Los Novelli, con el arbitraje en las venas
Padre y tres hijos representan una dinastía llamativa para el fútbol local. Una charla a pleno fútbol, vista desde un lugar diferente.
Sobre el autor
Si un apellido tandilense debe vincularse al arbitraje de fútbol, es el de Novelli. Oscar (58 años) incursionó en esa actividad desde fines de los ‘80, llegando a destacarse en niveles regionales en la década siguiente. Con el tiempo, tres de sus hijos siguieron el camino: Lucas (34), Emanuel (31) y Diego (29). Completan el grupo de hermanos Orlando (39), Lorena (35), Jazmín (16) y Pehuén (13).
En la casa paterna, en el corazón de Las Tunitas, este Diario reunió a los Novelli árbitros para hablar de una pasión que no distingue generaciones.
Oscar revela que, en realidad, no fue el primer árbitro de la familia: “Mi padrastro dirigió en el fútbol agrario y eso me llevó a conocer un poco el tema. Empecé en el fútbol libre, haciendo de línea, después dirigiendo la segunda, hasta que una vez llegó Ricardo Serra y me invitó a la Liga Tandilense de Fútbol, en 1988. Antes, había jugado hasta cuarta división en Santamarina y pasé por Ferro y Defensa Tandil”.
“Beto” asegura que en aquellos tiempos tomó al arbitraje como “una posibilidad de probar algo. A los pocos días de entrar a la Liga, me dieron un partido de sexta división en Benito Juárez, entre Alumni y Grupo Universitario. Hasta que en 1994 tuve la oportunidad de debutar en primera división, con San José-Loma Negra, en cancha de Independiente. Después, fueron quince años sin dejar de dirigir”.
Los referentes de aquellos primeros tiempos, para Novelli padre, eran “Roberto Blanco, Luis Gaiada, José Antonio Tusq y Mario Tagarro, entre otros”.
El siguiente Novelli en el arbitraje fue Lucas, quien tiene presentes los recuerdos de infancia: “yo era el que más lo seguía. Agarraba un reglamento comentado que él tenía y me pasaba horas tratando de aprender. Lógicamente, primero probé jugar. Lo intenté hasta los 18 años, primero en Ferro y después en Santamarina, hasta que me dí cuenta que no era lo mío”.
El primer contacto firme de Lucas con el arbitraje fue “en 2004, cuando empecé como oyente en la escuela de árbitros de Olavarría, donde yo estudiaba profesorado de educación física. Volví a Tandil y ya me metí de lleno”.
Hoy, con Lucas consolidado a nivel nacional y cercano a la primera división de AFA, reconoce que “mi primer y mayor crítico es mi papá. No se pierde un partido mío y siempre tiene algo para decirme. A nosotros nos potenció que él haya sido árbitro, fue una gran ayuda en el día a día”.
Luego llegó el turno de Emanuel, quien recuerda que “tenía 19 años y lo decidí de un momento a otro. Lo llamaron a papá para un partido del senior, le faltaba un línea y me ofrecí. Después, iba todos los fines de semana con él. Me fui metiendo más a la Liga, donde llegué a debutar en primera división en 2010 con Hugo Cordero como instructor; y también en el agrario, donde fui elegido el mejor en 2015”.
“Ema” reconoce que “tal vez no tomé de lleno el arbitraje cuando debía hacerlo. Podría haber tenido mejor carrera. Ahora estoy con el senior y torneos reducidos”.
Su lugar en la cancha también se inició vestido de jugador: “hice inferiores en Ferro y terminé en San José/Excursionistas, donde fui compañero de Diego”.
Justamente Diego fue el último en sumarse al arbitraje. “Yo quería seguir jugando, estaba en Defensores del Cerro, en 2010. Pasaron tres o cuatro fechas hasta un partido con Atlético Ayacucho y al lunes siguiente estaba entrenando con los árbitros. Le dije a papá que me iba con ellos”.
Los primeros tiempos fueron “incómodos, no me sentía a gusto. El profe Daniel Lingor me decía que no corriera como un jugador, que corriera como árbitro. Fui entrando de a poco, me fue atrapando y Roberto Blanco me hizo debutar en primera, en un Gimnasia-Loma Negra. Hoy estoy haciendo un curso nacional”.
