Comienzo y evolución de una pandemia impensada
Aquellas primeras noticias que comenzaron a llegar a principios de año y que con los días fueron ganando lugar en los noticieros de televisión, en los portales y en los diarios habrían de golpear las puertas de Tandil a mediados de marzo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailMás precisamente, el 12 de ese mes puede ser considerada una fecha emblemática en el marco de un año traumático. Tras la declaración de pandemia por parte de la Organización Mundial de la Salud por el virus Covid-19 y buscando fortalecer la prevención y la salud como bien fundamental de la comunidad, el intendente Miguel Lunghi decretó ese jueves por la mañana la suspensión de todos los actos, actividades y eventos masivos para reforzar la prevención del coronavirus en Tandil.
Así, a la suspensión de clases para adultos mayores que había informado la Universidad Nacional del Centro se sumaban ahora diferentes actividades organizadas por el Municipio de Tandil o por terceros y que requerían de habilitación municipal para su realización, como así también de talleres clases o propuestas municipales destinadas al grupo etario de mayor riesgo según los protocolos elaborados por el Ministerio de Salud de la Nación.
La medida comenzó a regir ese mismo día y tenía previsto extenderse “hasta tanto sea considerado necesario por las autoridades” para garantizar la salud pública y preservar el buen estado de todos los tandilenses.
Al día siguiente, y mientras en el país se registraba la segunda víctima fatal por la pandemia, el intendente Miguel Lunghi, acompañado por los directivos de Sistema Integrado de Salud Pública, Gastón Morando y Matias Tringler, y el jefe de Gabinete, Oscar Teruggi, daba a conocer el decreto por el cual se declaró la “Emergencia Sanitaria”.
“No tenemos mucha explicación sobre el virus, pero sabemos que no hay medicación”, sostuvo Lunghi, advirtiendo que las únicas medidas hasta ese momento era la prevención y “estar más quietos”.
Dos móviles policiales patrullan uno de los paseos públicos desiertos. Así era el panorama en Tandil durante los primeros días de la cuarentena.
A través de otro decreto, firmado el martes 17 de marzo, el jefe comunal estableció que desde ese día y hasta el 31 de marzo se inhabilitaba temporalmente a alojamientos turísticos en todas sus formas, cabañas, hoteles, hosterías, apart hoteles, como así también a bares, confiterías restaurantes, lugares de entretenimientos.
El jueves 19, el gobierno nacional imponía una cuarentena estricta. Lunghi, en tanto, no solo instó a cumplir estrictamente con lo dispuesto por el Presidente de la Nación, sino que le pidió la declaración del estado de sitio. Para el jefe comunal, lo económico quedaba en un segundo plano: “nadie quedará en banda”, aseguraba, “eso ya se va a arreglar”.
Antes de cerrar el primer mes de la ciudad en pandemia, llegó la novedad menos esperada: el primer caso positivo.
Se trató de una mujer de 57 años, que se encontraba en buenas condiciones de salud. Había regresado de Ushuaia, ciudad con circulación comunitaria del virus. Su esposo, quien también viajó, dio negativo. Ambos permanecieron aislados en su domicilio.
Marzo cerraba con un panorama desolador: calles vacías, temor, incertidumbre. Paralelamente, en poco más de dos semanas, la policía ya había labrado más de 30 infracciones por incumplimiento de la cuarentena.
A inicios de abril y en medio de un debate nacional sobre la conveniencia o no de utilizar tapabocas, el intendente Lunghi rubricó un decreto recomendando la utilización de barbijos caseros.
El 3 de abril, las entidades bancarias abrieron sus puertas para jubilados que cobran sin tarjetas y beneficiarios de asignaciones familiares. El excepcional hecho en medio de la cuarentena generó cuadras enteras de personas, sobre todo adultos mayores haciendo fila para cobrar sus haberes. El peligro de contagios masivos generó conmoción, no solo en Tandil sino en todo el país, donde se repitieron esas mismas escenas.
El presidente Alberto Fernández, flanqueado por Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof. Una de las tantas conferencias de prensa durante el inicio de la pandemia.
Para evitar que sigan exponiendo su salud, el Banco Central dispuso un nuevo cronograma de pagos y la apertura de las entidades de manera excepcional durante varios días.
A poco de cumplirse un mes del cierre de actividades no esenciales, la Cámara Empresaria expresó su primer reclamo. Concretamente, pidió a las autoridades avanzar sobre un programa y protocolo que permitiera flexibilizar el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Fue el primer pedido formal. Luego se irían sumando cada vez más voces desde distintos sectores, clamando volver a la actividad (ver aparte).
El jueves 23 de abril, el intendente Miguel Lunghi anunció un Plan de Emergencia Económica en el marco de la crisis sanitaria, con la idea de reforzar recursos para el área de la salud.
Entre las medidas se destacó el direccionamiento de partidas de diferentes áreas para enfrentar la emergencia del coronavirus. En tanto, también anunció que habrá una reducción del 20 por ciento de los sueldos de los funcionarios municipales para la creación de un fondo especial, beneficios para quienes puedan pagar las tasas, suspensión de la obra pública y horas extras y revisión de todos los contratos vigentes, entre otras.
“Nosotros tenemos que cuidar la salud y la asistencia social, que funcione la limpieza y se mantenga la parte administrativa, más que eso no podemos hacer, sí acompañar a los sectores y pedir ayuda”, graficó Lunghi.
Las repercusiones del ajuste económico en el Municipio no se demoraron. Tanto el bloque de concejales del Frente de Todos como la cúpula del Sindicato de Trabajadores Municipales salieron al cruce del “escenario de quebranto” planteado por el jefe comunal y le reclamaron que muestre los números de las cuentas municipales antes de acusar una merma en la coparticipación y en la recaudación de las tasas.
Para el bloque opositor, Lunghi encarnó el rol de la política partidaria en una situación de excepción, en consonancia con otros jefes comunales que responden a Juntos por el Cambio.
Desde el Sindicato de Trabajadores Municipales explicaron que las decisiones del Ejecutivo fueron tomadas de manera unilateral e inconsulta y no dejaron de señalar su crítica en ese sentido.
Desde los organismos nacionales con sede en Tandil dieron a conocer hacia mediados de mayo, que durante el mes anterior y solo en la ciudad, la Anses liquidó 22.618 bonos adicionales de 3 mil pesos para jubilados y pensionados con la mínima, beneficiarios de planes sociales, titulares de pensiones no contributivas y beneficiarios de AUH y AUE por un monto de 67.854.000 pesos.
La Clínica Chacabuco y su personal atravesaron momentos de zozobra cuando la curva de contagios llegó a su pico.
También se entregaron 17.758 Ingresos Familiares por Emergencia (IFE) equivalentes a 177.580.000 de pesos.
Respecto al programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) unos 8.200 trabajadores cobraron más de la mitad de sus salarios con aportes de dinero público a partir de la adhesión de más de 1500 empresas tandilenses en ese régimen.
Se trata de un total de 48.576 prestaciones sobre un total de 50.597 hogares, según la Encuesta de Hogares y Empleo Municipal de 2018.