FRASES EN LA HISTORIA
Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya una escuadra mayor
Por Daniel Xodo
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(Blas de Lezo, almirante español, 1689-1741)
A principios del siglo XVIII el Imperio Español tenía ya signos de decadencia. Inglaterra no se resignaba a los beneficios económicos obtenidos en la paz de Utrecht y buscaba aumentar su poderío, logrando posiciones estratégicas en el Caribe donde poseía algunas islas, entre ellas Jamaica.
Los corsarios (piratas que robaban para alguna corona) y el contrabando en América eran ingentes fuentes de recursos y expansión de su dominio en los mares. La corona británica buscaba debilitar y quitar el dominio español en América.
Blas de Lezo y Olabarrieta pertenecía a una familia de marinos y se había criado en un pueblo cuya vida estaba volcada al mar. Dado que su herencia iba a ser escasa por no ser el hijo mayor, se embarca como guardiamarina al servicio de un noble francés. En tiempos en los que Luis XIV se convertía en el monarca más importante de Europa y defendía la llegada de un Borbón al trono español, le tocaría combatir en la guerra de Sucesión Española. Participa de una gran batalla naval frente a las costas de Málaga, en donde un cañonazo le destroza la pierna que le amputan debajo de la rodilla sin anestesia.
Luis XIV lo asciende a Alférez por su valor en la batalla. Le ofrecen ser asistente de cámara en la corte real pero rehúsa y continúa en el mar. Le conceden el mando de una nave apresada luego de un combate. Poco después, pierde el ojo izquierdo defendiendo la fortaleza de Santa Catalina de Tolón. Y en un asedio a Barcelona, recibe un balazo que le inutiliza el brazo derecho.
A los 26 años, tuerto, manco y con una pata de palo, es enviado a combatir corsarios y proteger las naves españolas que transportaban bienes desde y hacia América.
Toda su vida transcurre en acciones bélicas memorables, apresando barcos enemigos y también enfrentado con algún superior que recela de su valiente y notable comportamiento.
Pasó unos años en el Mediterráneo como escenario de sus luchas y luego retornó a América como Comandante General de Cartagena de Indias.
La rivalidad con Inglaterra, las limitaciones que la guardia costera imponía al contrabando y las quejas de comerciantes ingleses favorecen el camino a una guerra que se llamará la Guerra del Asiento o Guerra de la Oreja de Jenkins.
Ese nombre surgió cuando un capitán español apresó un barco mandado por Robert Jenkins y le cortó la oreja al inglés diciéndole: “Aquí está tu oreja, tómala y llévasela al rey de Inglaterra, y dile que lo mismo le haré si a lo mismo se atreve”. Todo un “casus belli”. Inglaterra envía una enorme flota, toma Portobelo, en Panamá, y su comandante se burla de los españoles en una carta a Blas de Lezo, quien le responde desafiante.
El 20 de abril de 1741, 180 ciento barcos y más de 30 mil hombres atacan Cartagena, defendida por 3 mil hombres y sólo 6 barcos. Las defensas hunden 50 barcos de la escuadra inglesa. No logran tomar la ciudad, pero destruyen todas las defensas que pueden, y con numerosas bajas y la tropa enferma, se retiran.
El almirante inglés Edward Vernon envió una última carta a Lezo: “Hemos decidido retirarnos pero para volver pronto a esta plaza, después de reforzarnos en Jamaica”. A lo que Lezo respondió con ironía: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta sólo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres”.
En Inglaterra ya habían sido acuñadas medallas celebrando anticipadamente una victoria que fue, finalmente, una de las peores derrotas británicas de la historia.
Blas de Lezo, herido en una mano y en el muslo, y enemistado con el virrey, muere pocos meses después, a causa de una sepsis, no habiendo recibido ninguna recompensa por su acción.
En el año 2014, el alcalde de Cartagena se ve obligado a quitar una placa en conmemoración de los ingleses caídos durante el asedio, que había sido colocada poco antes por el entonces príncipe Carlos y su esposa Camila y que los cartagineses consideraron ofensivo a la memoria de españoles y cartageneros.
Los pueblos no olvidan a sus héroes.