Los catorce días de Ronaldinho en Tandil
A comienzos de 1999, el incipiente crack jugó cuatro partidos en esta ciudad. Detalles de aquel Campeonato Sudamericano que tuvo al estadio San Martín como una de sus sedes.
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La tarde del sábado 2 de enero de 1999, Tandil se desperezaba tras los festejos por la llegada del año nuevo y su ambiente deportivo vivía con expectativa la inminencia del Campeonato Sudamericano de fútbol “Juventud de América”, que desde cuatro días después tendría al estadio San Martín como una de sus sedes.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailOtro sueño cumplido para la Liga Tandilense de Fútbol, que entre las gestiones encabezadas por Luis Alberto Mestelán y José Alberto Solanilla albergó nada menos que tres torneos internacionales, sumados los anteriores Juegos Panamericanos 1995 y Preolímpico 1996, éste clasificatorio para los Juegos Olímpicos de Atlanta.
La mitad de los seleccionados de esta parte del mundo llegaba a la ciudad, para darle forma a una zona del campeonato reservado para menores de 20 años, mientras el otro grupo desarrollaba su actividad en Mar del Plata, sede central de todas estas competencias.
Hasta las sierras, arribaron los representativos de Colombia, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil. Éste con el fresco antecedente de haber sido campeón mundial Sub 17 en Egipto, en septiembre del ’97, con varios de los jugadores que integraban el nuevo Sub 20.
El tiempo se encargó de realzar nombres propios de aquellos jóvenes que jugaron en Tandil por espacio de diez días. Mencionar a los uruguayos Fabián Carini, Diego Forlán y Javier Chevantón; a los bolivianos Ronald Raldes, Luis Gatty Ribeiro y Ronald García; al colombiano Fabián Vargas; a los paraguayos Paulo Da Silva, Salvador Cabañas, Nelson Cuevas y Roque Santa Cruz; es hacer apenas un breve listado de algunos que al poco tiempo empezaron a integrar seleccionados mayores de sus respectivos países.
La mayor atención se posó sobre Brasil, que en esa segunda tarde del ’99 llegaba a la ciudad para instalarse en el hotel Los Cedros, en la esquina de avenida Alvear y Fugl. La delegación había arribado a Ezeiza en vuelo de Varig a las 11.45, y a Tandil pasadas las 18.15 en un colectivo de Plusmar, según detallaba este Diario en su edición del 3 de enero. La imagen de un grupo de jóvenes, en la vereda del alojamiento y con sus respectivos bolsos, reflejaba los primeros minutos de ese grupo en esta ciudad.
“Ronaldo de Assis Moreira” habrá registrado el conserje al momento de recibir a uno de los más chiquitos del plantel, un morocho de ojos saltones y dentadura prominente. Cumpliría 19 años en marzo y era la gran promesa del Gremio de Porto Alegre, su ciudad natal.
La nómina completa que presentaron los brasileños estuvo compuesta por los arqueros Julio César, Fabio y Allan; los defensores Filipe Alvim, Maricá, Fabio Aurelio, Fernando, Gaviao y Rafael; los mediocampistas Ferrugem, Marcinho, Rocha, Eriberto, Matuzalem, Lincoln y José Valter; y los delanteros Edu, Rodrigo Gral, Ronaldo y Marcio Carioca.
Párrafo aparte para Eriberto, quien en 2002 confesó que durante su adolescencia había adulterado documentos, que su nombre original era Luciano Siqueira de Oliveira y que había nacido cuatro años antes de lo que figuraba en sus nuevos registros. Pero esa es otra historia.
Del hotel a la cancha
Más de veintiún años después, el recuerdo reaparece para Jorge Rodríguez: “Mi esposa estaba a cargo del hotel Los Cedros, que era un emprendimiento familiar. Brasil tenía un grupo muy abierto, todos dispuestos para las fotos o los autógrafos. Salían solamente para entrenarse, para jugar o para un breve paseo, porque los partidos eran día por medio”, detalla con precisión.
A Rodríguez le llamaba la atención que en el restaurante Merlín, que funcionaba en el hotel, “las comidas para ellos eran pizzas, pastas y papas fritas. Otra cosa curiosa es que modificaban el horario de la cena para ver una novela brasileña, que para ellos era imperdible”.
Puntualmente de aquel Ronaldo, “Bocha” Rodríguez expresa que “ya se hablaba de que era un fenómeno. Lo recuerdo bien, la misma sonrisa que después vimos tantas veces en toda su carrera”.
