Hagelin, víctima de un crimen por error
“¡Parate flaca sino te tiro!”, le gritó Alfredo Astiz. Dagmar Hagelin siguió corriendo. Astiz tiró. El balazo, contaron testigos, le rozó la cabeza. Hagelin cayó al piso y los integrantes del grupo de tareas 3.3.2 de la ESMA pararon un taxi, bajaron al chofer, la metieron al baúl y se la llevaron aún con vida. Era 27 de enero de 1978. En la vereda quedaron rastros de su sangre. Desde entonces, está desaparecida.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailDagmar, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), tenía 17 años y ascendencia sueca. Fue secuestrada por error de la casa en El Palomar de su amiga Norma Burgos, viuda de Carlos Caride, dirigente de la izquierda peronista muerto en 1976 en un enfrentamiento con efectivos policiales. Astiz esperaba en realidad a María Antonia Berger, dirigente de Montoneros y una de las tres sobrevivientes de la Masacre de Trelew, ocurrida el 22 de agosto de 1972.
El secuestro y posterior desaparición de Dagmar originó en Suecia, una vez clasificado su seleccionado, la campaña de boicot al Mundial ’78 que luego se extendió a otros países de Europa. Tan fuerte fue el debate que el presidente de la Federación Nacional de Deportes de Suecia, Karl Frihiofson, anunció que no habría sanciones a los jugadores que decidieran no participar en el torneo. Ninguno renunció.
“En Suecia hubo presión para que los futbolistas expresaran públicamente en la Argentina su rechazo a las violaciones a los derechos humanos”, reconstruyó el periodista Daniel Gutman en su libro “Somos derechos y humanos”.
“El diario más vendido del país, Aftonbladet, puso en tapa una caricatura de los jugadores suecos de espaldas: en las camisetas, en lugar de números, llevaban el nombre de la chica desaparecida. Fue el técnico, Aby Ericson, quien rechazó cualquier compromiso con la cuestión cuando advirtió que el plantel ‘irá a la Argentina a jugar al fútbol, no a hacer política'”.
Ragnar Hagelin (ciudadano chileno luego nacionalizado sueco), el padre de Dagmar, contó la misma historia: “La selección sueca fue presionada por la prensa para que actuara en Argentina en defensa de Dagmar. Pero los jugadores no hicieron nada”, le dijo al periodista Pablo Llonto para el libro “La vergüenza de todos”.
Algunos integrantes del plantel de Suecia, como reveló Bjôrn Nordqvist a Télam, sí fueron a ver a las Madres a Plaza de Mayo.
Se presume que Dagmar fue víctima de los “vuelos de la muerte”. “No sé de qué me habla”, le respondió Astiz al juez Sergio Torres al ser interrogado en la causa por el secuestro y desaparición de la adolescente. Todo está guardado en la memoria. (Télam)