LA MEMORABLE FINAL DE NUEVE DE JULIO ‘96
“Fabián se la merecía”
El 21 de abril de 1996, Fabián Acuña ensayó una memorable remontada que lo dejó en las puertas de lo que hubiese sido una de las victorias más increíbles en la historia del TC.
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El tandilense, partió desde el puesto 43 en la final de Nueve de Julio y vio el banderazo a cuadros segundo, a medio auto del ganador José María Romero, quien en esa cuarta fecha celebró su último triunfo en “la máxima”.
“Fue mi última victoria en el Turismo Carretera. La logré con el ‘Fordcito’ que tengo guardado en el Museo Emiliozzi. El auto, ese año, no venía funcionando bien. Para esa carrera, pusimos frenos nuevos. En la final, largué en el puesto 12. Fuimos avanzando, aprovechando que fue un día fatídico para las gomas y hubo muchos abandonos. Varios pilotos ocuparon la punta. De golpe, aparecí quinto y sentí el deseo de que termine la carrera, porque mi auto parecía no querer llegar. Cuando me encontré tercero, pensé: ‘¡Cuánto hace que no tomo champagne!’”, recuerda el olavarriense casi un cuarto de siglo después.
-Una carrera muy peculiar. Con vos ganando desde el puesto 12 de largada y Acuña, tras comenzar desde el fondo, finalizando como escolta.
-Claro. En la última vuelta, yo venía segundo y lo empecé a ver por el espejo a Acuña. Ese fin de semana él tenía un auto muy rápido, había ganado la clasificación por medio segundo de diferencia. Tenía el auto a batir. Recuerdo que en boxes “Lalo” Ramos mencionó que había tenido un inconveniente con Fabián e iba a tratar de sacarlo de carrera. Y lo hizo. En la recta principal, Acuña empezó a superarlo y “Lalo” lo tocó a propósito. Fabián hizo un trompo y Ramos fue excluido.
-¿Cómo se dio el desenlace de esa final?
-A poco de que termine, (Roberto) Urretavizcaya, que ya ganaba, abandonó. Entonces, sólo me quedaba aguantar las embestidas de Acuña. En la horquilla salimos acelerando juntos y le barrí un poco la pista hacia los dos lados. Fue una final muy apretada, que le terminé ganando por medio auto. Fabián se la merecía pero me tocó a mí.
-¿Si la carrera duraba una vuelta más era de Acuña?
-La ganaba si la llegada hubiese estado diez metros más adelante. Cuando cruzamos la bandera a cuadros, la trompa de su auto estaba a la altura de las puertas del mío. Fabián tenía un misil ese día. Yo giraba mucho más lento respecto a la punta, la ventaja que tuve fue que pude mantener un ritmo porque no entré en luchas por el puesto, con lo cual las gomas me aguantaron. Ese día hubo muchos abandonos, pararon Zanatta, Traverso, Ciantini, Minervino…
-¿Cómo describís a Acuña?
-Es una gran persona. Estuvo rodeado por un gran equipo, con “Chispa” (Daniel Uranga), con “Pincho” Castellano en su momento. Yo tenía una muy buena relación con Fabián, nos prestábamos elementos. Cada vez que nos encontramos, recordamos anécdotas. Como piloto era también muy bueno, al nivel de (Guillermo) Ortelli, de Urretavizcaya, “Lalo” Ramos…Ganó muchas carreras, además hacía su auto y siempre lo presentaba muy bien.
-También en TC fuiste contemporáneo de Vicente “Tano” Pernía.
-Un piloto áspero, atrevido, de ir siempre para adelante. Hemos tenido algunos roces en pista, pero es un gran tipo, lo mismo que sus hijos.