Trabajadores de la escena local le pidieron ayuda a Lunghi para atenuar la emergencia económica
Una encuesta realizada por el Consejo Municipal de Teatro Independiente arrojó que casi un tercio de los artistas relevados dependen exclusivamente de los ingresos generados por la actividad independiente, cuya fecha de retorno es incierta. Solicitaron a la comuna que se revean los fondos del Consejo para paliar la emergencia económica.
Trabajadores de la cultura de la ciudad y creadores de las artes escénicas -nucleados en el Consejo Municipal de Teatro Independiente (CMTI)- y otros artistas, elevaron una carta al intendente Miguel Lunghi para poner en evidencia el impacto de la pandemia en sus actividades y vidas. El área es una de las más vapuleadas por la cuarentena que obligó a suspender por completo todo tipo de espectáculos y eventos, y hace más de un mes que se encuentran sin poder trabajar para garantizarse el sustento.
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“Nuestra ciudad cuenta con la gran ventaja de tener un Consejo Municipal de Teatro Independiente el cual dispone de fondos destinados a sostener y fomentar la actividad escénica local. Fuimos notificados de que dichos fondos pueden verse afectados por la crítica situación que se atraviesa”, señalaron.
A través de la misiva, solicitaron a las autoridades comunales que – en carácter de urgencia- se revea la afectación de dichos fondos y se les permita contar con el dinero para subsidiar a artistas, grupos y salas locales. “Nos encontramos laboralmente detenidos y sumidos en una gran incertidumbre. Consideramos determinante que se tenga en cuenta nuestro pedido, que suena en sintonía, con el pedido de artistas escénicos de todo el territorio nacional”, subrayaron.
En el texto, además, expresaron su especial apoyo y solidaridad frente a la grave situación que vive el país y el mundo confiando en que, con el debido respeto a las medidas de prevención, “habremos de salir adelante”.
Los números de la encuesta
A partir de esta situación de emergencia, desde el CMTI realizaron una encuesta, en colaboración con teatristas independientes, para entender en números lo que significa el cese de la actividad de esta índole en Tandil. Vale aclarar que estas cifras reflejan la pausa de las actividades en la primera quincena de iniciada la cuarentena. Al día de hoy, los valores se verían acrecentados significativamente. Más aún teniendo en cuenta que en Semana Santa el trabajo fue suspendido, representando una gran pérdida económica para los artistas de nuestra ciudad.
De acuerdo a los datos relevados, sobre un total de 50 personas del ámbito encuestadas, para el 30,6 por ciento de los consultados significa la totalidad de su ingreso económico. Para el 38,9 por ciento significa entre 50 y el 100 por ciento, y para el 16, 7 por ciento de ellos significa menos de la mitad de sus ingresos. Sólo para el 13,8 por ciento representa menos del 25 por ciento del total de sus ingresos económicos.
Por otro lado, el 44,4 por ciento de los artistas son monotributistas. Siendo la actividad independiente el principal ingreso para muchos de ellos cabe señalar, también en números, que el 43,2 por ciento tenía funciones en salas independientes y teatros municipales de la ciudad y el 43,2 por ciento iba a dictar talleres en espacios independientes. El 13,6 por ciento iba a realizar trabajo en la calle, funciones y animaciones.
Por otra parte, las salas se ven directamente afectadas por esta misma situación, ya que las funciones no se realizaron o no se van a realizar, y los talleres que se iban a dictar se ven pausados hasta nuevo aviso. Para hablar de números, de los artistas que realizaron la encuesta el 40 por ciento iba a dar talleres en La Ñata Roja; el 26,7 por ciento en el Teatro Bajosuelo, el 20 por ciento en El Club de Teatro; y el 13,3 por ciento en la sala La Fábrica.
Un sector precarizado
Tandil se caracteriza por ser una ciudad de artistas fuertemente comprometidos con la comunidad, que dedican sus vidas a generar territorios de escucha y sensibilidad colectiva, se esfuerzan por seguir especializándose, generan espectáculos, atraviesan fronteras, abren salas que expanden y dan sentido, autogestionan festivales, trabajan cerca de los niños y adolescentes y generamos espacios de formación e intercambio en distintos barrios de la ciudad.
Son, además, uno de los motores económicos de la sociedad, impulsando, a través de sus actividades rubros como la gastronomía, el turismo y la hotelería. Pero son también uno de los rubros más precarizado y desprotegidos, que dependen enteramente de las funciones y dictado de clases para poder vivir.
“La inmensa mayoría de los artistas escénicos somos monotributistas o disponemos de trabajo no registrado. Es entonces muy claro comprender que en ésta situación de emergencia nos vemos absolutamente perjudicados”, indicaron.