Por Graciela Canziani
Día Internacional de la Madre Tierra: ¿Por qué las abejas?
El anhelo de cada grupo humano es contar con una buena calidad de vida. Qué se considera una buena calidad de vida varía según el lugar, la época y la cultura, aunque sin duda se incluye bienes materiales como provisión de agua, alimentos, energía y habitación, también se consideran otros bienes como salud, educación, seguridad, vínculos sociales y culturales y, no menos importante, libertad de elección, equidad y espiritualidad. Son múltiples aspectos que integran lo material y lo inmaterial, y que implican también vivir en armonía con la naturaleza que nos provee.
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Más de tres cuartas partes de los cultivos alimentarios mundiales dependen en alguna medida de la polinización animal para obtener rendimiento y calidad en la producción. Los granos y cereales son generalmente polinizados por viento, pero alimentos como hortalizas, frutas y nueces, y granos como café y cacao, necesitan de los insectos polinizadores.
Se estima que las abejas, sean domésticas o silvestres, se encargan de la polinización de un 80 por ciento de los alimentos producidos en el mundo. La mala noticia es que su abundancia ha venido cayendo, bajando a valores alarmantes en el último par de décadas.
Una disminución sustancial de las poblaciones de polinizadores podría amenazar la producción de alimentos tanto para el consumo local como para los mercados mundiales.
Publicaciones científicas recientes indican que en 25 años la biomasa de insectos se ha reducido a un cuarto de lo que era. Se sabe que las abejas están muriendo por una variedad de factores: plaguicidas, sequía, destrucción y alteración del hábitat, déficit nutricional, contaminación del aire, calentamiento global y más. Los sistemas productivos dominantes son responsables de las dos causas directas más importantes: los plaguicidas y la pérdida de hábitat.
Los sistemas de producción echan mano cada vez más intensamente del uso de agroquímicos sintéticos biocidas cuyas moléculas son incontrolables una vez liberados al ambiente. Está demostrado que los plaguicidas tienen una amplia gama de efectos letales y subletales sobre los polinizadores y los insectos benéficos, y que llegan por deriva a los hábitats naturales del entorno de los cultivos.
La agroecología es la nueva forma de producir alimentos que permite la sustentabilidad, incrementando la materia orgánica y la microfauna en el suelo, preservando los hábitats silvestres y protegiendo a los polinizadores y a los insectos benéficos, favoreciendo al mismo tiempo la infiltración de agua, la producción de oxígeno y el control de plagas y enfermedades.
La agroecología, preservando los procesos ecológicos esenciales, restaura las poblaciones de abejas e incrementa la polinización, lo que a su vez mejora el rendimiento de los cultivos.
Nuestra capacidad para preservar la biodiversidad en general, y a las abejas en particular, tendrá un claro impacto no sólo para detener el deterioro de nuestra calidad de vida sino para asegurar su anhelado mejoramiento.