<figure class="media"><div data-oembed-url="https://www.youtube.com/watch?v=JyyYc2ZYlAs&amp;list=PLB2qwhekN3qeVsynyscXzdSIUUvPBrz0O&amp;index=2&amp;pp=gAQBiAQB"><div style="position: relative; padding-bottom: 100%; height: 0; padding-bottom: 56.2493%;"><iframe src="https://www.youtube.com/embed/JyyYc2ZYlAs" style="position: absolute; width: 100%; height: 100%; top: 0; left: 0;" frameborder="0" allow="autoplay; encrypted-media" allowfullscreen=""></iframe></div></div></figure>En su reciente paso por los micrófonos de Alto Día, programa que se emite por Eco TV, Tandil FM 104.1 y El Eco Streaming, el muralista y grafitero Sebastián Oyarbide, reconocido bajo el pseudónimo de Seba Cener, compartió detalles sobre su trayectoria artística, sus técnicas y la evolución de su carrera desde sus comienzos en el grafiti hasta sus proyectos de realismo mural.El grafiti, cuya popularidad se disparó en la década de 1970 en Nueva York, tiene sus raíces en la cultura urbana y en las subculturas juveniles. A menudo asociado con el hip-hop, el grafiti se caracteriza por su espontaneidad, la creatividad individual y, en muchos casos, la ilegalidad.&nbsp;Este arte callejero, expresado a través de firmas (tags), murales coloridos (pieces) y mensajes políticos, ha evolucionado para convertirse en una forma legítima de expresión artística, con figuras prominentes como Banksy llevando el grafiti a galerías y subastas de arte.&nbsp;Aunque inicialmente visto como vandalismo, el grafiti ha sido reconocido por su capacidad para embellecer espacios urbanos, cuestionar el status quo y reflejar la voz de las comunidades marginalizadas.Seba Cener comenzó su andadura en el arte urbano en Tandil, influenciado profundamente por la cultura del grafiti. “En comparación con el pincel, el aerosol te permite hacer cosas diferentes. Yo arranqué del lado del grafiti, y estas dos técnicas no conviven. Desde el momento que empecé, usar el aerosol fue lo más natural y normal para mí. Al principio, hacía piezas más básicas, con planos, letras, líneas y sombras, todo más lineal”, relató y añadió: "Comencé a entender la presión del aerosol, cómo eso afecta al trazo y cómo los diferentes picos crean efectos distintos. Empecé a ver el aerosol como una herramienta versátil, no solo como un simple spray".El cambio en sus trabajos se dio luego de que viera a un artista español que pintaba realismo con aerosol, algo que le parecía increíble y que lo inspiró a incursionar en ello.<section class="noteSuggested" data-id="120159,119762,119434" data-title="Puede interesarte"></section>"Ver a ese tipo hacer algo similar a una foto con la misma herramienta que usaba para planos me intrigó. Empecé a explorar el realismo con aerosol, y mi primer retrato fue uno de Bob Marley, que salió una mezcla con Jesús, pero la forma estaba. Entendí que podía usar el aerosol para trabajar sombreados, difuminados y capas, algo que con un pincel sería muy complicado", confió.Tras años en los que el vandalismo en Tandil había ganado las calles con diversos grafitis ilegales en diferentes sectores de la ciudad, su padre le hizo ver que él también era parte del problema ya que era quien vendía el material para que los jóvenes pudieran pintar. Por ello, tomó la decisión de mostrar que con esos mismos aerosoles podía hacer algo que contribuyera en lugar de dañar.Así, a los 16 años pidió su primera pared para pintar en un almacén que quedaba a la vuelta de su casa: &nbsp;"Mostré un boceto y pedí permiso, como también lo hicimos en la Municipalidad para pintar una plaza con varios amigos. Ese evento fue un punto de inflexión para mí, al mostrar que no solo se trata de pintar en la noche y hacer lío, sino que se pueden hacer cosas que aportan".<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/06/seba_cener_3.jpeg" alt="seba cener - 4"><figcaption>Seba Cener pasó por los estudios de El Eco Multimedios.