Suspensión de castraciones, alimentación de perros callejeros y maltrato animal: los problemas que enfrentan los proteccionistas durante la cuarentena
Debido al aislamiento social, preventivo y obligatorio decretado por el presidente Alberto Fernández para prevenir los contagios de COVID-19, las asociaciones proteccionistas deben hacer frente a una difícil situación ya que encuentran inconvenientes para alimentar a los perros callejeros y para intervenir en los casos de maltrato animal.
Recibí las noticias en tu email
Ezequiel Escudero, referente de la ONG Movimiento Activista Animal, manifestó en diálogo con El Eco de Tandil que debe andar “esquivando” controles para poder alimentar a los canes que tiene en el refugio o en el campo. No obstante, aclaró que no son solo las agrupaciones las que los alimentan habitualmente, sino que también hay muchos particulares que lo hacen porque “entienden la problemática y se comprometen, pero hoy no pueden salir a la calle o lo hacer de forma irregular”.
Sin embargo, señaló que hay un problema aún más grave que la alimentación: “Si se extiende la cuarentena, que no lo sabemos porque el futuro es incierto, la realidad es que tenemos un problema. Porque mas allá de que nosotros estemos dentro de la mesa de Copecos y no haya habido ningún tipo de resolución ni propuesta desde Bromatología, hay otro tema que es más complejo que es la suspensión al cien por ciento de las castraciones municipales”.
“Son dos problemas con distinto enfoque. El tema de la alimentación, la gente lamentablemente tiene que trasgredir las normas, pero en lineas generales los animales no se quedan sin comer. El problema es la castración, porque te imaginas que por mas voluntad que tengamos no podemos salir a castrar perros”, añadió Escudero.
En tanto, desde el Movimiento Activista Animal deben sortear otro obstáculo durante este aislamiento obligatorio que es la suspensión absoluta de las guardias de vigilancia y control de maltrato animal.
Según expresó el propio Escudero, desde que comenzó la cuarentena recibieron tres denuncias de maltrato pero no han podido certificarlas. “No sabemos qué hacer o decirle a la gente. Porque la realidad es que estas cuestiones siguen, pero no tenemos manera de que las ordenanzas estén en vigencia”, clamó.