No siempre tenés hambre… a veces es otra cosa
Enriqueta Bottini te explica los diferentes tipos de hambre que puede experimentar el cuerpo.

¿Te pasa que comés y al ratito ya querés algo más? ¿O que abrís la heladera sin saber qué buscás? Tranquilo, no sos vos: es tu cuerpo, tu microbiota... y también tus emociones.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHoy te quiero contar sobre los tres tipos de hambre, para que puedas reconocerlos, entenderlos y tomar decisiones más conscientes.
1. Hambre homeostática: la verdadera hambre física
Es la que surge cuando el cuerpo realmente necesita energía y nutrientes. Tu estómago está vacío, bajan los niveles de glucosa, y se activan señales como la grelina (la hormona del hambre).
Aparece de a poco, podés comer casi cualquier cosa y te sentís saciado después.
¿Qué hacer?
- Escuchar a tu cuerpo.
- Comer lento, con atención plena.
- Incluir proteína, fibra y grasas saludables que te mantengan saciado.
2. Hambre emocional o hedónica: el hambre que siente el corazón
No nace en el estómago, nace en las emociones. Ansiedad, tristeza, aburrimiento, estrés... buscan consuelo en la comida, y sobre todo en alimentos ultraprocesados, dulces o salados.
Es repentina, antojadiza, y sigue incluso si ya comiste.
¿Qué hacer?
- Preguntarte: ¿tengo hambre o tengo una emoción?
- Buscar otra forma de regular lo que sentís: respirar, salir a caminar, llamar a alguien, escribir.
- Practicar el autocuidado sin castigos ni culpa.
3. Hambre por microbiota: lo que piden tus bacterias
¿Sabías que las bacterias del intestino pueden influir en lo que se te antoja? Una microbiota alterada (por ultraprocesados, antibióticos o falta de fibra) puede pedirte más de lo que la alimenta: azúcares, harinas, comida chatarra.
Este tipo de hambre es impulsiva, repetitiva y muchas veces inexplicable.
¿Qué hacer?
- Mejorar la diversidad de tu microbiota: más verduras, frutas, legumbres, alimentos fermentados y fibras.
- Menos ultraprocesados, edulcorantes, conservantes y exceso de azúcar.
- Dormir bien, moverte y manejar el estrés (sí, también impacta en tu flora intestinal).
¿Con qué te podés quedar hoy?
- No toda hambre es igual.
- A veces lo que necesitás no es comida: es pausa, autocuidado, descanso, conexión.
- Comer con consciencia es el primer paso para volver a tu equilibrio natural.
Tips para llevarte a casa
- Antes de comer, preguntate: ¿tengo hambre real o es otra cosa?
- No hagas dieta. Alimentate mejor.
- Armá platos coloridos, con fibra, proteína y alimentos reales.
- Cuidá tus emociones. Si no las escuchás, te las vas a comer.
- Alimentarse bien no es comer menos. Es elegir con más amor hacia vos mismo.