“Pantera” Rodríguez, un paso breve pero profundo por Tandil
Fue arquero del exitoso Boca de Lorenzo y se consagró junto a Maradona, en 1981 . Llegó a las sierras para ser campeón con Independiente en el 85, y mantiene fuertes vínculos con una ciudad de la que se declara enamorado
Carlos Alberto “Pantera” Rodríguez se entusiasma cuando recibe la propuesta de recordar su paso por Tandil en la década del 80. Con su voz grave y clara, se declara “enamorado” de la ciudad desde la primera vez que llegó para ocupar el arco de Independiente, y lo confirma con los vínculos que mantiene y con los detalles que están claros en su memoria 35 años después. Se destacó por su paso por Boca, formando parte del exitoso equipo de Juan Carlos Lorenzo y, con más protagonismo, del título del 81 con Diego Maradona como estandarte. Pasó por Racing, sufriendo el descenso en el 83, y en 1985 recaló en Tandil, en un paso breve pero fructífero por la entidad rojinegra.
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“Hace 40 años que vivo en Quilmes Oeste y esta es la concentración más larga que tuve en mi vida. Estoy jubilado, pero sigo siendo asesor en seguros. Hago gimnasia tres veces por semana, me muevo, estoy activo. Feliz, la vida me trató muy bien y el fútbol también”, dice “Pantera”, como lo conoce el mundo del fútbol. A los 68 años, ya no tiene contacto directo con el mundo del fútbol: “Tengo varios jugadores que son clientes, pero no hago nada relacionado con el fútbol, aunque mantengo vínculos con mucha gente amiga del ambiente. Me sigo escribiendo con Ricardo Gareca, el ‘Profe’ Alfano, Miguel Brindisi, Hugo Alves, el ‘Cabezón’ Ruggeri. El otro día me encontré en la calle con ‘Pichi’ Escudero. También voy a la Mutual de Boca, sonde hacemos siempre las despedidas del año. A la cancha no voy, ir a ver a Boca es complicado, no sabés donde dejar el auto. Prefiero mirarlo por televisión, aunque en realidad no sigo mucho el fútbol”.
En los primeros meses de 1985, la ciudad todavía tenía fresca la campaña de Santamarina en el Nacional. Y las ganas de emular ese éxito deportivo se mantenían para el resto de los equipos. Independiente fue el que se mostró más decidido y se armó muy bien para el torneo local. Llegó Rodríguez como arquero de un plantel que tenía como técnico y jugador a Roberto Aníbal Tarabini. También se sumaron Daniel Tarabini, que luego sufriría un accidente automovilístico que lo alejaría de las canchas, Juan Macaya, Miguel Pollack y Marcelo Bomaggio, que había descollado en el Regional con Progreso de Mercedes. Raúl Sommi regresó de Santamarina y el rojinegro, que ya tenía en su plantel a figuras como Gustavo Ghezzi y Norberto Alonso, se lanzó a conquistar el Clasificatorio.
Después de tres memorables finales frente a Santamarina , que había obtenido el Mayor, Independiente –ya con Arsenio Godoy como técnico, ya que Tarabini fue contratado por Colón de Santa Fe- se llevó el título en una definición por penales en la que “Pantera” fue protagonista al atajarle el remate a Manga. El rojinegro siguió apostando, y para el Regional llegaron refuerzos de jerarquía como los marplatenses “Tito” Stelle y Sergio Vidal, Norberto Rotondi, de Vélez y Oscar Moris, de Temperley. Sin embargo, una derrota por 4-3 ante Douglas Haig, en una gran noche del arquero Juan Carlos Delménico, dejó a los tandilenses sin chances de avanzar.
La propuesta de Independiente
“Pantera” recuerda así su llegada a Tandil: “Vine a principios del 85, de la mano de un amigo, Raúl Fiori. El tenía una amistad con Ricardo Zarini, que vino junto con el ‘Vasco’ Gómez a ver el partido que Santamarina jugó contra Independiente, en Avellaneda, por el Nacional. Raúl me dijo que querían hablar conmigo para contratarme y para ir a jugar los fines de semana a Tandil. Me había recomendado el ‘Conejo’ Tarabini. Nos encontramos para almorzar en la zona Sur, cerca de mi casa y nos pusimos de acuerdo. Yo me iba los miércoles a las 6 de la tarde en un micro y volvía el domingo a la madrugada para Buenos Aires. Me contaron que el rival a vencer era Santamarina y así fue, porque terminamos jugando tres finales y me tocó atajar un penal en la definición en el estadio San Martín. Después vino el Regional, y perdimos todas las chances en Tandil, contra Douglas Haig”.
