Tandil, una ciudad con dos Pumas
A pesar de tener solo tres clubes y una acotada cantidad de jugadores, aporta a Rodrigo Bruni e Ignacio Calles al actual plantel del seleccionado
En una lista integrada por mayoría de jugadores de Buenos Aires, Rosario, Tucumán, Córdoba y Mendoza, en el plantel de 45 jugadores que definió hace unas semanas Mario Ledesma para enfrentar el Rugby Championship, sin duda llama la atención la presencia de dos tandilenses. La capacidad de Rodrigo Bruni e Ignacio Calles para ser considerados como integrantes de Los Pumas está fuera de discusión, pero lo que amerita buscar algún tipo de explicación es que ambos provengan de una ciudad intermedia como Tandil, con una acotada cantidad de jugadores distribuidos en solo tres clubes, que con mucho esfuerzo sostienen su participación en los torneos de la Unión de Rugby de Mar del Plata.
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Un análisis apresurado puede llevar a considerar estas convocatorias como un hecho fortuito, una casualidad fruto del potencial individual de dos jugadores que coinciden en el máximo nivel del rugby mundial. Lo cierto es que el rugby tandilense viene mostrando indicios de su buena calidad formativa desde hace muchos años, con permanente presencia en todos los seleccionados de la URMDP y con jugadores que se destacan en diferentes equipos del campeonato de la URBA, la Unión más poderosa del país.
Cada año, los clubes de Buenos Aires reciben a muchos juveniles tandilenses que deciden mudarse para estudiar, pero con la firme intención de sumarse a algún club. Belgrano Athletic sin dudas es uno de los más elegidos. En algún momento hubo cinco serranos en la formación titular de Primera división. Gonzalo Usandizaga fue uno de los pioneros en el club de Virrey del Pino, y luego se fueron sumando jugadores como Sebastián Gastaldi, Marcos Guazzelli (ambos integraron el seleccionado nacional de Seven), Eduardo Christensen, Federico Mourrut, Juan Pablo Osa, Maximiliano Berardozzi, Luciano Rife o Lucas Feldman. Agustín Gómez Di Nardo, que tuvo un paso por Argentina XV, y Leandro Magneres, siguen hoy en día en el plantel superior, y juveniles como Juan Brescia (ex Los Cardos) o Mateo Etchecoin (Los 50) vienen golpeando la puerta para tener más protagonismo en la próxima temporada. En 2005, Juan Berges, se consagró campeón con el CASI, y en 2018, Bernardo Quaranta y Andrés Mercanti, otros dos productos de Los 50, formaron parte del título de Alumni. Nicolás Fernández (Los 50) y Maximiliano Alonso (Los Cardos) fueron parte importante del ascenso de Los Tilos al URBA Top 12, y cada fin de semana muchos tandilenses integran las diferentes categorías de clubes de Buenos Aires, imponiendo su protagonismo.
Esa enumeración sirve para comprobar que el rugby de la ciudad viene produciendo buenos jugadores desde hace mucho tiempo. Y esa formación está reforzada en estos últimos años con la organización de alta competencia que fluye desde las uniones hacia la UAR.
Formación y reclutamiento
El sistema de alta competencia de la Unión Argentina de Rugby se nutre de los Ciar (Centro Integral de Alto Rendimiento) de cada una de las uniones, que en el caso de Mar del Plata, tiene una subsede en Tandil. Eduardo Etcheto, el director general del Centro de la URMDP, explica cómo se articula la formación y reclutamiento:
“Es un aspecto que venimos trabajando hace mucho tiempo y tratamos de ir mejorándolo, ir abarcando cada vez más áreas. Tenemos un programa que comenzamos el año pasado, con un reclutamiento en la primera parte del año de chicos de 15, 16 y 17 años. Vienen al Ciar, realizan prácticas generales y evaluaciones nutricionales, además de un trabajo similar desde el área física. Ese programa finaliza con una serie de partidos y nos permite tener una foto más clara de los jugadores que los clubes nos sugieren, además de los que vemos jugar cada fin de semana. Nuestra captación está basada en las sugerencias de los directores de rugby de los clubes, que a su vez las reciben de sus entrenadores, más el programa de reclutamiento. De ahí salen los jugadores que quedan dentro del sistema y los vamos preparando para los diferentes torneos nacionales y los seleccionados. Estamos muy conformes con este sistema, pero siempre buscamos mejorarlo, encontrar cosas nuevas, investigando. Tenemos muy buena comunicación con los clubes, hay un grupo grande de entrenadores que participan del Ciar es muy difícil que se nos escape algún jugador con características de selección o que muestre su deseo ferviente de querer algo más a nivel deportivo”.