El plantel brasileño tenía asignado el campo de juego del club Hípico para entrenarse, pero una vez en Tandil hubo cambio de planes. El piso del predio ubicado en Villa Aguirre no satisfizo las expectativas del cuerpo técnico que lideraba Toninho Barroso y terminaron trasladándose a Ferrocarril Sud. Dante Iglesias, dirigente del club tricolor en aquellos tiempos, recuerda que “habíamos hecho la cancha nueva y tuvimos a Brasil. Ellos se entrenaban en el turno de la mañana y a la tarde le correspondía a Boca, que vino a hacer pretemporada con Bianchi de técnico”.
Otro de quienes tuvo estrecho vínculo con aquella delegación fue Oscar Prieto, relacionado con la Liga Tandilense de Fútbol desde la época de “Lucho” Mestelán. Coincide en que “el de Brasil era un grupo muy agradable, todos chicos que estaban dispuestos para charlar con la gente sin ningún problema”.
Una vez finalizada la actividad en Tandil, a Prieto le llegó un regalo especial: “Me invitaron a Mar del Plata, con todo pago. Estábamos alojados en el hotel 13 de Julio, en el centro, y yo les daba una mano para guiarlos hacia los lugares de entrenamiento”.
Otro de los espacios habituales del grupo brasileño en Tandil era el complejo Soli’s, cercano al hotel, donde los integrantes del cuerpo técnico y periodistas se enfrascaban a pleno en partidos de fútbol reducido. Jorge Solimanto, dueño del lugar, recuerda que “venían todos los días. Ronaldinho y otros integrantes del plantel se ponían a verlos. Y si faltaba alguno, no tenían problemas en meterse a jugar. Un sábado hicieron un asado, lo comían muy jugoso. Para acompañar, traían las papas fritas del hotel”.
A jugar
El grupo B del Sudamericano, en Tandil, se inició el miércoles 6 de enero, un día después de que se inaugurara la competencia en Mar del Plata, con la zona A. Allí, Chile derrotó a Ecuador por 2-0 y Argentina cumplió con los pronósticos a través de un 4-1 frente a Venezuela. No fue sencillo para la albiceleste de José Néstor Pekerman, que estuvo en desventaja hasta pasados los 15 minutos del segundo tiempo.
El estadio San Martín y la avenida Rivadavia se vistieron de gala para el comienzo de la actividad, con doble función nocturna. En primer turno, apretado 1-0 de Uruguay sobre Colombia; y luego, goleada 4-0 de Brasil sobre Bolivia. El tal Ronaldo, que usaba el número 11 y con el tiempo sería Ronaldinho, no se anotó en el marcador ni sobresalió de manera especial esa vez. La presencia de Julio Humberto Grondona, presidente de la Asociación del Fútbol Argentino, resaltó entre la concurrencia.
La subsede Tandil tuvo actividad día por medio. El viernes 8, Paraguay debutó ganándole 2-1 a Bolivia; y Brasil completó la jornada venciendo 3-1 a Colombia. En el minuto 18 del segundo tiempo, Ronaldo estableció el 3-0 parcial a través de un contraataque. Controló a la carrera un pase cruzado del capitán Fabio Aurelio, dejó de estatua a un rival sobre el borde del área y definió por bajo ante la salida del arquero Jaime Barrientos, para ubicar la pelota contra el poste izquierdo del arco que da a Pueyrredón. El Eco de Tandil lo destacó como el mejor jugador de la cancha y describió que “fue una de las piezas clave en la victoria de su equipo. Tuvo participación en las tres conquistas. En el primer gol mandó el centro que rechazó el arquero y Matuzalem mandó al fondo. En el segundo, ejecutó un córner a la perfección para que Gral tocara de cabeza. En el tercero (emulando al Ronaldo del Inter), definió con un toque exquisito ante la salida del arquero”.
Dos días después, Uruguay ratificó las flaquezas de Bolivia al golearlo por 7-1; y Brasil rescató un empate 1-1 con Paraguay, que fue ganando por un gol tempranero de Santa Cruz.
Con la clasificación asegurada para el hexagonal final, llegó la fecha libre para Brasil, el martes 12. En ella, Paraguay sorprendió a Uruguay (2-0) y Bolivia mejoró su imagen al remontar dos goles de desventaja con Colombia (2-2).
Ese día, quedó marcado por lo que ocurrió fuera de la cancha. La Confederación Sudamericana de Fútbol, representada por su vicepresidente Eugenio Figueredo, anunció que Tandil no tendría partidos de la ronda final, tal como estaba programado originalmente. Sin argumentos demasiado convincentes, el dirigente uruguayo dio a conocer ante la prensa que la jornada del jueves 14 sería la despedida para el estadio San Martín y que la totalidad del hexagonal se desarrollaría en Mar del Plata.
