DESDE ESTADOS UNIDOS
“Un deportista de élite sin kinesiólogo es como un auto de Fórmula 1 sin mecánico”
La sentencia es de Juan Pablo Pagano, kinesiólogo en los circuitos ATP y WTA de tenis. Un racconto sobre su ciclo en Tandil, el detalle su trabajo actual desde Miami y la implicancia de lo emocional en cuestiones físicas.
Desde la kinesiología, Juan Pablo Pagano es parte de los circuitos ATP y WTA que regulan el tenis mundial de élite.
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Nació en Carmen de Areco y durante años estuvo radicado en Tandil. Actualmente, Miami es la ciudad en la que reside, en procura de desenvolverse en un punto favorable pensando en su actividad laboral.
A lo largo de los últimos años, ha trabajado con jugadores como Juan Martín Del Potro, a quien ayudó en una de sus rehabilitaciones, Diego Schwartzman y “Machi” González; como también con algunas de las máximas exponentes del tenis femenino, tales los casos de la belga Elise Mertens y la rusa Veronika Kudermétova.
En un extenso diálogo con El Eco Multimedios, “Pollo” Pagano abarcó diversos temas:
-¿Cómo llegaste a Tandil?
-Nací en Carmen de Areco. Estudié kinesiología y osteopatía en UBA. En 2011, Estela Fernández, quien tenía un consultorio en Tandil, nos hizo una propuesta a mí y a mi esposa Ana Magnasco, para manejar su consultorio. Fue así que fundamos Kinos Tandil.
-¿Cómo fue tu actividad laboral en Tandil?
-Trabajamos en muchas áreas, pero principalmente en deportes como atletismo, rugby y tenis. Con atletas como Luján Urrutia y Diego Simon. Pero, principalmente, mi enfoque era mi trabajo como osteópata deportivo dentro del circuito ATP con jugadores como Juan Mónaco, Juan Martín Del Potro, Federico Delbonis y Máximo González.
Tomo a Tandil como mi ciudad también, allí me hice de grandes amigos, con lo cual me siento parte de ella.
Con la rusa Kudermétova.
-¿Por qué te radicaste en Miami?
-Porque es base de todo el tour del tenis. Es un buen punto, donde las distancias se acortan, además “Pico” Mónaco está viviendo en Miami y él me convenció de que esa ciudad es un buen punto para hacer base y trabajar en el tenis mundial. Acá estamos en Key Biscayne, una isla donde hay muchos argentinos y la vida es muy agradable, además de muy parecida a la de Argentina.
El circuito, desde adentro
-¿Qué es lo que más te gusta del circuito y qué cosas no te agradan?
-Lo bueno es que conocés muchas ciudades del mundo. He hecho buenos amigos, vas descubriendo culturas nuevas, lo que te abre un poco la mente pero hasta cierto punto, porque el circuito no deja de ser una burbuja que va rodando alrededor del mundo. Los jugadores y su equipo van ahí dentro, y no conectan mucho con la ciudad y su gente. Es aeropuerto-hotel-club y eso que fue lindo en un principio te empieza a desgastar, estás lejos de tus afectos, los aeropuertos empiezan a cansar…
-¿Cómo es tu actividad actualmente?
-Estoy trabajando en el tour WTA (tenis femenino) con jugadoras como Elise Mertens, quien llegó a ser top 12 del ranking, Veronika Kudermétova top 9 y Aryna Sabalenka número 2 del mundo. Sigo ayudando en el ATP Tour, durante algunas semanas, a Diego Schwartzman.
Junto a la belga Mertens.
-¿Con qué otros jugadores del tenis profesional has trabajado?
-Con Juan Martín Del Potro, durante su recuperación en Miami. Con los españoles Feliciano López y Fernando Verdasco. Hoy estoy también en el tenis femenino conviviendo con jugadoras de Rusia y Bélgica, es una muy linda experiencia porque conocés diferentes culturas, distintas perspectivas a la hora de trabajar y de abordar un tratamiento.
-¿Cuál es tu rol en el tenis?
-Hoy, como kinesiólogo dentro de un equipo de trabajo, tengo un rol fundamental en el cuidado del atleta. La primera cara que el tenista ve a la mañana es la mía y la última cara que ve en el día también es la mía. Durante los torneos, somos los primeros que estamos y los últimos que nos vamos. Hay días, cuando el tenista juega en el último turno, que terminamos trabajando a las 2 de la mañana, cerrando un día que arrancó a las 9 am en el gimnasio o la camilla. Para mí, es súper importante arrancar la mañana haciendo un buen trabajo de movilidad, de respiración, de conciencia corporal y, luego, de activación. Y, ya al final del día, trabajar sobre las descargas y la recuperación.
Hoy el tenis se ha vuelto tan físico que es necesario hacer todo este trabajo desde la mañana y, sobre todo, la recuperación a fin del día para recuperar todo el gasto tendinoso, muscular y mental.
