El autoconocimiento, como valor fundamental para poder transitar un embarazo, parto y puerperio respetados
Semanas atrás se celebró en todo el mundo la Semana del Parto Respetado, sin embargo, para poder llegar a saber de qué se trata, una mujer necesita conocer una serie de aspectos que básicamente están dentro de ella misma.
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A la vez, esto permitirá, no solamente tener un alumbramiento de acuerdo a sus creencias y preferencias, sino lograr un acompañamiento en los meses de gestación también acorde a esos valores. Finalmente, si de ese “escucharse” hace un hábito, podrá continuarlo para obtener un puerperio basado en sus necesidades reales y alcanzar una conexión profunda con su niño.
Cada paso es importante, y personas como Ariadna del Castillo Kopprio tiene el don de escoltar, sostener, asistir con la generosidad de sus saberes a las madres en todos los procesos que crean necesarios. “Si el acompañamiento que deseamos es desde el respeto, comienza con el autoconocimiento, la autoescucha, y recién ahí se expande hacia la pareja, el círculo más cercano y luego a la crianza”, explicó, quien hace más de diez años trabaja desde el AyurYoga.
Empezar por uno mismo
En la semana alusiva al Parto Respetado, precisamente desde sus clases se enfocó a eso, siendo un tema que desde hace muchos años cobró relevancia y se ha ido logrando reconocer gracias al esfuerzo de muchas mujeres, para que tanto nuevas mamás como aquellas ya con experiencia, se enfrenten con otras herramientas y opciones al momento de dar a luz.
Consideró importante el tema del respeto, resaltando “que siempre empieza por uno mismo”, aunque advirtió que eso no ocurre si no hay una conciencia personal e individual. Entonces, a veces desde un lugar mental o de información como inicio, una se encuentra con movimiento libre, con contacto piel a piel, con poder estar acompañada por alguien de confianza, entre otras premisas que envuelven a esto que hoy es la Ley de Parto Respetado.
“Al no tener conciencia del propio cuerpo, ni antes ni durante el embarazo, es muy difícil llegar a esclarecer cómo sería un movimiento libre y a la vez pedirle al otro que nos acompañe en esas circunstancias”, explicó. Entonces, describió que entender la anatomía, conocer cómo es la vulva por donde va a salir ese bebé, permite saber cuáles son los movimientos y las posturas que podrán aliviar.
En este sentido, comprendió que muchas veces se deja el cuerpo a la merced del otro y recién después es posible entender que lo que la otra persona cree que podría hacernos bien, sin ser lo que en verdad nos gratifica. Así, señaló que cuando se exige respeto por parte del otro, es necesario preguntarse primero si una misma obedece sus propios tiempos, si es capaz de escucharse internamente.
Detalló que para conseguirlo hay muchas prácticas que permiten trabajar la escucha interna y desde allí entender y respetar lo que realmente se necesita como mamá, como mujer, y a partir de ahí decidir y actuar.
“Si el acompañamiento que deseamos es desde el respeto, comienza con el autoconocimiento, la autoescucha, y recién ahí se expande hacia la pareja, el círculo más cercano y luego a la crianza”, explicó.
Un proceso de transformación emocional
Para este empezar a descubrirse, las clases de ayuryoga prenatal pueden resultar una herramienta valiosa, porque ayudan a tanto a la madre como al padre (si se hace en conjunto) a plantarse para esa transformación que trae consigo un “volcán de emociones”.
Cuando trabaja en las clases, ya con los bebés dentro del vientre, la práctica se extiende más allá del cuerpo físico, apertura de caderas y reconocimiento del umbral de dolor o cómo reacciona cada mente; sino que también se enfoca en observar las emociones que florecen, porque son las que se empalman directamente con el sistema hormonal.
“Por eso es tan importante la preparación desde el yoga en el embarazo, porque en el momento del parto, son las emociones las que podemos usar a nuestro favor o nos pueden jugar en contra”, aclaró.
Identificó que habitualmente se habla solo de la oxitocina, que ayuda y genera un alumbramiento más placentero, incluso mayor dilatación. Sin embargo, planteó que a veces el miedo es grande e inhibe esa hormona, así sea que venga de una misma, de la persona de confianza que acompaña o del personal médico que esté al servicio.
Consideró que, aunque pueda sonar difícil no lo es, y significa aceptar que una como mujer ya está preparada para atravesar con confianza cualquier circunstancia que se presente. “Empoderarse”, dijo resumidamente.
Después de parir: el puerperio
Luego de que una mujer atraviesa toda la transformación del parir, debe prepararse para el puerperio “que es fuerte”, dijo, y no tiene que ver con lo meramente físico sino con volver a reconocerse como una persona nueva que, a la vez, se encuentra con ese ser recién nacido.
Permitirse abrir el corazón y dejar que las emociones sucedan, sean cuáles fueran, mientras vengan desde adentro, destacó como fundamental.
Una vez que se entiende la importancia de cada proceso, llegando a comprender la trascendencia que tiene el puerperio a conciencia con el entorno, se vuelve a trabajar el respeto dando lugar a obtener eso que cada una necesita en ese momento de tanta vulnerabilidad.
“No lo que leí por ahí que necesito, sino lo que realmente quiero”, aclaró, distinguiendo que hay madres que prefieren encerrarse, otras que precisan salir aunque sea 20 minutos y así diferentes deseos.
“Lo único que nos va a permitir escucharnos a nosotras mismas, es esa práctica previa de sintonizarnos, darnos el espacio, permitirnos quietud y acordarnos de que la respuesta está adentro”, reflexionó. Será entonces, de a poco, que se irá acomodando lo físico y lo energético, muy importantes en el postparto.
La experta identificó que los “miedos”, quizás naturales, se han intensificado a raíz de la situación que impuso la pandemia. A partir de esta coyuntura, los encuentros se están realizando de manera virtual y desde hace diez años que trabaja como profesora de Ayuryoga y acompaña en varios de los procesos o todos a las madres, incluso reveló que muchas se acercan desde que inicia la gestación y continúan buscando mantener esa conexión con el bebé ya nacido y crecido.
“La única certeza que queda es que la transformación comienza cuando uno logra conocerse a sí mismo en todos los niveles y tener el acto de valor, porque se requiere uno muy grande, de pasarlo al cotidiano”, compartió como reflexión final.