Megan, la capitana América

Por Eduardo Aldasoro
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Megan Rapinoe, líder del Estados Unidos campeón del Mundial de fútbol femenino, representa la lucha por la igualdad. “Todas las jugadoras durante este Mundial hemos brindado el espectáculo más increíble. No se puede hacer más nada para impresionar. Ahora, la conversación nos tiene que llevar al siguiente nivel: ¿Qué viene ahora? ¿Cómo van a apoyarnos? Las mujeres, en todo el mundo, queremos continuar adelante. Estamos listas para tener la igualdad salarial”.
Estados Unidos acaba de ganar la final del Mundial de Francia 2019. Fue un cómodo 2-0 sobre Holanda, en Lyon, que marcó el segundo título consecutivo y el cuarto en la historia para las norteamericanas, quienes jamás se bajaron del podio.
Pero Megan Rapinoe, la mejor jugadora de la final y dueña del Botín y el Balón de Oro, fue por mucho más, y más allá de las líneas de cal que delimitan la cancha. La capitana estadounidense, autora del primer gol en la final con un penal, sabe que el fútbol es el mejor vehículo para que sus ideales tengan una mayor difusión y, en tiempos de redes sociales, lleguen a todas partes. Su lucha por la igualdad salarial, no obstante, había empezado mucho antes que Francia 2019. ¿Podrán lograr ese objetivo? ¿El fútbol femenino recauda igual que el masculino?
La lucha por romper la grieta salarial no es la única que encara Rapinoe, que terminó con seis goles, los mismos que su compañera Alex Morgan y la inglesa Ellen White, pero con menos minutos jugados, y tres asistencias en cinco partidos. A los 34 años, no se calla nada, dice ser “una protesta ambulante”. La nacida en Redding, una pequeña localidad rural del norte de California, fue en 2016 una de las primeras que se solidarizó con Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que decidió poner una rodilla en la tierra cada vez que sonaba el himno estadounidense para visibilizar la violencia policial contra los afroamericanos. Rapinoe lo imitó y, cuando la Federación le exigió respetar la canción patria y quedarse de pie, decidió no entonar más las estrofas, no ponerse la mano sobre el pecho cuando suena la música de las barras y las estrellas.
“Supongo que por ser mujer y homosexual, siento una mayor empatía respecto a las personas que no se encuentran en una posición dominante. A mí me parece una obviedad. Cuando alguien se ahoga, ¿vas a ayudarlo o te quedas en la orilla?”, sentó posición Rapinoe en un reportaje concedido a El País Semanal, la revista del diario español. Ya en plena competencia, “se le paró de manos” a Donald Trump: “No voy a ir a la p…Casa Blanca”, gritó al ser consultada sobre si iría a festejar con el presidente norteamericano el título que finalmente consiguió. “Debería ganar primero, antes de hablar. ¡Termina el trabajo!” le retrucó Trump, que no tuvo otra que saludar a las campeonas vía redes sociales. Ellis, su entrenador record, es quien mejor la define: “Megan está destinada a ser la portavoz del fútbol femenino. A las cosas hay que llamarlas por su nombre y ella tiene espalda para soportarlo todo. Durante los últimos partidos, vi de qué es capaz. Cuanto más expuesta está, más brilla. No se quema las alas, no es Ícaro”.