Nos dejó Luis Pérez Pinto, un caballero del deporte
Por Eduardo Aldasoro
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Se fue silenciosamente, precisamente un día en el que el deporte estaba en descanso. Luis recorrió con su pasión, el básquetbol, muchas ciudades donde dejó su estampa de caballero del deporte.
Trotamundo de la provincia de Buenos Aires, llegó a Tandil para imponer su impronta en el deporte de los cestos. Independiente fue su club, en él dejó jornadas plenas de básquetbol y llegó justo para que los rojos, en plena renovación de su plantel, logren consolidarse con el triunfo de Carlos Magaró y Jorge Viner perdurando en el éxito por varios años.
Su atildado juego permitía que, con un simple pase, su compañero logre ese doble que permitió más de un triunfo. O, de lo contrario, ejecutaba el lanzamiento de media distancia, para sorprender a más de un adversario. Nació en la provincia de San Luis y con su hermano Oscar se inició en el club Universitario. Ambos vistieron distintas camisetas, jugaban en distintas posiciones, pero ambos estaban llenos de recursos. Su familia está integrada por su señora Susana, y sus hijos Luis Alberto, María Laura, Lucila, Julia y Dolores. En los ’60, Luis arribó a Tandil por razones laborales y completó el equipo rojinegro con Gino Pizzorno, José Lunghi, brindando sus experiencias a los más jóvenes, que lograron consolidar un buen equipo.
Luis Pérez Pinto acompañó su bagaje basquetbolístico con su caballerosidad y experiencia, que lo hicieron completo en el deporte de los cestos. Alrededor de 1965, se radicó en Olavarría por razones laborales. Vistió las camisetas de Loma Negra y de la selección olavarriense. Jugó allí con Pellicioni, Casemayor y Cuniolo, entre otros. A su regreso a Tandil, volvió a vestir la casaca de Independiente y jugó al lado de Laplace, Polich, Domínguez, Lorenzo, Jesús, Juan C. Gómez, Torterolo, Alonso, Santos, Eresuma, Arruda, Almaraz y Mario Domínguez.
Su aporte a los rojinegros, con su mochila cargada de conocimientos, fue decisivo a la hora de los resultados. Vistió en varias oportunidades la camiseta de la selección serrana. Fue un amante del deporte y dejó una estela de corrección en los escenarios en los que actuó. Dejó la competencia cuando sus rodillas no le respondieron, pese a lo cual el tenis lo tuvo como protagonista en más de un escenario, jugando con sus amigos. El básquetbol e Independiente le dan un adiós con gratitud por su entrega a Luis Pérez Pinto, y desean que Dios lo tenga a su lado.