La fecha de cierre incluyó la victoria de Paraguay, 2-1 sobre Colombia; y el empate de Brasil y Uruguay, 0-0. Con esos resultados, los paraguayos se quedaron con el primer puesto del grupo; mientras que brasileños y uruguayos también avanzaron a la fase final.
Aunque Ronaldo no repitió actuaciones como aquella frente a Colombia, este Diario lo eligió como el mejor delantero de la zona. Consideró que fue “el principal argumento ofensivo de los dirigidos por Toninho Barroso. Técnicamente, el jugador mejor dotado de los que pasaron por la sede de Tandil”. Asimismo, seleccionó a los más destacados de cada línea: el arquero paraguayo José Fernández; su compatriota defensor Paulo Da Silva y el volante brasileño Eriberto, que más allá de sus condiciones parecía hacer valer sus 23 años “reales”, entre compañeros y rivales de 18 ó 19.
Las características de aquel Ronaldo permitían imaginar su futuro futbolístico. Ya tenía la virtud de ser impredecible con pelota al pie y se movía mayormente como extremo por izquierda, una posición que explotaría con creces años después. Además, en esa Sub 20 era el principal ejecutor de las acciones con pelota parada. Una faceta que capitalizaría a pleno en su brillante paso por Barcelona y a través de la cual dejaría para el recuerdo un golazo de larga distancia al inglés David Seaman, por cuartos de final de la Copa del Mundo Corea-Japón 2002. Nueve días después, el escudo de la Confederación Brasileña de Fútbol pasó a estar coronado por cinco estrellas.
El viernes 15 de enero de 1999, Brasil se entrenó en cancha de Ferro; y al día siguiente partió hacia Mar del Plata. Dejó atrás catorce días en Tandil y se metió de lleno en la última ronda, que entregaría cuatro plazas para el Mundial a jugarse en Nigeria.
Opaco final
No fue buena la tarea de Brasil en el hexagonal final, en Mar del Plata. Perdió con Chile (2-3), le ganó a Paraguay (3-1), cayó con Argentina (1-2), goleó a Perú (6-0) y empató con Uruguay (2-2). Ronaldo mostró algunos destellos de su calidad y anotó un par de golazos, la apertura del marcador frente a los paraguayos y la igualdad definitiva ante los uruguayos.
El registro de dos victorias, un empate y otro par de derrotas le alcanzó para quedar en tercer puesto, lejos de una Argentina que se coronó con figuras de la talla de Esteban Cambiasso, Gabriel Milito, Aldo Duscher, Daniel “Rolfi” Montenegro, Ernesto Farías, Pablo Aimar y Luciano Galletti, máximo goleador de la competencia.
Ninguno de los representantes sudamericanos consiguió lucirse en el Mundial de Nigeria, que se jugó del 3 al 24 de abril del mismo año. La mejor actuación fue la de Uruguay, ubicado en cuarto puesto al perder 0-1 con Malí. Había dejado en el camino a Paraguay en octavos de final (por penales, tras empatar 2-2) y a Brasil en cuartos (2-1), en reediciones de duelos que Tandil había presenciado tres meses antes. Argentina decepcionó en octavos, cuando México le ganó 4-1; y el título fue para España, que goleó a Japón en la final (4-0), con Xavi Hernández brillando en la zona media e Iker Casillas alternando la titularidad en el arco con Dani Aranzubia.
Un ’99 inolvidable
Ronaldinho cumplió 19 años el 21 de marzo de 1999 y debutó en el seleccionado mayor de Brasil el 26 de junio siguiente, en un amistoso con Letonia.
Fue convocado por Wanderlei Luxemburgo para la Copa América de Paraguay y tuvo ahí su primer gran logro, en un equipo que contaba con Rivaldo y Ronaldo como figuras estelares. Lucía el número 21 y vio desde el banco de suplentes del estadio Defensores del Chaco la final frente a Uruguay, que terminó en inapelable 3-0. El combo entre los tres se cruzó con Argentina en una promocionada serie amistosa de dos partidos, en septiembre del mismo año: 2-0 para la albiceleste de Marcelo Bielsa en cancha de River y 4-2 para Brasil en el Beira Rio de Porto Alegre, por momentos con baile.
“Dinho” cerró 1999 estando considerado para la selección mayor, tras haberlo iniciado tirando gambetas en el San Martín. Lo que vino después es historia grande del fútbol mundial.