Cuestionaron al Municipio por “improvisar” en el sepelio de un paciente sospechado de Covid-19
Alberto Mario Cortés, de 60 años, ingresó al Hospital, le diagnosticaron neumonía y se activó el protocolo para coronavirus. Horas después murió y desde la casa velatoria programaron la inhumación para las 15. Sin embargo, lo enterraron a las 10, sin la presencia de la familia. Al mediodía, informaron a los hijos que el resultado del hisopado era negativo. Ya era tarde, porque se habían quedado sin la posibilidad de despedirse. Tras contar la historia, Catalina Cortés cuestionó la “improvisación” y el incumplimiento del protocolo.

Catalina Laura Cortés (28 años) transita días de angustia tras la muerte de su padre y el destrato que sufrió, junto a su hermano, al momento del sepelio de los restos, debido al diagnóstico presunto de coronavirus y a la “improvisación” en la actuación de las autoridades sanitarias y del Cementerio Municipal. Al mismo tiempo, señaló que no se respetó el protocolo vigente para las inhumaciones y alertó a la población para que no se repitan situaciones similares. Expresó que el objetivo de su relato es transmitir “la injusticia vivida a partir del fallecimiento de mi papá, el lunes 27 de abril y su diagnóstico presunto de Covid-19”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailA través de una carta, contó que “todo comenzó cuando mi padre, Alberto Mario Cortés, de 60 años, quien padecía una discapacidad motora hacía 15 años producto de un ACV, ingresó, a las 20.30, al Hospital Ramón Santamarina por una caída e hipertensión, el 26 de abril. Luego de unos estudios, resultó que tenía neumonía, activaron el protocolo por Covid-19 y le realizaron el hisopado, estando el resultado en aproximadamente 24 horas. Él falleció antes del resultado, en la madrugada del 27, producto de un paro cardiorrespiratorio”.
Ante la noticia, Catalina Cortés, radicada en Buenos Aires, emprendió viaje a Tandil, “mientras mi hermano se comunica con la empresa funeraria Alessi y Manna, les cuenta la situación y acuerdan el servicio a las 15 de ese mismo día. Esta información sale publicada en la sección de necrológicas de los portales de diarios digitales”.
Cambio de horario
Sin embargo, explicó que “en medio del viaje, a las 9.40, mi hermano me llama y me avisa que desde la funeraria le dijeron que a mi papá lo estaban trasladando al Cementerio, que ‘el coche fúnebre iría despacio para que lo logre alcanzar en el camino’. Mi hermano en el Cementerio se encontró con el ataúd de mi padre ya en la fosa y hombres vestidos de blanco cubriendo el ataúd con tierra, antes de que él siquiera pudiera llegar a acercarse”.
Y lamentó que ante ese cambio repentino, “yo no llegué. Llegué minutos más tarde, y lo primero que hice fue ir al Cementerio, donde me dijeron que esta situación nunca la habían vivido y que el servicio de mi padre estaba acordado a las 15”.
Idas y vueltas
La joven resumió que tras la triste situación, “mi lucha comenzó. Desde la funeraria me expresaban que ellos habían actuado según el ‘protocolo provincial y nacional’ y además, habían acatado lo que le habían comunicado desde el Hospital. Me dirigí a la Municipalidad y desde secretaría privada me acordaron una reunión para el otro día con distintas autoridades. En ese momento, a las 12 del mediodía, tenía el resultado del hisopado: negativo”.
Al día siguiente, “en la reunión, estaba la autoridad de Obras Públicas Luciano Lafosse, el director del Hospital Fernando Fernández y Juan Macia Cantarelli, abogado del Municipio. Allí justificaron sus accionares, mencionando que ni el Hospital ni el Cementerio eran los responsable y que investigarían qué había sucedido. Mi reclamo era claro: que mi papá tenga un descanso en paz, como cualquier persona merece y que lo retiren de la bolsa en la que habían puesto su cuerpo, ya que si hubiesen respetado los tiempos, eso no tendría que haber sido así, porque antes de las 15, horario del servicio fúnebre, tenía el resultado negativo en mis manos”.
Con gran fortaleza, Catalina Cortés indicó que “al otro día, me comunique con Defensoría del Pueblo, comenté mi situación y me pidieron que escriba un correo con mi relato y que pondrían al tanto a la abogada Paula Lafourcade para iniciar una investigación. Por ahora, no he tenido novedades”.