-¿Les gusta más el fútbol o el arbitraje?
Oscar: -Las dos cosas por igual, no sé si pueden separarse.
Lucas: -El arbitraje. Me gusta jugar, pero lo nuestro tiene otras cosas, se disfruta de otra manera.
Emanuel: -Es cierto lo que dice Lucas. Hay sensaciones del arbitraje que son especiales, esas ganas de que llegue la hora de un partido.
Diego: -Son etapas. Ahora, si no dirijo un fin de semana, siento que me falta algo.
-Cuando ven un partido, ¿aprecian el juego o prestan más atención al árbitro?
Oscar: -Las dos cosas, pero tantos años de arbitraje hacen que siempre estés pendiente de lo que pasa con el juez.
Lucas: -Miro mucho al árbitro, porque nunca se termina de aprender. La forma de correr, la postura, la ubicación en jugadas clave. Me alejo del arbitraje cuando juega la selección, ahí si soy hincha.
Emanuel: -Nos pasa mirar más al árbitro que el partido. Siempre cruzamos opiniones entre nosotros sobre las jugadas que pueden generar polémicas.
Diego: -Se ve todo. También observo a los jugadores pícaros, la forma que tienen de sacar ventaja, siempre dentro de lo reglamentario.
-¿A qué jugador destacan especialmente por su corrección?
Oscar: -En mi caso, Federico Nieto, el capitán de Sporting de Punta Alta. Me dio tranquilidad, me ayudó a dirigir bien. Y en Tandil, Fernando Petrucci. El “Cholo” siempre estaba predispuesto para que las cosas salieran de la mejor manera posible.
Lucas: -Tengo una relación excelente con Matías Alasia, el arquero que ahora está en Juventud de San Luis. Estuvo en Cipolletti, en Gimnasia de Mendoza. Una persona con valores increíbles y dentro de la cancha es un señor, siempre intentando controlar a sus compañeros y ayudar al juego.
Emanuel: -Si bien tengo relación con muchos, diría Cristian Pérez y Matías Méndez. Matías tiene fama de bravo, pero dentro de la cancha su comportamiento conmigo siempre fue el mejor.
Diego: -Me parece justo destacar a Mariano Larragneguy. Siempre habla de la mejor manera, entiende y valora al árbitro.
-¿Y si tuvieran que nombrar a alguno conflictivo?
Oscar: -El que siempre me complicó fue Máximo Narciandi, de Velense. Antes de empezar el partido, ya me avisaba que me iba a complicar. Generalmente terminaba expulsado. Era áspero, más en Vela.
Lucas: -Más que un jugador, creo que un conflicto era dirigir al equipo del barrio, Defensores del Cerro. Y dentro de él, “Pistola” Murrone nunca entendió el mensaje, ni por las buenas ni por las malas.
Emanuel: -Sí, Murrone no ayuda al árbitro ni a los compañeros. No tiene conducta deportiva. Nos criamos juntos, nos dirigimos a él de la mejor manera, pero no entiende.
Diego: -Kevin Milan, de Grupo Universitario. Desvirtúa el juego con sus protestas, incomoda al árbitro.
-¿A qué jugador han disfrutado por su juego?
Oscar: -El que más me llamó la atención fue Martín Michel, un crack desde chico. Y anteriormente Mauro Camoranesi, a quien también dirigí en categorías menores. Marcaban una diferencia muy grande con su juego.
Lucas: -El que me encanta es Cristian Pérez, un fenómeno en cancha de once y en torneos reducidos. Y otro que tenía un talento distinto desde chico era Emmanuel Martínez, que después se fue a River y ahora está jugando en Ecuador. Entre los profesionales es más difícil, porque se empareja más, pero mencionaría al colombiano Quintero, de River, donde me tocó hacer de cuarto árbitro.
Emanuel: -Tomás Inza, al que dirigí más en reducido que en cancha de once. Es cerebral, rápido y entiende el juego. Y otro es Lucas Porta, es el 9 que tendría en mi equipo. Siempre está donde tiene que estar para hacer goles.
