DOBLE TAREA
Irene Jiménez, la concejal que lidera el ranking argentino de pádel
La edil de Lomas de Zamora es la número 1 del país en su deporte. Pasó por la ciudad, donde se consagró en el AJPP disputado el pasado fin de semana. En un mano a mano con El Eco de Tandil, el sacrificio que le implica cumplir la doble tarea, el privilegio de ser la 1, los sentimientos en una derrota y más.
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Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
fernandoizquierdo@hotmail.com
Para Irene Jiménez no es sencillo dividir cada jornada entre sus dos pasiones: el deporte y la política.
Es la número 1 del pádel argentino y al mismo tiempo ocupa una banca en el Concejo Deliberante de Lomas de Zamora.
Reconoce que el día le queda chico y que convive con recurrentes dolores, pero no se queja y asume que es el ineludible precio de desenvolverse simultáneamente en sendas actividades.
El fin de semana, el circuito AJPP hizo escala en Tandil con una fecha en el complejo Head, donde Jiménez, acompañada por Daniela Banchero, se consagró campeona al cabo de su primera visita a la ciudad.
En la previa de la competencia, Jiménez se prestó a un mano a mano con este Diario:
-¿Cómo encontrás el tiempo para recorrer el país con el pádel y desempeñarte como concejal?
-Es la parte más complicada. El otro día, hablando con mi médico, le explicaba de lo duro que había sido para mí jugar dos partidos muy duros, de alrededor de tres horas cada uno. Se me fatigan las piernas, tendría que estar al nivel de un tenista para que no me pase eso. No me queda otra que llevar una vida laboral, a veces descanso poco porque intento entrenar todos los días y el trabajo también es a diario, la política es 24x7. La llevo con ojeras, con cansancio, con dolor de cintura y de cuerpo en general, pero es lo que una eligió. Disfruto mucho las dos cosas.
-Que tengas que trabajar en simultáneo a tu actividad deportiva denota que el pádel profesional no termina siendo tal.
-Exactamente. El término “profesional” hace alusión a vivir del deporte. En el país, vivir de la competencia no es posible. Podés vivir del pádel si te vinculás como profesor, poniendo una academia o algo así. Jugar no es redituable, al contrario. Nosotras incurrimos en un montón de gastos cada vez que viajamos.
Jiménez es concejal en Lomas de Zamora.
-¿Evalúas la posibilidad de irte al exterior y dedicarte de lleno al pádel?
-Cualquiera que compite tiene el sueño de ser el número 1 del mundo en su deporte, hoy tengo la suerte de ser la 1 en Argentina. Más allá de la “chapa” que te da ese número, por la satisfacción que te genera desempeñarte bien en el deporte que amás. Entro a jugar al pádel y siento que estoy volando. Las piernas, los brazos, la cabeza…va todo para el mismo lugar, estás en armonía total cuando sentís que estás jugando bien. En lo personal, es un poco tarde pensando en la proyección para irme a competir al exterior, tengo 34 años. Si tuviese 20 ó 21, ni lo dudaría, me iría. Hoy, por suerte hay algunas academias en Europa que te albergan, de marcas como Bull Padel o Nox. Pero para insertarte a competir en el nivel Premier Padel tenés que sumar puntos en los torneos FIP. Tenés que irte a España y arrancar una vida de cero, lo cual también es muy difícil desde lo económico. En mi caso, tendría que trabajar y se me complicaría porque, al no tener demasiados puntos, en cada torneo arrancaría a jugar el lunes o el martes. Entonces, lo primero es conseguir dedicarte de lleno al deporte. Necesitás masajista, médico, nutricionista…tener una buena alimentación, descanso…muchas cosas que hacen al profesionalismo.
-¿Cuál es el nivel del circuito argentino? ¿En qué puesto del ranking mundial estarías hoy desde tu condición de líder en tu país?
-No lo sé. Considero que las jugadoras del circuito argentino tenemos las condiciones para competir allá y hacer un buen papel. Suelo comparar con el fútbol, el argentino y el europeo. No es que el de allá sea mejor o peor, cada uno tiene sus cualidades. Es una cuestión de ritmo, de la necesidad de insertarse en cierto formato, cierta dinámica y en determinadas exigencias. Un jugador del circuito mundial entrena tres veces al día, descansa un montón…la jugadora del circuito argentino está en condiciones de hacerlo, después está la elección sobre hacer o no el sacrificio. También dependés del dinero, a veces estás dispuesta y no contás con el dinero para hacerlo. Está bueno dar ese salto, para ser exitoso no necesariamente tenés que ser top ten mundial. De hecho, en Argentina hay jugadoras excepcionales que no están entre las diez mejores del ranking.