En tanto, agregó que “el 29 tuvimos una reunión con la directora de Legales municipal Karen Aguerregoyhen y con el doctor que había atendido a mi padre ese día. Procedimos a una llamada en altavoz, para que todos escuchemos la versión que la funeraria daba. Así quedaron en evidencia las acusaciones cruzadas: desde la funeraria hacían responsables directos al Hospital de dar orden del traslado inmediato al Cementerio y la abogada mencionaba que desde la funeraria no habían respetado el protocolo”.
Para cerrar su derrotero, expuso que “al otro día, 1 de mayo, desde el Municipio nos dijeron que se podría exhumar el cuerpo de mi papá con el objetivo de ‘correr’ la bolsa en la que estaba. Contar esta pesadilla me estremece el alma, ya no quiero ni contarla ni escribirla, pero lo hago por la indignación que me genera. Se hizo, volvimos a vivir la angustia y el dolor, pero logramos que remediaran, al menos en parte, la barbaridad cometida. No podíamos volver a despedirlo como corresponde y como merecía y merecíamos, pero sí logramos que descanse como debería haberlo hecho desde un principio”.
“Desinformación”
Indignada por todo lo que le tocó atravesar a su familia, Catalina Cortés señaló que “mi lucha continúa” porque “nadie se hizo responsable. Acá se vulneraron los derechos de todos nosotros y nadie dio la cara. Reclamo quién fue el responsable en dar la orden de trasladar y enterrar así a mi padre, sin autorización, sin consentimiento de su familia y violando derechos. Esta es la desinformación en medio de la pandemia por Covid-19 en Tandil, después de casi dos meses de vivirla, lo poco que están preparados para actuar, ya que frente a la duda de un resultado, se asustaron y actuaron con miedo”.
En tanto, expuso que “no quiero creer que se aprovecharon del estado de mi padre, de que el único hijo que se había presentado estaba en cuarentena (N.d.R.: por contacto con un casos sospechoso) y que la hija estaba en viaje”.
Y agregó que “las personas deben enterarse de nuestra situación, ya que si en Tandil se va a actuar ‘improvisando’ como tuve que escuchar, le puede pasar a cualquier vecino de la ciudad. Estoy indignada y necesito que todo este dolor, sumado a la pérdida de la persona que más amo, tenga un responsable. Desde el Municipio responsabilizan a la funeraria y desde la funeraria al Hospital, esto es un desastre”.
Por último, apuntó hacia la comuna y dejó algunos interrogantes: “¿Puede dar órdenes una entidad privada de adelantar un servicio a un organismo municipal como el Cementerio? ¿O tiene que estar autorizado por la autoridad municipal del mismo? ¿Quién es responsable de disponer el traslado y el entierro de mi padre? ¿Dónde están los papeles que registren y autoricen el desvío del proceder?”.
Los protocolos
Después de compartir su dura historia, Catalina Cortés citó la letra de los protocolos nacional y provincial para los sepelios en tiempos de coronavirus. “Tras la correcta introducción del cadáver y desinfección de la bolsa sanitaria estanca, la manipulación exterior de esta o del ataúd que la contenga no comporta riesgo”, enfatizó.
También refirió que la normativa dice que “la disposición final de los cuerpos puede tener cuatro destinos de acuerdo con los ritos religiosos, las costumbres del lugar y/o las disposiciones judiciales emanadas de la autoridad competente, a saber: conservación, inhumación, cremación, traslado al extranjero. La inhumación, que resulta ser el fin más buscado en caso de fallecimientos individuales, múltiples y masivos, debe cumplir con algunas normas básicas, en especial la de identificación y registro de las tumbas, aislamiento de los predios, cumplimiento de normas de salud pública y de procedimientos de bioseguridad y respeto a los principios de diversidad y no discriminación”.
En cuanto al protocolo municipal, destacó que “en la disposición que lleva la firma del director General de Inspección y Habilitaciones, se indica que ‘hasta el dictado de un nuevo acto administrativo, la obligación de realizar los velorios a cajón cerrado y sólo permitiendo el acceso de una persona cada 4 metros cuadrados y por un lapso corto de tiempo, debiendo el resto de los concurrentes encontrarse fuera de los límites del establecimiento’”.
El protocolo también aclara que “en caso de cadáveres producto de casos de coronavirus, además de la obligación mencionada, también deberán observarse y cumplirse con las recomendaciones establecidas por el Ministerio de Salud de la Nación”.