</figcaption></figure><h2>De Tandil al mundo</h2>Durante la extensa entrevista, Seba relató también su trayectoria desde los primeros años de búsqueda en Buenos Aires hasta sus proyectos internacionales."Fue bastante progresivo", comenzó relatando y agregó: "Cuando me fui a Buenos Aires, lo hice para estudiar. Fueron tres años en los que no estaba pintando tanto; quería encontrarme. De hecho, no sabía para dónde salir en esa época. Era como que estaba entre medio de trabajar y estudiar, y a la pintura la había dejado. Para mí, no se podía vivir de eso. Hacía grafiti como hobby, nunca me imaginé viviendo de eso. Entonces, medio que lo dejé y pensé: ‘Bueno, me tengo que dedicar a la vida real ahora, ver qué puedo hacer’. Me puse a estudiar y demás, y cuando me di cuenta, no la estaba pasando bien".Sin embargo, poco a poco volvió a pintar, empezando con murales para amigos y conocidos para luego despegar y dar el salto internacional.&nbsp;"De a poco empecé a pintar. Me acuerdo de hacer un mural a un amigo, a una conocida, y así dos o tres murales. Empezaron a surgir cosas y dije: '¡Esto está buenísimo!'. Después de eso, me llamaron para un festival pequeño en Buenos Aires que consistía en pintar persianas en dos cuadras con diferentes artistas emergentes. Eso me hizo moverme un poco más en Capital", recordó.Con el envión de estas nuevas movidas y su particular espíritu curioso e inquieto, comenzó a pedir paredes en Palermo, donde vivía, y en el resto de la ciudad, hasta que una colaboración con la Institución Fátima y la empresa SAP marcó un punto crucial en su carrera."Me llamaron para un proyecto con la institución Fátima y SAP, una empresa de software multinacional. Querían que les enseñara a pintar a 30 empleados y que pintáramos el patio de la institución. Me encantó la idea y decidí donar mi mano de obra. Este proyecto fue un click para mí. Después de eso, me llamó el director de marketing de todo Latinoamérica y me dijo que querían replicar el proyecto en 20 países. Me llevaron a Brasil para reuniones con la empresa y aprendí mucho".El artista también mencionó sus aventuras en Estados Unidos, donde residía su madre. En sus visitas, aprovechó para buscar paredes y consiguió plasmar sus obras en diferentes ciudades."Mi mamá vivió en Estados Unidos un tiempo, así que la fui a visitar. En vez de solo visitarla, alquilé un auto y recorrí Los Ángeles con una carpeta impresa con mis murales. Encontré un espacio para pintar en un lugar donde brindan paredones para que los jóvenes pinten en lugar de estar en la calle. Y mi mural sigue ahí desde 2017", expuso.Esta experiencia en Los Ángeles le abrió muchas puertas y le permitió regresar pero con proyectos más ambiciosos: "Conocí a un artista que me presentó a una productora. Me dieron un espacio en un estudio de filmación enorme con grúa y pintura. Entonces la segunda vez que fui, ya tenía más confianza y contactos. Fue una gran oportunidad para crecer como artista".El camino de Cener ha estado lleno de momentos clave y colaboraciones significativas. "Un día, me contactaron para pintar una de las paredes más grandes del mundo. Son dos cuadras y media por 25 metros de alto. Este tipo de proyectos muestran que a veces hay que esperar y crecer para poder encarar grandes desafíos como se debe".<h2>Su estilo</h2><figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/06/seba_cener.jpeg" alt="seba cener - 1"><figcaption>Su particular estilo de pintar al revés.