TURISMO CARRETERA
Caparrós, Castellano y una historia en el aire
El aniversario de una carrera para el recuerdo en Tandil. La tragedia sobrevoló las sierras.
El domingo 20 de diciembre de 1987, cerraba un nuevo ciclo teceista en el cautivante trazado de las sierras.
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Un marco alucinante marcaba la escenografía, con 102 autos, y una notable convocatoria de público a lo largo de los 32,375 kilómetros. Se cumplía la XXXI Vuelta de Tandil, y “Valdi” Caparrós inscribía su nombre en la clásica competencia. “Pincho” Castellano alcanzaba su primera corona en la máxima.
Una vez más se desarrollaba en el Nürburgring argentino, dos series a ocho vueltas y una clasificación general por suma de tiempos, para el Premio Coronación de la folklórica especialidad.
La última competencia del ejercicio, definiría el campeón, las posiciones en el torneo indicaban que eran tres los candidatos al título: Castellano (224 puntos), Oyhanart (211,50) y Satriano (183,50).
El “crédito” de Lobería se encontraba en una inmejorable posición ya que largaba junto al "Vasco" Oyhanart, mientras que Satriano lo haría una fila detrás, con lo cual el “Pincho” podría controlar la situación a medida que transcurriera la competencia, al menos durante la primera etapa.
El desarrollo de la competencia permitía una mayor cantidad de puntos a repartir, por lo cual las expectativas estaban dadas para las tres hinchadas.
En verificación quedaba claro, que el torneo cerraba de la mejor forma con más de un centenar de autos presentes, la categoría gozaba de un gran momento, algo inesperado no muchos años atrás.
Entre las novedades Antonio Aventín pasaba a tripular el codiciado Falcon de Felipe Salgado en reemplazo del “Chango” Fernandino, el de Morón volvía a correr sobre un Ford luego de cuatro años y tenía todo arreglado para continuar con ese auto durante 1988.
Acción en las sierras
Como era de esperar, la atención iba a estar puesta por un lado en la lucha por la punta y por otro, en la definición del torneo.
Inicialmente “Tito” Urretavizcaya y Roberto Mouras estuvieron adelante, pero ante el retraso de ambos emergió la figura de Caparrós, que no tuvo oponentes, Castellano mostraba un sólido andar, al principio era superado por Oyhanart, pero luego el Falcon del pilarense comenzó a perder en los curvones con lo cual el puntero del torneo logró superarlo, quedando como escolta en la etapa.
Se vivieron momentos de nerviosismo luego del vuelco de Natalio Ciccia, en la hoy avenida Don Bosco y Reserva Sierra del Tigre, los tripulantes del Dodge número 125 debieron ser trasladados al Hospital Ramón Santamarina para recibir atención, a causa de los golpes sufridos.
La etapa inicial sobre ocho capítulos (259 kilómetros) era propiedad de Edgardo Caparrós 1h. 23m. 51seg.64/100 a 185,307 Kms/h de promedio, segundo Oscar Castellano a 14 seg. 79/100, y tercero “Pancho” Alcuaz. Cuarto Jorge Oyhanart y quinto el “Chueco” Romero.
Emilio Satriano, Vicente Alberto Pernía, Osvaldo Morresi, Eduardo Marcos y Oscar Aventín completaban los primeros diez arribados.
Todo bajo control
El segundo sprint fue monopolizado por Caparrós y Alcuaz, el piloto de Brandsen puso todo lo que tenía logrando llegar a la punta de la general, pero el de Venado Tuerto le respondió volviendo a ponerse a tope, posteriormente el Dodge preparado por Roberto Díaz comenzó a sufrir inconvenientes en la caja de velocidades, por lo tanto la carrera quedaba en manos del representante de la provincia de Santa Fe.
Hay que destacar la actuación del piloto de Cañuelas, Juan Carlos Nesprías, que tenía resto como para pelear, pero inconvenientes en la tapa de cilindros, limitaron sus aspiraciones.
Por el campeonato no había novedades, Castellano tenía todo bajo control y hacia una carrera criteriosa, cuidando la salud de la Dodge, motorizada en Lobería por el propio piloto y su padre Néstor, en el bunker de la calle Leandro N. Alem.
Satriano exprimía el motor de su hermano Pablo, pero no podía aproximarse a la avanzada, mientras Oyhanart seguía a un ritmo parejo, aunque distante de la punta. La única chance era que se detuviera Castellano, para acceder a la corona, pero la “naranja” respondía y su piloto administraba los “fierros” con criterio para llegar sin sobresaltos al final.
