Argentina sin CEPO: ¿Es bueno o malo para la economía?
Gustavo Símaro nos explicó las implicaciones del levantamiento parcial del CEPO cambiario en Argentina. Si esta medida es beneficiosa o perjudicial para la economía argentina, abordando temas como la liberación del dólar y su fluctuación dentro de bandas, el impacto en la inflación y los precios, las condiciones para la inversión extranjera, la situación de las utilidades empresariales, y la necesidad de reformas complementarias como la reducción de impuestos y la desburocratización.
Argentina avanza hacia la normalización cambiaria con el levantamiento parcial del CEPO, una medida que, según el análisis del experto Gustavo Símaro, es necesaria pero no suficiente para la salud económica del país. Si bien se está muy cerca de la eliminación total del cepo, aún existen regulaciones como la exigencia de que los capitales extranjeros permanezcan en el país al menos seis meses. Además, las utilidades generadas por las empresas y retenidas durante años se canjearán por bonos, impidiendo su remisión inmediata al exterior.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEsta liberación del mercado de cambios, aunque parcial, implica una flotación del dólar dentro de bandas que se irán ampliando, con la perspectiva de una eventual eliminación total de estas restricciones. Si bien algunos temen un aumento inmediato de precios, Símaro aclara que no es el levantamiento del CEPO en sí mismo, sino la liberación del dólar, la que podría generar esta dinámica. Sin embargo, advierte sobre la importancia de no convalidar precios excesivos, ya que los consumidores están más informados y las empresas se arriesgan a perder competitividad en un mercado con mayor oferta.
El experto señala que la normalización económica se alcanzará cuando Argentina logre niveles de inflación anual similares a países vecinos como Uruguay o Perú, y cuando la variación del dólar no impacte directamente en los precios. Reconoce que el aumento de la inflación, aunque motivo de queja, es una señal positiva de que la sociedad ha dejado de naturalizarla.
Símaro critica la falta de matrices de costos en muchas pequeñas y medianas empresas, lo que dificulta la comprensión del impacto real de las variaciones cambiarias en sus estructuras de precios. En este sentido, considera que los contadores públicos tienen una corresponsabilidad y un trabajo pendiente en asesorar a las empresas en esta área.
En cuanto al alivio económico para la población, Símaro lo plantea como un proceso a mediano plazo, similar a la recuperación de un paciente en terapia intensiva. Si bien algunas medidas pueden tener consecuencias negativas iniciales para ciertos sectores, como la reducción del empleo público, son necesarias para la mejora general de la economía. No obstante, se muestra cruelmente realista sobre la situación de los jubilados, admitiendo que la posibilidad de que cobren lo que realmente deberían es una problemática sin solución en el corto plazo, debido al uso de los fondos previsionales para otros fines y a la falta de aportes al sistema.
A pesar de los desafíos, Símaro se declara optimista en lo económico, creyendo que la población ha comprendido la escasez de recursos y la necesidad de una asignación eficiente. Sin embargo, subraya la urgencia de acompañar el levantamiento del CEPO con reformas impositivas que reduzcan la carga tributaria a nivel municipal, provincial y nacional, así como una desburocratización integral. También considera fundamental una reforma laboral que flexibilice el mercado y motive la contratación de empleados, aunque reconoce la paradoja de que en algunas regiones como Tandil ya existe una demanda insatisfecha de mano de obra. En este contexto, enfatiza la importancia de la capacitación y la reconversión laboral ante los cambios tecnológicos y la globalización.
Finalmente, Símaro concluye que el levantamiento del CEPO es un paso prioritario en lo económico y que genera mejores condiciones para la llegada de inversiones y la creación de empleo genuino, aunque factores políticos y formas de expresión de algunos actores podrían generar incertidumbre. Insiste en que el capital busca las mejores condiciones para invertir, y en este sentido, Argentina necesita ofrecer un panorama favorable a largo plazo.