Irene Jiménez, Daniela Banchero, Silvana Campus y Belén Mosca, las finalistas de la etapa tandilense.
-¿Entrar a la cancha como la número 1 te implica cierta presión o responsabilidad o, por el contrario, es un impulso?
-Voy “surfeando la ola”. Me siento exactamente igual que cuando no era la número 1. A veces, pienso que debería plantarme un poco más en la cancha, entrar con otra presencia. Soy muy respetuosa de las jugadoras, siempre entro pensando que mis rivales son muy buenas, que tienen talento y un montón de virtudes. Cuando lo hablo en terapia o con mis amigas, me dicen: “¿¡Y lo tuyo?! Pensá que no te pueden jugar determinada bola”. Y la verdad es que no entro pensando en eso, sino en que tengo que rendir bien para ganar. Y también me enfoco en el disfrute. En términos generales, mi dolor no pasa tanto por una derrota sino por ese día en el que no me sale nada, no disfruto y la termino pasando mal. Soy fanática de este deporte y me hace feliz disfrutarlo. Obviamente, ganar tiene un montón de sabores. Pero perder jugando bien es aceptable. A lo largo de los años fui ganando un poco más de confianza, antes entraba a la cancha nerviosa y hoy lo hago más tranquila. Igual, siempre hay nervios, ansiedad, creo que es directamente proporcional al interés que tiene una por lo que hace.
-¿Para el torneo de Tandil sólo te permitías el título? ¿Otro resultado era negativo o no necesariamente?
-No necesariamente. A veces una no juega bien, no tiene un buen día y no puede desarrollar su estrategia, o el rival te plantea mucha presión y no te deja resolver. He tenido partidos en los que sentí que no hice las cosas bien y que perder era lo que correspondía. Siempre digo que estoy más acostumbrada a perder que a ganar. En mi historia deportiva, el saldo es negativo. Hace muchos años que juego al pádel y que soy parte del circuito, y son muchas más las ocasiones en las que he perdido que los triunfos.
Para mí, perder no significa agachar la cabeza, sino tener en cuenta que tenés que trabajar un montón de cosas más, que quizá no estás tan bien como creías, que de pronto te traicionaron los nervios…es un llamado de atención para entender que hay que entrenar y esforzarse más. Obviamente, siempre quiero ganar y un triunfo se disfruta mucho más que perder. Pero los deportes son así, en Tandil son 27 parejas y sólo una sale campeona. Entonces, me parece injusto ver trágico el hecho de no ganar el título. Todas las parejas están en condiciones de hacer las cosas bien y ganar.
Jiménez y Banchero, festejando en Tandil.
-¿Evaluaste la chance de venir a Tandil o no faltás a ninguna fecha del calendario?
-Voy a todos los torneos. Tandil para mí tiene un sabor especial porque es una ciudad que no conocía y siempre me dijeron que es un lugar muy bonito. También tuve en cuenta que la organizadora es la “China” (Cintia Fuentes), a quien conozco desde hace muchos años y le tengo mucho cariño, es una buena jugadora y también es bárbara como compañera, dentro y fuera de la cancha. Es un torneo que me generó mucha expectativa. Además, valoro mucho el fin de semana de pádel, es como un ritual. Me gusta ver partidos, pensar en el que me toca a mí, cómo lo voy a jugar, compartir tiempo con mis amigas, a lo largo de los años hemos formado muy lindos grupos, la verdad es que la paso muy bien fuera de la cancha.
-Hay jugadoras que se miden en competencias masculinas. ¿Sos partidaria de ello?
-Totalmente. En mi ciudad juego torneo de caballeros, no tengo competencia femenina. Participo en tercera de varones, el otro día lo hice en segunda y pasamos la zona con mi compañero. Creo que es algo necesario, está bueno que se normalice. Suelo jugar partidos amistosos, quiero ganar y todo, pero la sensación de la competencia, eso de que perdés y te quedás afuera, te la da sólo el torneo. Al no tener ritmo de competencia, a veces puede traicionarte la cabeza.
También jugar con hombres te presenta situaciones que no encontrás en partidos de mujeres. Por ejemplo, con los varones, no podés tirar determinado globo porque algunos le pegan desde muy atrás. Entre las damas, no tenemos alguien que impacte de semejante manera.