ENFOQUE
El desafío es de Centurión
Recibí las noticias en tu email
Por Walter Vargas
Que el flamante vínculo de Ricardo Centurión con Vélez Sársfield ofrezca aristas que superan el común de todo cambio de camisetas no debería desplazar el hecho de que el mayor desafío es el que asumirá el futbolista.
O, en todo caso, que se trata de un desafío que en alguna medida es compartido por el club y por Gabriel Heinze pero que guarda una trascendencia específica para Centurión mismo.
Es que para el muchacho nacido en Avellaneda y formado en las divisiones menores de Racing se presenta la dorada oportunidad de refundarse y refundar su carrera a los 27 años que cumple precisamente hoy.
Muy joven todavía para el DNI, la trayectoria deportiva del mediocampista ofensivo o extremo izquierdo que ha recalado en Liniers está asimismo jalonada por tantos episodios desafortunados allende las canchas de juego que terminan por opacar los efluvios de aquel chiquilín del que se hablaban maravillas incluso antes de debutar en Primera División.
En esa biografía tumultuosa se inscriben sus mejores días con la pelota al pie: en un Racing campeón, en Boca y en San Pablo, donde, según considera Heinze, atravesó por su mejor momento.
Parece poco, demasiado poco en un futbolista que va camino a su octava temporada en Primera, buena parte de la cátedra lo considera un crack hecho y derecho y más de cuatro dan por descontado que si se lo propusiera podría incluso jugar en la Selección y, por qué no, en el Mundial de Qatar 2022.
El gran tema gran es qué pretende Centurión para su condición de futbolista, que desde luego va de la mano de la pregunta del millón: ¿qué pretende, que desea para su vida?
Sin ánimo moralizante, apenas por la pertinencia de reponer lo ineludible, resultan más que sugestivas su tendencia a los encontronazos en la vida pública y la pueril fundamentación que esgrimió ante Oscar Ruggeri durante una entrevista por televisión: “salgo de noche porque me cuesta dormirme y me aburro”.
Ahora, tras la secuencia del célebre desplante a Chacho Coudet en la cancha, tras su salida de Racing y un insulso paso por la liga de México, diríase que Vélez y Heinze apuestan por un Centurión ideal que vaya a saberse dónde está.
“Me haré responsable de todo lo que él haga fuera de las canchas”, sentenció el director técnico entrerriano en un admirable arrebato de integridad y optimismo.
La conducción del club de Liniers, entretanto, dio participación a la Oficina de Género, cuya abogada, Paula Ojeda, admitió que no han visto con buenos ojos la contratación de Centurión, pero que valoran la consulta formulada por la Comisión Directiva.
Aun cuando de momento quedan por verse las precisiones del caso, se presume que Vélez dispondrá de la tácita potestad de aplicar una “cláusula de comportamiento” y una consiguiente rescisión del contrato ante la emergencia de que el jugador vulnere el estatuto social, sea por incurrir en violencia de género, sea por otros sucesos análogos.
En esa especie de libertad condicional y de probation se cifran el destino de Centurión y su legítima potestad de devenir mejor que sí mismo y por extensión de cerrar las bocas de quienes lo llaman, sin más, “El Incorregible”.