TIGER WOODS
La obra maestra de un regreso imposible
Por Eduardo Aldasoro
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“De repente vi que podía usar un palo de golf, sentí que todavía tenía las manos para hacerlo. Mi cuerpo no es el mismo, pero aún tengo buenas manos”, manifestó Tiger Woods al coronarse en Augusta, ganando un Major tras casi once años y cientos de padecimientos. En una oportunidad, se preguntó: “¿Podré alguna vez volver a vivir sin dolor?” No se lo preguntó de forma poética, no había retórica en sus palabras, las dolencias, las inyecciones, los problemas…todo era demasiado.
El estadounidense, uno de los mejores de la historia en lo suyo, parecía condenado a ser un hermoso recuerdo. Lo creían muchos. Él, no. Él quería volver a disfrutar. Primero, de su vida, luego del juego. Por eso, esta consagración en el Masters de Augusta, el certamen más emblemático del mundo del golf, es una de las mayores hazañas que el deporte profesional haya conocido en la historia toda en el deporte.
Pasaron 3.954 días, 566 semanas, 130 meses, 11 años de su anterior Major, 14 de su anterior Masters. El ahora 15 veces campeón de Grand Slam del golf había caído directo al infierno. “Creí que podía salirme con la mía en cualquier cosa que quisiera. Sentía que había trabajado muy duro toda la vida y merecía disfrutar todas las tentaciones a mi alrededor. Sentía que me correspondía”, dijo el día que pidió perdón públicamente. Aunque mantuvo cierto protagonismo y hasta recuperó brevemente el liderazgo del ranking, parecía que ya no era el mismo. Y luego fue su propio cuerpo el que lo traicionó a él.
Desde 2014, los problemas en la espalda lo llevaron a tres operaciones en tres años. El golf era prácticamente una utopía, para entonces con suerte podía caminar. Con todo eso a cuestas, no se rindió, siempre tuvo en el fondo las ansias de volver a competir. Y una vez que pudo dejar atrás los inconvenientes físicos fue recuperando su forma. Ganó por primera vez un Masters sin llegar como líder al domingo. Tenía muchas dudas después de lo que hizo hace algunos años. Apenas caminaba, no podía sentarse, acostarse, ni hacer mucho de nada.
Pudo tener la chance de volver a una vida normal. Y, de repente, vio que podía usar un palo de golf. Sintió que si podía acomodar algunas cosas, todavía tenía las manos para hacerlo. Su cuerpo no es el mismo, pero aún tiene buenas manos, reconoció Tiger, que también le dio un valor especial a la forma del éxito. Haber ganado desde atrás probablemente lo convierta en uno de sus mayores triunfos. Después de todo lo que pasó en el medio, sin embargo, las manos y la cabeza están, ya estuvo ahí, no fue hace tanto. Y tras este retorno a la gloria, ¿cómo no pensar en el número 1 del ranking y 18 Majors de Jack Nicklaus.