a necesitar evaluar otras cuestiones vinculadas al clima del lugar donde estés y la dimensión del espacio.
En este tramo del proyecto Carolina Lissoni, de ElHama Huertas, recomienda que para empezar siempre es mejor adquirir plantines antes que semillas, para garantizarse el éxito del inicio. Además, ahondó en los detalles de cada una de las variedades posibles para ubicar tanto en espacios amplios como reducidos y vale decir que las opciones son muchísimas.
Elegir y administrar el consumo
Lo más importante a la hora de definir qué querés tener en tu huerta es obedecer a tus gustos, qué es lo que más comés y qué cantidades serán las convenientes. En ese caso, Carolina recomendó hacer una plantación espaciada y escalonada, para que no crezca todo al mismo tiempo.
Así, por ejemplo, si entre tus predilectas se encuentra la acelga –una de las más versátiles al momento de consumirla-, te resultará mejor trasplantar de dos a tres plantines en una primera etapa, con una distancia de 30 centímetros aproximadamente entre cada una, y a los 15 días colocar otra tanda más. De esta forma, cuando se terminen las hojas de las primeras, ya crecerán las siguientes y así sucesivamente.
Ya en materia de plantas que den frutos, como tomates, ajíes, berenjenas o el caso de los zapallos, arvejas, habas, con un ejemplar de cada uno vas a poder abastecerte por un tiempo considerable y prolongado, ya que los va madurando en diferentes momentos a lo largo de su ciclo de vida.
En cuanto a las aromáticas, medicinales, también conocidas como condimentos o especias, podemos decir que la mayoría de ellas son muy adaptables a cualquier suelo. Si bien hay algunas que necesitan buena exposición al sol, como las lavandas, casi todas van a crecer en el lugar que las pongas, siempre y cuando se esté atento a su buen desarrollo.
Así es que podés optar sin dudar para tener en suelo directo, en baldes, canteros verticales, bancales o lo que hayas dispuesto para hacer la huerta, por opciones como el romero, tomillo, mentas, cedrón, perejil o ciboulette, entre otras.
Estas plantitas no solamente te van a resultar para infusiones o zazonar la comida, sino que cada una cumple un rol asociativo y benéfico elemental para con las verduras, detalle en el que vamos a profundizar en el próximo capítulo.
Cultivar tus propios alimentos de manera casera (sea en la cantidad que sea) contribuye a reducir tu huella de carbono en el medio ambiente y hace que las frutas y verduras que obtengas estén libres de pesticidas y otros productos químicos. Además, el sabor de este tipo de cosechas suele ser más intenso y rico que aquellas frutas y verduras que compramos en los supermercados.
Con las plantas en la tierra
Una vez que elegiste las especies de tu preferencia, o que sean posibles plantar en el espacio que tenés, solamente queda llevarlas a tierra. Como dijo la agricultora, casi siempre es mejor empezar por adquirir plantines, así que es importante que cuando los trasplantes las partículas del lugar de destino estén bien sueltas para que las raíces tengan lugar para expandirse.
No te olvides de regar ni bien las pasas de lugar, para que la tierra se ajuste a la medida de la planta y no queden espacios con aire. Ahora, solamente será indispensable seguir de cerca su crecimiento para advertir que le falte o sobre algo. En este sentido, vale destacar que así como la escasez de agua es perjudicial, también lo es el exceso de riego.
Ya en el próximo episodio conoceremos un poco más sobre los cuidados elementales a seguir para proteger sus raíces, acompañar el buen crecimiento y los tipos de coberturas ideales.
Algunas de las variedades más prácticas para empezar
1. Zanahorias
Las zanahorias son una de las hortalizas de raíz que puedes plantar en casa de manera más sencilla y práctica. Además de poder cultivarse durante todo el año, este tipo de plantas crecen bien en los espacios con sombra, por lo que si tenés en tu jardín o terraza alguna zona con menos sol, podés destinarla a este cultivo.
Lo más importante a tener en cuenta es la humedad de la tierra y garantizar un riego constante (pero nunca en exceso), ya que no conviene que las partículas se lleguen a secar, pues podría perjudicar al resultado de la cosecha.
2. Pimientos
Los pimientos no necesitan muchos cuidados para germinar correctamente, ya que tan sólo requieren una buena exposición a la luz, de al menos seis horas diarias, y una humedad también constante. Podés iniciar su cultivo a principios del verano, ya que los pimientos suelen crecer bien por encima de los 24ºC.
Con los pimientos puedes hacer multitud de recetas deliciosas como lasañas, salsas, ensaladas… pero también puedes cocinarlos asados a la parrilla o rellenarlos de otros ingredientes. ¿Sabías que los pimientos son uno de los alimentos con mayor contenido en vitamina C?
3. Lechugas
Las lechugas son un comodín en las huertas y muy utilizadas principalmente en tiempos estivales para hacer refrescantes ensaladas. Su cultivo es simple y no requiere grandes cuidados. Una vez trasplantadas es importante ser constante con el riego, sin ser abusivo, y que tenga buena exposición a la luz natural.
Ésta es una de esas plantas que, como se consumen bastante y en volumen, conviene hacer una plantación escalonada para tener disponibilidad en distintos momentos.
5. Tomates
El tomate es uno de los cultivos que menos tiempo tardan en germinar. Por ello, si lo que estás buscando es que tu huerto casero crezca rápido, los tomates no pueden faltar en él, ya que serán los primeros en los que veas resultados. Eso sí, antes de nada deberás elegir qué variedad de tomate deseas cultivar, puedes elegir entre multitud de ellos.
Esta planta necesita recibir un riego prácticamente diario (con cuidado de no encharcar la planta) y garantizarle una exposición a la luz del sol de, al menos, ocho horas al día. Además, es importante –sobre todo en esta zona- cuidarla de las heladas al principio, porque sus frutos pueden interrumpir su madurez.
En el caso de los tomates, como es una variedad que toma altura, ya sea en maceta o a suelo directo necesitarás guiarla hacia arriba con algún palo, enrejado o soporte tutor.
5. Acelgas
Dada su gran capacidad de resistencia a un amplio rango de temperaturas, las acelgas se pueden cultivar prácticamente en cualquier época del año, aunque lo más común es hacerlo en primavera y otoño, ya que no conviene exponerlas a temperaturas inferiores a los 5ºC.
Es muy importante que a la hora de plantar acelgas lo hagamos en un sustrato fértil y que se mantenga siempre húmedo, por lo que requieren un riego constante. De lo contrario, nuestras acelgas no crecerían o tendrían un sabor bastante amargo. Otra de las características de las acelgas es que crecen muy rápidamente, ya que se pueden empezar a recolectar a partir de los 60 días.