CRISIS FUTBOLÍSTICA EN SANTAMARINA
La última bala de Pernía
Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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Con apenas dos puntos sobre quince en disputa, el comienzo de temporada para Santamarina dista ostensiblemente del esperado.
La ilusión de protagonismo en la zona 1 del Federal A lejos ha quedado de cristalizarse y el aurinegro, al cabo de las primeras cinco jornadas, ha almacenado más aristas en el debe que en el haber. Tanto en materia de resultados como en lo inherente al funcionamiento.
Como ocurre en el fútbol de todas las latitudes, los resultados mandan y, dependiendo del cauce que tomen, consagran o condenan. En el San Martín, la formación tandilense no ha podido doblegar ni a Germinal de Rawson ni a Kimberley de Mar del Plata, adversarios ante los que cosechó las únicas dos unidades de su campaña. Tampoco logró una sostenida preminencia sobre esos rivales en el desarrollo, padeciendo como falencias más salientes determinados errores defensivos que pagó caro, limitación a la hora de la elaboración y, sobre todo, una alarmante falta de rebeldía y respuestas actitudinales para convivir con situaciones adversas.
Sin goles anotados, fuera de casa la ecuación ha sido todavía peor. Una caída sin atenuantes en Bahía Blanca a manos de Villa Mitre, otro revés en Viedma ante Sol de Mayo y el más reciente sinsabor, el del último fin de semana ante Olimpo. En este último caso, con cierta reacción en el complemento, después de un primer tiempo para el olvido, encarado con una línea de cinco defensores y con una apatía que lo dejó lejísimos de revertir la prematura diferencia establecida por el dueño de casa.
Semejante escenario volvió inevitable el hecho de que la continuidad del cuerpo técnico encabezado por Gastón Pernía esté supeditada al choque del fin de semana ante Cipolletti en el San Martín.
“Depende del domingo”, se dijo desde adentro respecto a la eventual permanencia en el cargo del hijo del “Tano”, quien todavía persigue su primera victoria como DT en el profesionalismo tras un deslucido paso por Tristán Suárez.
Puesto en contexto, se desprende que sólo un triunfo mantendría en el cargo al entrenador actual. Es que un empate, además de que haría permanecer a los tandilenses en el fondo de las posiciones, sería asimilar otro duro golpe anímico, el que significaría volver a fracasar en el intento de sumar de a tres en casa, con el agravante de tratarse de un adversario que también da pelea en el sótano.