Tras las huellas de José y su nobleza gaucha

“A Tik Tok no lo maneja el algoritmo sino la política”, dice Mario Pergolini y argumenta que los chicos de China ven permanentemente en sus celulares el trabajo de ingenieros e investigadores, mientras los de acá consumen puro entretenimiento.

¿Qué sucedería si de este lado miles de jóvenes ojos se dejaran seducir por las microhistorias provincianas como las de José Perniola, el zinguero hincha de San Lorenzo al que llamaron desde el club Defensa hace más de medio siglo para contratarlo, respondió que a las entidades sin fines de lucro él no les cobraba por su trabajo y siguió toda su vida en la institución como dirigente? Es imposible calcular los efectos que generan hombrías así, aunque hoy la entidad de avenida Rivadavia sigue creciendo, extendiendo el horizonte de posibilidades, tras la siembra de innumerables gestos solidarios como aquel. 

Como los rayos que caen a la tierra para generar nitrógeno, aunque pocos lo adviertan, hay obreros de las causas populares que llegan, iluminan y un día parece que no están más, aunque en realidad continúen su labor porque todo está guardado en la memoria colectiva.

Hoy su hijo Daniel, que hace años tomó la posta y sigue invirtiendo su tiempo por un mundo fraterno desde un escenario con canchas de bochas, voley y billar, recibió un cuadro que recuerda algo de todo esto e intenta alumbrar, como lo hace la nostalgia alegre, nuevos sueños barriales.

En la imagen que acompaña este texto, Daniel Perniola, presidente de Defensa Tandil, recibe el cuadro con la imagen de su padre en el libro Alas Negras de la peña de San Lorenzo escrito en 2018 por el periodista Alejandro Latorre, quien se retirara de la agrupación azulgrana luego de treint años de militancia para continuar siendo parte de proyectos como Spica, un museo de la palabra con la lupa sobre el heroísmo lugareño. Junto a ellos, en los extremos, Osvaldo Victorero, otro exdirigente de la agrupación sanlorencista; en la derecha, Enrique Bruno, vocal de Defensa.