</figcaption></figure>Seba Cener ha dejado una marca indeleble en el paisaje urbano de múltiples ciudades alrededor del mundo. Lo hizo, además de en la Argentina, en Chile, Brasil, Perú, Hungría y varias localidades de los Estados Unidos."La obra más grande que he pintado hasta ahora está en Flint, cerca de Detroit, en Michigan. Tiene 25 metros de ancho y 12 de alto", reveló.El mural presenta a un hombre sosteniendo dos manzanas, una de las cuales está al revés, al igual que el retrato del hombre: "Este mural fue creado en un momento en que estaba comenzando a experimentar con retratos al revés".Utilizó esta obra, la cual destacó como su master piece, para explorar conceptos más profundos sobre la percepción y la realidad. "Siempre miramos las cosas desde un punto de vista particular, pero hay infinitos puntos de vista posibles. Esto nos permite empatizar con otras personas y con el mundo. Si entendemos que nuestra perspectiva es solo una forma de ver las cosas, podemos comunicarnos mejor y comprender mejor a los demás".El mural de Flint, que luego dio paso a tantos otros que ya llevan su marca, invita a los espectadores a cuestionar su percepción.&nbsp;"La pared está ahí, no podés cambiarla. Podés aceptarla tal como es o cambiar tu punto de vista para apreciarla de una forma diferente. Cuando cambiás tu perspectiva, entendés las cosas de manera distinta, notás detalles que quizás no habías visto antes. Esto se refleja en la vida misma; al cambiar nuestra forma de ver las cosas, podemos apreciar aspectos que antes no habíamos considerado", explicó y destacó que este cambio de perspectiva también se aplica a cómo interpretamos el arte: "Al mirar el mural al revés, puedes reconocer detalles y apreciar el trabajo de una manera diferente. La idea es que, al cambiar tu punto de vista, puedes ver y valorar cosas que antes no notabas".<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2024/06/seba_cener_1.jpeg" alt="seba cener - 2"><figcaption>El mural de Flint, su obra maestra.</figcaption></figure><h2>El mural en la Bombonera y el llamado de Tinelli</h2>El tandilense de 30 años ha encontrado una profunda conexión entre su arte y el mundo del fútbol, logrando pintar en algunos de los estadios y locales más emblemáticos de Argentina.&nbsp;"Con el fútbol hay unas conexiones fuertes", comentó y remarcó: "En La Bombonera pinté tres veces. En el local de Adidas, incluso hicieron una caja donde entregaban la camiseta edición limitada, con un diseño mío. Le entregaron a famosos un cuadro mío con la camiseta de Boca arriba. Fue una movida muy zarpada".Pintar en La Bombonera no solo le ofreció una plataforma para mostrar su talento, sino también momentos únicos. "La segunda vez que estaba pintando en La Bombonera, me dejaron encerrado ahí adentro. Fue como ‘¿Qué está pasando? Estoy encerrado en un lugar icónico, literalmente pintando como si fuese mi casa’. Fue una experiencia increíble".<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2019/06/Cener2.jpg" alt="Cener2"><figcaption>El mural en la Bombonera.</figcaption></figure>Además de su trabajo en el estadio de Boca, también dejó su huella en el de Tigre y otros lugares significativos. "En el estadio de Tigre también pinté varias cosas", mencionó. Sin embargo, una de las experiencias más destacadas fue una oportunidad que casi se concreta en el estadio de San Lorenzo."Una vez me llamó Marcelo Tinelli. Estaba con mis amigos en mi casa y de repente me llega un mensaje: 'Hola, Seba. Soy Marcelo'. Me llamó, hablamos y me contó que toda la cancha de San Lorenzo estaba bocetada para pintarse íntegra. Nos juntamos tres o cuatro veces, miramos toda la vuelta, vimos un partido y discutimos ideas", rememoróA pesar del entusiasmo inicial, el proyecto quedó en pausa: "Justo él renunció y se tomó licencia, así que empezó a pasar esto de que bueno, quizás no es ahora, pero como poder, se puede".

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Del grafiti al realismo: el arte de Seba Cener

El artista tandilense que pintó en diversas partes del mundo contó cómo se inició en el muralismo.