CON VICTORIA DE JUAN MARÍA TRAVERSO
Hace 45 años, nacía un ícono de las sierras
El 11 de diciembre de 1977, se corría por primera vez en el semipermanente “Ciudad de Tandil”. Un circuito incomparable y que dejó una huella imborrable para el automovilismo argentino.
Parece que fue ayer, pero han transcurrido 45 años de nostalgia, sentimientos y recuerdos. Una ilusión y sueños de laboriosos pioneros del automovilismo serrano.
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El 11 de diciembre de 1977, se inauguraba el semipermanente "Ciudad de Tandil", escenario con una belleza natural incomparable, para los medios, el más alucinante del país, colorido inigualable y una pintoresca y bella topografía.
Treinta y dos kilómetros para disfrutar, fue una novedad para la gente y para el Turismo Carretera. Más de cincuenta mil almas “tapizaron” las sierras más antiguas del planeta, aquella jornada feliz para la ciudad en la recta final del ‘77.
El sueño de un pueblo y su gente se hacía realidad, un lugar original, con curvas y variantes de diferentes radios. Subidas y bajadas, giros en pendiente y algunas rectas extensas del trazado antiguo. La viborita de Don Bosco, sector técnico del circuito, hoy parte del lugar favorito de running y ciclistas, la curva de “El Gallo”, el tendido hasta Scarminacci, la variante de La Porteña, la curva de Montecristo, y la Bajada de Belén, el temible tobogán que impulsaba hasta Marchini, donde más de un TC levantaba vuelo, actualmente rodeado de pintorescas casas de té y cabañas.
El reducto de las sierras era banco de pruebas de una etapa romántica de los carreteros, con alguna similitud al mítico Nürburgring, el “infierno verde” alemán que tenía algunos kilómetros menos que el tandilense.
Las chicanas
Las chicanas de Tandil en sus últimas ediciones fueron ocho en total, tres sobre la ruta 74, dos sobre la provincial 30, la variante de Belén, San Gabriel, y la enclavada frente al Club Banco Nación, algunas de las cuales sobreviven hasta hoy. Unas fueron tapadas por la tierra de los años, otras quedaron cubiertas por pastos, la más cercana al centro de la ciudad se halla intacta, utilizada como el “drive in” de una cabaña turística.
Los impulsores
Una tarea que no tuvo pausas en los albores de los ‘70, llevada a cabo por grandes y eximios impulsores como Pedro Blanco, Alberto Iribarne, el doctor Martín Zubeldía, el ministro de Educación de la Provincia de Buenos Aires doctor Osvaldo M. Zarini, nexo para esa obra; el profesor Daniel Eduardo Pérez, Francisco Fiego, el Gobernador Carlos Moragues, el ingeniero Zubiri, el director de Turismo C. Macchi, y el Intendente Carlos Pinna. El trazado de Tandil impulsó y potenció al turismo en la ciudad serrana.
El acto inaugural
Fue un día histórico para Tandil y para el TC. Dos series a seis vueltas, completando 386,400 kilómetros. El “Chango” Fernandino y Juan María Traverso ganaron esos parciales. Por suma de tiempos la victoria quedó para el “Flaco”, superando a Juan Carlos y Ricardo Iglesias. Cuartos fueron los "Hermanos Suárez", y quinto el recordado hombre de Orense, Alberto Beguerie. Completaron los top ten, Héctor “Laucha” Ríos, Rommel Viglianco, el azuleño Luis Saint Germés, Carlos A. Nani y “Nito” Lizeviche.
Preferencia de los pilotos
El “semi” tandilense se convirtió en el circuito preferido de los pilotos, descollando entre otros, notables figuras como Roberto Mouras, “Pincho” Castellano, el “Flaco” Traverso, Oscar Aventín y el “Pato” Morresi. También era el lugar donde se destacaban los motores de los grandes preparadores, los Fores del “Polaco” Herceg, los Chevrolet de Omar Wilke-Jorge Pedersoli y Pablo Satriano, y el Dodge que motorizaban Oscar y don Néstor Castellano.
“Se te paraba el corazón”
El múltiple campeón del TC, TC 2000 y Top Race, Juan María Traverso, con un notable palmarés, 155 victorias y 16 coronas, ha reflejado sus sensaciones del circuito semipermanente de Tandil y de la cautivante bajada de Belén. “Era un circuito difícil y peligroso, pero lo disfrutamos todos. La bajada de Belén yo la hacía en cuarta. Se te paraba el corazón. ‘Acá se acaba mi carrera deportiva’, pensaba. Cuando terminabas la competencia, te bajabas temblando. Tres victorias logré en Tandil. Me acuerdo que ganamos la Copa Challenger, que eran tres victorias consecutivas o cinco alternadas. La Copa quedó en Tandil”, expresaba el séxtuple de los carreteros, Juan María Traverso.
Tres al hilo en las sierras
En once meses, el ramallense ganó tres competencias al hilo en el histórico trazado de 32,200 kilómetros: el 11-12-77 en la inauguración del semipermanente, la 18va. Vuelta de Tandil; el 5 de marzo de 1978, en la apertura del campeonato TC (ACTC), y el 5 de noviembre del mismo año, la 19na. Vuelta de Tandil.
En la fiesta de los 80 años del TAC, el ídolo de Ramallo recibió el histórico trofeo que hoy forma parte de sus recuerdos y emblemas en su museo “El Galpón del Flaco”.
El accidente de Octavio
La mayor tragedia de Tandil fue la muerte de Octavio Justo Suárez, que ocurrió el 23 de septiembre de 1984. Ese día no lo acompañaba su hermano Pedro, sino Norberto “Tito” Torre, que pudo salir ileso de aquella trampa mortal en la ruta 74, en las cercanías del cruce Scarminacci. Un día de luto para el Turismo Carretera, se iba el hombre que había recuperado a la categoría más importante del país.
Fueron 21
Diecisiete vueltas de Tandil se llevaron a cabo en el circuito serrano y cuatro realizaciones especiales, dos ediciones de la Vuelta de Lobería, una de Benito Juárez, y una competencia “Apertura” organizada por la ACTC, totalizando veintiún eventos.
Como no podía ser de otra manera, un grande como el “Flaco” Traverso anotaba su nombre como el primer ganador en el emblemático lugar, el último ganador fue Juan Manuel Landa el 8 de marzo de 1992 (34° Vuelta de Tandil), día donde quedaba desafectado uno de los trazados que hicieron historia en sus casi quince años.
Tandil y su fiesta
A aquellos que no vivieron esas épocas del Turismo Carretera, quizá no les resultará fácil imaginar o comprender lo que generaban estas carreras en los pueblos, donde la folklórica categoría desembarcaba. En Tandil, cambiaba el ritmo de la ciudad. Tres días antes llegaba gente de distintos lugares del país. El domingo se paraba todo. En los sectores claves y conocidos se congregaba una multitud, La Viborita, El Gallo, Scarminacci, Montecristo, la Bajada de Belén y la zona del Club Bancarios del Provincia, se juntaba una multitud de espectadores. Era el asado, los amigos, la familia y los valientes gladiadores que viajaban a fondo. Ha quedado el recuerdo de una etapa o época romántica que se vivía y disfrutaba con pasión y alegría.
Hoy, cuando transitamos sus paseos y bellezas, sentimos un cosquilleo en el corazón, recuerdos imborrables y la nostalgia del ruido de los motores.