Vientos de Libertad: Un faro comunitario ante la creciente problemática de consumo
Brenda Dispatro y Gabriela Badenas de Vientos de Libertad Tandil, una rama del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE), que desde hace 7 años trabaja en la salud comunitaria y la problemática de consumo en Tandil.
En la ciudad de Tandil, Vientos de Libertad emerge como una organización social fundamental que aborda de manera integral la problemática del consumo y la salud comunitaria. Esta rama del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) nació hace siete años en el barrio Villa Aguirre, respondiendo a la urgente demanda de madres preocupadas por sus hijos que atravesaban situaciones de consumo. Ante la falta de respuestas efectivas en otros espacios, estas madres encontraron en Vientos de Libertad un lugar de contención y acompañamiento.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa organización comprende la problemática del consumo como la punta de un iceberg, detrás del cual se esconden otras dificultades relacionadas con el acceso a la salud, el trabajo, la educación y situaciones de violencia. Por ello, su abordaje es integral y busca trabajar en todas estas aristas. Inicialmente, Vientos de Libertad comenzó su labor territorial en Villa Aguirre y luego se expandió a Movediza, llegando finalmente a establecer una casa convivencial que hoy en día tiene un cupo completo de 20 personas y una lista de espera. Esta casa, única en su tipo en la región, recibe a personas no solo de Tandil, sino también de localidades vecinas como Miramar y Necochea.
Además del dispositivo convivencial, Vientos de Libertad trabaja con procesos ambulatorios en sus espacios barriales, donde también atienden a menores de edad, respondiendo a la demanda existente. Su labor se caracteriza por la insistencia en el acompañamiento y la articulación con servicios locales y zonales, reconociendo las complejidades que implica trabajar con jóvenes en esta situación.
A pesar de la creciente demanda y la realidad palpable del aumento del consumo problemático en la ciudad, Brenda Dispatro y Gabriela Badenas, integrantes de Vientos de Libertad, señalan la falta de acompañamiento estatal a nivel nacional, provincial y municipal. Sostienen su trabajo gracias a un convenio con la SEDRONAR, cuya continuidad es incierta. En sus inicios en 2018, prácticamente no existían dispositivos territoriales en Tandil que abordaran esta problemática, siendo las organizaciones sociales como Vientos de Libertad quienes tomaron la iniciativa.
El enfoque de Vientos de Libertad se basa en lo comunitario, integrando profesionales como trabajadores sociales y psicólogos, pero también valorando la experiencia de compañeros que han atravesado o tienen familiares que han atravesado la problemática del consumo. Para la organización, sin tierra, techo y trabajo no hay rehabilitación posible, y en el contexto actual, el acceso a estas necesidades básicas se vuelve cada vez más difícil.
A pesar de las dificultades, Vientos de Libertad ha logrado dar respuestas y acompañar a muchas personas, generando vínculos que perduran más allá del alta formal. Hacen un llamado a la comunidad de Tandil a abrir los ojos y mirar hacia el costado, entendiendo que cada uno, desde su lugar, puede contribuir a transformar esta compleja situación. La existencia de una casa convivencial que alberga a 20 personas y se sostiene por una organización social durante tres años, en un contexto de escaso apoyo estatal, es un testimonio del compromiso y la necesidad del trabajo que realiza Vientos de Libertad en Tandil. Para acceder a sus servicios, las personas deben acercarse a sus centros barriales ubicados en Basílico 1571 y Los Tulipanes 2224.
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