Ayudar al jugador a encontrar su máximo nivel es una de las metas, no solamente trabajo desde la parte de recuperación sino que es un abordaje integral, desde el cual tenés que convivir con el jugador, hacer que el día a día sea mucho más ameno. Además de trabajar en la recuperación con técnicas manuales, lo hago mucho desde la parte de contención y haciendo que llegue a competir con su cabeza pensando en su tenis y no en su cuerpo y sus dolores. El 90% de los jugadores compite con algún tipo de dolor, el tenis es un deporte extremadamente mental, técnico y de precisión, donde cada molestia o incomodidad será un ruido constante en su cabeza que puede hacerle perder su foco. En momentos de máxima tensión, puntos importantes, reducir ese ruido mental es parte de mi trabajo. Tengo que lograr que el jugador disponga de su cuerpo sin pensar en sus lesiones o dolores, ahí está la llave del kinesiólogo.
-¿Qué diferencias encontrás entre el circuito femenino y el masculino?
-Lo veo mucho más duro y difícil al femenino, en general las tenistas pasan por una experiencia más solitaria en comparación con los varones, las jugadoras enfrentan diferentes obstáculos, se las ve mucho más vulnerables y necesitan más contención y apoyo para mejorar en diferentes aspectos, tanto en la cancha como fuera, es importante transmitir a las jugadoras la importancia de dedicar tiempo a actividades fuera del tenis que les permitan desconectar, ayudar y disfrutar de momentos de relajación. Les trato de transmitir que se permitan cortar con la rutina de hotel-torneo-hotel y explorar otro ambiente, participar en actividades como una cena con amigas, ir al cine, asistir a obras de teatro o conciertos, puede parecer simple pero para muchas jugadoras es difícil permitírselo, por eso trato de que desconecten de sus dolores o molestias, que tengan un cambio de oxígeno para sus neuronas y vuelvan recargadas para el siguiente entrenamiento.
-¿Creés a Juan Martín Del Potro capaz de regresar al alto rendimiento?
-Tiene un corazón y una energía enormes. Es una persona que puede volver sorprender a todos, ha pasado por momentos muy duros y ha sabido llevarlos muy bien. Es un atleta mentalmente fuerte que no quiere bajar los brazos y dejar de intentar, quizá lo tengamos en el US Open. Nos podría sorprender gratamente.
Indispensable
-¿Cuán importante considerás la kinesiología en el tenis? ¿Y en el deporte en general?
-Un deportista de élite sin kinesiólogo es como un auto de Fórmula 1 sin un mecánico, imposible.
Hoy en el deporte profesional de equipos MLS (fútbol), NFL (fútbol americano) y NBA (básquetbol) es obligatorio tener dos kinesiólogos y dos asistentes de kinesiólogos por equipo para competir.
Partiendo de la base de que el alto rendimiento NO es salud, el cuerpo siempre está trabajando por encima de los límites fisiológicos, ahí está el rol del kinesiólogo tratando de balancear esos desequilibrios que generan el entrenamiento y los torneos. Hoy, en la alta competencia se gana en los mínimos detalles y nosotros, como kinesiología, trabajamos en ellos, hoy el rol va más allá de la recuperación y rehabilitación, va en trabajos de biomecánica, en tareas posturales, de conciencia, respiración... En resumen, el preparador físico lo lleva al extremo y nosotros tenemos que hacer que el cuerpo esté listo para recibir esa exigencia con la menor cantidad de lesiones posible.
El deporte recreativo es otra cosa y se trabaja con diferentes objetivos, mucho más saludables.
Pagano, trabajando en Roland Garros.
-¿El jugador profesional siempre es disciplinado a la hora de trabajos preventivos o de recuperación, o incluso en el más alto nivel hay algunos haraganes?
-Yo creo para llegar a ser profesional es imposible ser haragán, toda tu formación desde niño, la constancia, el esfuerzo y sacrificio que tenés que hacer para llegar es muy grande, el precio que pagás es altísimo, dejar amigos, familia y fiestas para llegar a ser profesional. Si no tenés la cabeza muy enfocada no llegás, por más talentoso que seas.
Sí hay diferentes perfiles de atletas, algunos más relajados y otros más obsesivos, pero todos han tenido que trabajar duro.
-¿Cómo fue trabajar durante la pandemia?
-Difícil, demasiado estrés en los aeropuertos, en los torneos, mucho miedo al confinamiento en que quedabas si dabas positivo, fue un momento raro en el tenis, mirás atrás y decís “qué locura”.
Lo emocional en las lesiones
-¿Cuán influyente es lo emocional en las lesiones?
-Detrás de cada lesión hay muchos factores, tenés el contexto en el que está viviendo el jugador, el entorno del que está rodeado, eso va a influir sin dudas en su carga emocional, en su rendimiento y hasta en una lesión. Creo que el factor emocional puede influir de una manera tan grande que hay ciertas lesiones que son 100% emocionales, como otras que son más físicas.
-¿El calambre de Alcaraz en Roland Garros fue generado por algo más mental que físico?
-Es un ejemplo donde el contexto marca un estrés tan grande que puede alterar el metabolismo muscular y producir un calambre generalizado. Si la carga mental es muy grande, sin dudas que la energía va estar puesta en otro lado y no en la parte muscular. Así, es difícil que el cuerpo responda.