Marcaba territorio en el segundo parcial, nuevamente “Valdi” Caparrós, transitando los 259 kilómetros en 1h. 24m. 26seg. 77/100 a 184,022 para cubrir las ocho vueltas. Destacada entrega de Francisco Alcuaz quien fue segundo a 3 seg. 50/100 y tercero Emilio Satriano. Oscar Aventín, y el “Vasco” Oyhanart completaron los cinco del frente. Completaron la plantilla de los diez, Oscar Castellano, Juan Carlos Nesprías, Eduardo Marcos, Luis Hernández y Mariano Calmante.
En la suma de guarismos, el de Venado Tuerto se adjudicaba la 31ra. edición de la Vuelta de Tandil en 2 hs. 48m. 18s.41/100 para cubrir las 16 vueltas a 184,663 Kms/h., superando a “Pancho” Alcuaz por 19seg. 59/100, mientras tercero quedaba el nuevo campeón Oscar “Pincho” Castellano. Cuarto Emilio Satriano y quinto Jorge Oyhanart, exhibiendo ambos buenos potenciales.
Completaron los top ten, el “Puma” Aventín, Juan Carlos Nesprías, el representante de La Dulce y Tres Arroyos Eduardo Antonio Marcos, Marcelo Polinori y Antonio Aventín.
El campeonato quedaba en manos de alguien que merecía ganarlo desde hacía varias temporadas, por su tenacidad, por no bajar los brazos y por saber plantear estrategias, ganando en todo tipo de escenarios, por eso Castellano iba a pintar el preciado “uno” en las puertas de su máquina en la temporada 1988.
El roce de las dos aeronaves
El cierre del certamen 1987 de Turismo Carretera en Tandil, tenía grandes expectativas y aprontes ese domingo 20 de diciembre, clausura de un campeonato y el desarrollo de una carrera definitoria. Medios de distintos lugares del país llevaban las alternativas del “Premio Coronación” de la máxima, en el panorámico reducto de las sierras. Algunas organizaciones dispusieron ese día, hasta tres aeronaves para la cobertura de la convocante entrega, nadie quería perder detalle alguno, de una definición exitante.
El equipo Campeones (LR 1 Radio El Mundo), dirigido por Carlos Alberto Legnani, utilizó tres aviones del Aero Club Tandil. Otras máquinas similares cumplían idéntica función para otras entidades periodísticas, surcando el horizonte serrano, para emitir las alternativas y vivencias de la gran carrera que tuvo dos etapas o series, quedando la clasificación final por suma de tiempos.
El parcial inicial se desarrollaba promediando la mañana, las aeronaves viajaban arriba de los punteros, otras sobrevolando la quinta o sexta fila y en el caso del equipo de Radio El Mundo, tenía un tercer avión, para utilizarlo en la zona de atrás o emprender alguna cobertura donde se producía lucha o alguna eventual urgencia.
Los aviones de punta estaban a cargo del Ingeniero Carlos Echeverry y Miguel Fantini, con los dos relatores desde el aire, Guillermo De la Barrera y Andrés Galasso.
“Con la carrera en movimiento, el Cessna que tenía a Fantini (piloto Aero Club Tandil) y relator Guillermo De la Barrera, estaba asignados a sobrevolar la punta, pero en un momento debió retornar para localizar a uno de los autos punteros que se había retrasado entre Montecristo y La Porteña. A su vez, en el otro Cessna 182, íbamos filas más atrás (Carlos Echeverry) con el relator Andy Galasso, en ese lapso nos informan que teníamos que localizar a los autos de avanzada. El plan estaba de esa manera, nosotros ir a cubrir transitoriamente a los autos que marchaban adelante. En la ruta 74, ubicamos la posición. Hasta allí todo bien, pero la gran sorpresa y asombro fue que en ese momento, apareció y se nos vino encima la otra aeronave que había retornado a la posición original. El susto y tensión fue enorme porque el horizonte estaba poblado de aviones y las dos máquinas (del Aero Club Tandil y Campeones), se encontraron en una posición incómoda y de alto riesgo, volábamos en la zona de ‘Los Mimbres’. Nos rozamos en vuelo, arrancando con la pala del ‘172’, un trozo alar de nuestro avión. De allí, movimos urgente al Club de Planeadores para aterrizar, el otro Cessna pudo continuar con la carrera. En esa instancia, creí que se había desprendido una de las ruedas y le dije a Andrés (Galasso) que teníamos que salir rápido cuando aterricemos, porque no sabía que comportamiento podía tener el avión. La sorpresa fue mayúscula cuando descendimos, la máquina pudo carretear y así logramos salir ilesos. Después de algunas horas, nos dimos cuenta que pudo ser muy grave y trágico. El 20 de diciembre no lo olvidaré jamás. Recuerdo que a la tardecita de ese domingo, localizamos un trozo del ala, que aún la conservo”, le comentaba el ingeniero Carlos Etcheverry a vertigomotorsport.com.