Etcheto destaca el aporte que hace Tandil a la formación de jugadores: “No me sorprende el desarrollo de Rodrigo y Nacho. Siempre fueron dando pasos firmes en su formación como jugadores. Cómo han trabajado y los desafíos que han asumido para seguir creciendo a nivel deportivo. Nosotros desde el primer día que se creó el Ciar entendimos que Tandil es una ciudad donde hay una muy buena población de jugadores, con tres clubes que trabajan mucho para mantenerse organizados y tratar de hacer las cosas bien. Y termina siendo un lugar muy importante para la captación de jugadores para los seleccionados. En los últimos 10 años de seleccionados juveniles en todos ha habido una participación muy importante de jugadores de Tandil y por eso la consideramos una plaza muy importante”.
Luciano Pérez, entrenador de Los Cardos y uno de los responsables de las prácticas que cada semana realizan jugadores seleccionados de los tres clubes locales, y que son monitoreados desde la URMDP: “Hoy en día, los chicos tienen intercambios con otras academias y eso le permite tener más chances de ser observados. Creo que en Tandil tenemos cosas que nos benefician. Trabajamos con un número menor de jugadores que los equipos de uniones o ciudades más grandes. Eso hace que tengan mayor atención en cuanto al trabajo, más repeticiones, que se puedan corregir con más efectividad los errores y el jugador pueda mejorar mucho más. Esa es una ventaja. Además, es más fácil llegar desde Tandil a una concentración nacional, se los ve más fácil que en Buenos Aires, donde a veces se pierden entre tanta cantidad de jugadores. Hoy las capacitaciones y el conocimiento están al alcance de todos y es algo que se acentuó con la pandemia. Al tener un centro en Tandil, los jugadores tienen la chance de entrenar de diferentes formas, y a su vez lo vuelcan en sus clubes, lo que enriquece a todos”.
Nicolás Sorbi, jugador de Uncas y entrenador de divisiones juveniles, es otro de los encargados del Centro de Rugby de Tandil, y deja su impresión sobre la presencia de dos tandilenses en el seleccionado: “No sé si es casualidad. Es raro que en una ciudad con tres clubes haya dos jugadores en Los Pumas. Pero hay muchos jugadores de acá en el alto nivel en Buenos Aires y esa es una señal. Creo que los tres clubes se han tomado muy en serio la preparación y la formación de sus jugadores. Y es una suerte tener un centro de rugby en Tandil, porque les suma a muchos chicos más cantidad de estímulos y una mejor preparación. Y eso cambia también la mentalidad de los jugadores, ven de otra forma el deporte y empiezan a pensar en hacer un camino en el rugby. Los entrenamientos en sus clubes son cada vez mejores y eso sumado a la constante capacitación de los entrenadores hace que salgan mejores jugadores. Si eso se mantiene, va a seguir dando sus frutos”.
Sin embargo, Sorbi no soslaya un problema que, más allá de mostrar el buen nivel de formación de los jugadores locales, perjudica la calidad competitiva de los tres clubes. Porque el éxodo de juveniles hace que los planteles superiores tengan problemas de calidad y cantidad de jugadores: “Nos pasa que los chicos terminan la secundaria y enseguida quieren irse a Buenos Aires para jugar al rugby. Creo que deberían enfocarse en destacarse en su club, llegar a jugar en la Primera, tratar de jugar en un seleccionado de la Unión. Esos primeros pasos son fundamentales. Creo que recién ahí deberían pensar en dar un salto al rugby de la URBA. Sería muy beneficioso para los clubes de Tandil, porque podrían tener más tiempo a sus mejores jugadores, y para ellos mismos, porque llegarían con otra base a un nivel superior de rugby como es el de Buenos Aires”.