A pesar de haber estado apenas un año en Tandil, donde también integró por tres partidos el plantel de Grupo Universitario, aunque como suplente de “Tato” Medina, conserva vínculos muy fuertes con la ciudad: “Me enamoré de Tandil ni bien llegué. Y conservo muchas amistades. Con Gustavo Ghezzi, que está en Milán, tenemos un vínculo muy fuerte desde que nos conocimos. Nos hablamos mucho todo el tiempo y cuando está en Buenos Aires nos vemos en el departamento de él. La última vez que estuve en Tandil fue para el cumpleaños de Adriana, su esposa, en 2016. Es una de las ciudades más lindas que conocí en mi vida. Tengo un recuerdo espectacular. Por eso cuando recibí la propuesta de hacer una nota con El Eco me entusiasmé enseguida. Porque me vienen recuerdos hermosos, como el título con Independiente, el ‘Conejo’ Tarabini, que ya no está, el ‘Vasco’ Gómez, que también se nos fue. También estoy en contacto con ‘Pupi’ Fernández, un tipo espectacular, sensacional, de esos que no existen en el mundo. Lo aprecio mucho. Cuando pase todo esto, si Gustavo está por allá, me encantaría darme una vuelta. Ustedes tienen el privilegio y el placer de vivir en un lugar encantado”.
En aquel año también llegaron a la ciudad Brett Crawford –fallecido en 1999- y Michael White, dos basquetbolistas estadounidenses que se unieron a Grupo Universitario. Era común verlos detrás del alambrado, en una de las cabeceras del Berroeta, siguiendo de cerca a “Pantera”: “Me acuerdo de Brett y Michael. Yo sabía seis palabras en inglés y los tenía las 24 horas al lado mío. Ibamos al cine, a comer, a jugar al pool. Me acuerdo de una vez que teníamos un partido importante contra Santamarina. Yo paraba en el Hotel Libertador. Era un viernes, tipo las 11 de la noche y ya me estaba por ir a dormir. Me llama la recepcionista y me dice que estaba subiendo Brett a la habitación. Le dije que me estaba por acostar, pero me pidió por favor que lo acompañara porque era su cumpleaños. Así que me tuvo hasta la seis de la mañana en el bar Ideal. Menos mal que al otro día ganamos”, recuerda Rodríguez con una sonrisa.
Sus años en el arco xeneize
Sus comienzos fueron en Rosario Puerto Belgrano, de Punta Alta, y más tarde se vinculó a Huracán de Comodoro, donde jugó el Nacional del 1976 que fue la vidriera para su llegada a Boca:
“Llegar al Boca de Lorenzo fue una experiencia fantástica. Uno se empieza a dar cuenta de las cosas muchos años después. En ese momento seguís la ola y la empezás a surfear. Boca era bicampeón cuando llegué, en el 77. No estaba convencido de ir, porque pensé que nunca iba a atajar, porque en ese momento Gatti era como Messi en el fútbol argentino. Pero terminé jugando más de 20 partidos. Me llevó el “Toto” Lorenzo, que me había visto en Huracán de Comodoro Rivadavia. Estuve cinco años en Boca, y terminé jugando en el equipo campeón del 81 con Maradona, Miguel Brindisi, el Chino Benítez, Perotti, Cacho Córdoba, Ruggeri. De los 34 partidos en el Metropolitano, jugué 27. En el Nacional arrancó Gatti los primeros dos partidos, pero después seguí yo como titular. Tuve la suerte de jugar casi todo el año y tuve el privilegio y el placer de integrar ese equipazo. Tuve como compañero a Vicente Pernía, otro tandilense, con el que tuvimos una muy buena relación, a pesar de que cuando lo iba a saludar por las dudas me ponía canilleras (se ríe)”.
Casi inmediatamente, le tocó la otra cara del fútbol, y fue parte del histórico descenso de Racing, en 1983: “Tuvimos la mala suerte de tener un promedio malo de arrastre. Yo tomé la decisión de ir a Racing, estoy orgulloso de haber vestido esos colores. Nosotros no salimos últimos. Si vas a los archivos, los dos equipos que quedaron abajo en la tabla fueron River y Racing de Córdoba. No estoy para nada arrepentido de haber formado parte de ese equipo, volvería a hacerlo. Son cosas de la vida y del fútbol, más allá de que fue un golpe grande haber sido parte del descenso de un equipo tan grande”.
Por último, Rodríguez cuenta el origen del apodo que lo identifica en el fútbol: “Pantera me lo pone el ‘Toto’ Lorenzo cuando llego a Boca. En esa época la Pantera Rosa estaba de moda. Yo era delgado, con bigotito, patas flacas. Y Lorenzo me decía ‘Pantera’ todo el tiempo, así que me quedó como apodo. Después, Oscar Tubío, que fue un precursor con esas cosas en el fútbol, me hizo una camiseta con el dibujo de la Pantera Rosa en el pecho. Para ponerse eso había que tener mucho coraje en esa época, no era para cualquiera. Y la primera vez que la usé fue en un clásico en cancha de River que empatamos 1-1, con goles de Maradona y Kempes. Aunque Víctor Hugo Morales en un momento me puso ‘Tenazas’, siempre me dijeron Pantera en todos lados y me quedó. Es algo que me gusta y me divierte mucho”.