Diego: -Valentín Depietri, lo disfruto porque es inteligente y desequilibrante. Ojalá llegue lejos. También me gusta Brian Lajos, que tiene condiciones como para jugar en otros niveles.
-¿Una cancha en la que se sientan cómodos y otra que tomaran como más complicada?
Oscar: -El estadio San Martín es especial para todos los árbitros de Tandil. La complicada sería la de Velense, aunque dentro de todo me fue bastante bien ahí.
Lucas: -El estadio es el coliseo romano de Tandil, todos queremos estar ahí. Y otro donde me siento cómodo es el José María Minella, de Mar del Plata, un lugar hermoso. Donde fue complicado era el Municipal de Miramar, me tocó ir a dirigir y no estaban dadas las condiciones de seguridad. Era un partido entre Los Santos del Oeste y Kimberley de Mar del Plata. Terminó con balas de goma, un desastre.
Emanuel: -El estadio, especialmente de noche, es lo más lindo para nosotros. La cancha que nunca me gustó fue la de San Manuel.
Diego: -Al igual que el estadio, la cancha de Ferro es muy cómoda para dirigir, con un piso muy bueno. Y una peligrosa es la de Ferroviarios de Benito Juárez, entra y sale gente como si nada. Por Torneo del Interior, la más insegura que conocí es la de Sol de Mayo de Viedma, con la gente demasiado cerca.
-¿Qué partido elegirían como algo especial?
Oscar: -Todos los clásicos entre Ferro y Santamarina. Me tocó tanto en torneo local como en el Argentino B, tengo los mejores recuerdos.
Lucas: -Cuando debuté como asistente de primera en 2004, en Rauch. Y más acá en el tiempo, mi primer partido en la B Nacional, el año pasado entre Brown de Adrogué y Olimpo de Bahía Blanca.
Emanuel: -Si bien tuve finales del agrario y partidos destacados, algo especial fue haber dirigido el amistoso entre Santamarina y Olimpo el año pasado. Nunca creí que me iba a cruzar con dos equipos de la B Nacional y semejantes jugadores.
Diego: -Las dos finales que me tocó ser asistente de Lucas. Una en Colón, Entre Ríos, entre Achirense y Sportivo Las Parejas. Y la otra entre Rivadavia de Lincoln y Tiro Federal de Bahía Blanca. Fueron dos fines de semana seguidos. En ese torneo salimos mucho los dos junto con Víctor González. A nivel local, me marcó el partido que Juarense le ganó por penales a Independiente, el año pasado.
-¿Un compañero del fútbol?
Oscar: -Muchos, pero aprendí mucho con Roberto Blanco y quedó una amistad entre nosotros.
Lucas: -Mi familia, son mis mejores compañeros. Por supuesto que debo destacar a Nacho Baliño y Andrés Merlos, que siempre me ayudaron mucho al igual que otra gente.
Emanuel: -En ese sentido, también, el compañerismo para toda la vida es con mi viejo y mis hermanos. Aprendimos y vamos a seguir aprendiendo juntos.
Diego: -Es difícil decir lo contrario. Siempre entre nosotros estamos apoyándonos. También debo destacar a Víctor González, porque lo veo compañero con todos. Aconseja y siempre está alentando.
-¿Un anhelo?
Oscar: -El más grande es lo que queremos todos, que Lucas llegue a primera división de AFA. Tiene que estar tranquilo, está a un pasito. Y en lo personal estoy en la parte de designación de árbitros, sería un objetivo mejorar para todos.
Lucas: -Llegar a primera es un anhelo. También que Diego pueda terminar el curso este año y que “Ema” vuelva a la Liga Tandilense de Fútbol.
Emanuel: -Verlo a Lucas en primera. Y en algún momento, poder compartir un partido los cuatro sería algo extraordinario.
Diego: -Poder terminar el curso nacional y proyectarme en el arbitraje. A Lucas lo vengo siguiendo siempre y va a ser emocionante cuando llegue al objetivo que todos esperamos.