Navarro Montoya: “Gatti fue la luz que alumbró mi niñez”
El director técnico de Santamarina se refirió a su idolatría por el “Loco”.

Carlos Fernando Navarro Montoya fue uno de los protagonistas del fútbol que se refirió al fallecimiento de Hugo Orlando Gatti, con quien lo unió una relación especial.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl director técnico de Santamarina tuvo como ídolo en su niñez al “Loco”, llegó a ser su compañero en Boca en 1988 y lo terminó reemplazando por decisión del entrenador José Omar Pastoriza.
Después del empate del aurinegro con Olimpo de Bahía Blanca, 1-1, el domingo, y una vez conocida la noticia del deceso de Gatti, Navarro Montoya le dedicó sentidas palabras. Publicó que “la eternidad es un lugar que ocupan sólo los que dejan huella como vos. Querido Loco, ídolo de tantos como quien escribe estas líneas agradecidas por iluminar mi niñez, cuando jugaba a ser vos en el arco de Boca. Sos y serás mi ídolo. Te quiero mucho”.
Navarro Montoya se deshizo en elogios para Gatti: “Fue la luz que alumbró mi niñez, yo quería ser como el ‘Loco’ Gatti. Tengo fotos jugando en Vélez con la vincha porque soñaba con ser Hugo. Fue alguien que motorizó mis sueños, que los estimuló”.
En su momento, el “Mono” había relatado que llegó a un entrenamiento de Vélez vestido similar a Gatti, y que el entrenador Juan Carlos “Toto” Lorenzo lo castigó por ese motivo. Cuando dialogaron, el DT le recomendó que “no quiera ser como Gatti, porque Gatti ya existe. Haga su propio camino”.
En otras entrevistas, Navarro Montoya evocó que fue el propio Gatti quien impulsó su llegada a Boca. "Era de pocas palabras, uraño, fue al principio duro conmigo, a pesar de que él les recomendó a Antonio Alegre y a Carlos Heller que me llevaran porque visualizaba que podía reemplazarlo".
Contó que "me tocó competir con Hugo, llegué y comenzamos la pretemporada. En esos partidos jugaba yo porque él tenía un problema en el hombro. Pero el campeonato lo comenzó él y no le fue bien, entonces el ‘Pato’ Pastoriza tomó la decisión de sacarlo y ponerme a mí".
Ante esa responsabilidad de suplantar al monstruo sagrado, "no me sentí incómodo, al contrario, tenía una alegría inmensa. Yo no iba a hacer olvidar a Gatti porque era único e irremplazable. Mi tarea era tratar de hacer bien las cosas y que no se volviera a hablar de que él tenía que volver".
También recordó que Gatti "hizo declaraciones fuertes que me dolieron porque era mi ídolo, pero eso me sirvió para no desenfocarme. El enojo se me pasaba porque lo admiraba. Me encantaba entrenarme con él".
Y prosiguió: "Con el tiempo él se acercó a mí, porque yo nunca me alejé de él, los ídolos son para todo la vida. Hace poco tiempo lo vi y lo abracé. Volví a sentir lo que sentí siempre".
Para subrayar la personalidad única de Gatti, el “Mono” sostuvo que "el ‘Loco’ decía que él era el mejor, siempre. Me llenaba de elogios y hablaba bien de mí, pero decía: 'Mirá, Monito, que yo soy el mejor, yo soy el número uno'. Y tenía razón”.