EN SU VICTORIA ANTE KOIVULA
“Maravilla” Martínez dijo tener “una paciencia china”
Ajeno a los reparos que parte del periodismo especializado y de la comunidad boxística han puesto a su regreso a los cuadriláteros, el bonaerense Sergio Gabriel Martínez se confesó “contento” por el nivel que exhibió ante el finés Jussi Koivula, anunció que su tercera pelea será en la segunda quincena de marzo o primera de abril de 2021 y subrayó su propósito de ir por el título mediano versión AMB en poder del japonés Ryota Murata.
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“Maravilla” Martínez vive días de “merecido descanso” tras consumar su segundo combate en cuatro meses: el 21 de agosto había vencido al español José Miguel Fandiño, en El Malecón de Torrelavega; y el sábado hizo lo propio con Koivula, en la misma ciudad del norte de España pero en la Bolera Severino Prieto, para completar un récord de 53-3-2 con 30 definiciones antes del límite.
“Tal vez me mueva un poco en los últimos días de diciembre y en enero me meteré de lleno en el gimnasio. Sigo pensando lo mismo que hace tres meses, que hace seis meses: lo mío es seguir sumando horas de entrenamientos y minutos arriba del ring”, refirió en diálogo telefónico con Télam el excampeón mundial superwelter y mediano y se abocó a evaluar su rendimiento del sábado y su triunfo por nocaut técnico.
“Salió redondita la pelea. Tengo una tranquilidad… una paciencia china. Manejé bien tiempo y distancia, tuve más velocidad que con Fandiño, poquito a poco voy recuperando cositas que tenía y también incorporo cosas nuevas”, afirmó.
“Necesito hacer asaltos, muchos asaltos”, observó el quilmeño, y aunque cuestionó la pasividad con qué salió al séptimo round (“eso no quiero que se repita, me relajé, Koivula empezó a sacar golpes que llegaban y me dije ‘madre mía, qué estoy haciendo'”), juzgó que en general estaba “muy bien, me sentí bien”.
Y remarcó: “Si él sacaba pocos golpes es porque yo no le permitía lanzar más. Lo bloqueaba. Cuando él intentaba, recibía. Tuve paciencia, diez asaltos no son una carrera de 100 metros. La paciencia es fundamental. Tengo una paciencia china.”
Al respecto, Martínez valoró el respaldo de su entorno, de su equipo de trabajo: “Es un trabajo metódico, tranquilo. Nadie me apura. No tengo ningún tipo de presión, de prisa. No tengo gente a mi alrededor que esté apurada. Mi equipo sabe qué tengo que hacer y qué recuperar”.
Y de forma más específica aludió a su preparador físico David Navarro y a su entrenador Tinín Rodríguez, con los que inició su plan de regreso al pugilismo en el gimnasio Detroit del barrio de Vallecas, uno de los 21 distritos de Madrid, ciudad en la que reside hace casi dos décadas y en la que también presenta sus shows de stand-up.
“David es de otro planeta, un animal. Perfeccionista y obsesivo como también soy yo, es la única manera que concibo de trabajar a conciencia. Y Tinín es muy joven, tiene 38 años y mucho hilo en el carretel, un muchacho con un aprendizaje sólido en su cabeza y con ideas nuevas. Sabe de lo suyo y sabe enseñar”.
“Estoy contento con el trabajo que estoy haciendo”, en el entendimiento y el registro de que “salió todo fantástico” y su carrera marcha por los carriles que se había trazado cuando decidió volver a la actividad a los seis años y dos meses de su dura derrota por nocaut técnico a manos del boricua Miguel Cotto, Martínez destacó a sus sparrings (“ellos me exigen, están muy bien”), pero hizo notar lo irremplazable de la exigencia de una pelea propiamente dicha: “Ahí hay otro ritmo, otra distancia. Necesito más contacto con las sensaciones que produce estar arriba del ring. El contacto que sólo da la competencia”.
“Maravilla” cumplirá 46 años el 21 de febrero de 2021, al mes siguiente o a comienzos de abril hará su tercer combate preparatorio y, como está clasificado en el quinto lugar en el ranking de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), sitio al que accedió tras su victoria ante Fandiño, aspira a que en el segundo semestre se concrete su objetivo máximo: “Ir por el título mundial de Murata, para eso volví”. (Télam).-