“Nacho” y Rodrigo
Calles y Bruni llegaron a Los Pumas por diferentes caminos. “Nacho” fue el último en ser convocado, después de integrarse al sistema de alto rendimiento desde muy joven, y jugar dos Mundiales Sub 20 con Los Pumitas e integrar el plantel de Argentina XV. Pero el llamado llegó varios años después, por su buena actualidad en Section Paloise, uno de los protagonistas del Top 14 de Francia. Rodrigo no fue tenido en cuenta por los seleccionados juveniles nacionales, más allá de que disputó el Argentino con buenas actuaciones, y solo después de un par de temporadas en San Luis se le abrieron las puertas de Argentina XV, Jaguares y del seleccionado, donde tuvo su debut en la gira europea de 2018.
Pérez y Sorbi, que conocen sus pasos desde muy temprano en el rugby, cuentan cómo fue su evolución: “Nacho ingresó al sistema a los 16 años, casi al mismo tiempo de la creación del Ciar. Jugó el Campeonato Argentino juvenil, lo vio “Pancho” Rubio, que lo conocía porque su hermano Roberto fue entrenador de Los Cardos, y lo empezó a tener en cuenta con la condición de que tenía que pasar a jugar de primera línea. Ese último año en Tandil empezó a viajar a las Concentraciones de Los Pumitas y no faltó a ninguna”, explica Pérez.
“Alguna vez ‘Pancho’ Rubio me dijo que los jugadores del interior siempre se creen menos. Van a una Concentración y llevan los botines sucios, llegan con cara de dormidos, no presta atención, no les gusta que los cambien de puesto. Eso hace que directamente no los observen y los descarten. Nacho tuvo la oportunidad y no la dejó pasar. Se esmeró, y llegó por mérito propio, porque no tuvo ningún tipo de respaldo. Lo mismo que Rodrigo, que se las rebuscó y se ganó un lugar solo. También influye la suerte, pero tenés que estar preparado para cuando aparezca la oportunidad y aprovecharla al máximo”, agrega.
“Nacho hizo un click muy grande. Se destacaba porque tenía buena envergadura física, buenas destrezas, tackleaba, tenía buen pase, pero no tenía una gran mentalidad para encarar el rugby. Después de volver de la primera concentración con los Pumitas, fue otra persona. Se metió en la cabeza lo que tenía que hacer para llegar. En los entrenamientos mostraba una actitud tremenda, asimilaba cualquier corrección con mucha humildad. Sabía cuantas veces tenía que tacklear o pasar la pelota por partido y que lo tenía que hacer a la perfección. Esa capacidad de análisis fue muy importante. Le fue forjando una fortaleza mental muy grande, y para mí es su gran virtud y lo que lo hizo llegar a donde está. Y otra faceta importante es que más allá de lo técnico, es un tipo muy querible, se comunica muy fácil y transmite mucha empatía. Cualquier compañero quiere estar cerca de él, y eso en un grupo y en un plantel es muy importante”.
Por su parte, Sorbi describe así a Bruni: “La evolución de Rodrigo es lo que todos pretendemos de los chicos que entrenamos en el club. En cuanto a los pasos que hay que dar para llegar lo más alto posible. La idea de los chicos a veces es un poco apresurada, quieren saltar pasos y por eso tratamos de bajarles un poco las expectativas. Es importante tomarse todo con calma, si te entrenas, si sos disciplinado, las chances de tener éxito en esto aumentan bastante.
Rodrigo se destacó mucho a partir de los 16 años. Fue cumpliendo pequeños objetivos. Se destacó en juveniles, en el seleccionado M18, llegó a Primera, logró que lo vieran para el seleccionado mayor y terminó siendo titular en el Argentino. Pero el paso más importante fue irse a jugar al rugby de la URBA. Se notaba que tenía dos o tres marchas más que su compañeros jugando en Tandil, y ese salto fue decisivo para lo que vino después. Le hizo muy bien a su cabeza y a su juego, en su desarrollo como jugador y para entrar en el radar de los seleccionados”.