Trabajadores de la exLoimar le pidieron a Lunghi que sea garante del regreso pacífico a la producción
El Intendente recibió a una comitiva de empleados de Tandilceram, la nueva firma que reactivará la fábrica Loimar. Transmitieron su alegría por la reapertura y defendieron el derecho a trabajar con tranquilidad. La gerencia plantea dos escenarios en paralelo: el de la producción en la planta y la negociación de los despidos en el Ministerio de Trabajo. Estiman que llevará 45 días poner a punto las instalaciones, para comenzar la producción de pisos mientras preparan la línea de ladrillos.
Una comitiva de trabajadores que en diciembre reiniciarán las actividades en la exfábrica Loimar se reunió ayer por la tarde con el intendente Miguel Ángel Lunghi. Con expectativas y renovada ilusión, le solicitaron al jefe comunal apoyo para ingresar en paz y armonía a la planta con miras a retomar la producción de cerámicos y ladrillos, ahora bajo una nueva firma denominada Tandilceram.
Recibí las noticias en tu email
En la reunión estuvieron presentes el gerente de recursos humanos Jorge Segon, el gerente operativo Javier Leiva, el trabajador Manuel González y Susana, esposa del operario José Alfredo Rodríguez, quienes adelantaron algunos detalles de la reapertura de la fábrica. Junto al Intendente, también participaron el jefe de Gabinete Oscar Teruggi y la secretaria de Desarrollo Productivo Marcela Petrantonio.
A partir de diciembre, comenzará a trabajar Tandilceram, la nueva empresa conformada a partir de un fideicomiso, que tomó a 38 empleados de la firma anterior y que contará con la estructura del área administrativa y ventas de la exLoimar.
“Lo que pedimos, que fue lo que le transmití al Intendente respetuosamente, es que queremos que se respete la ley. Significa que si hay gente que se desvincula y se le paga lo que corresponde, no se prive al resto de la gente de poder trabajar, porque este conflicto lleva 13 meses y no son 80 familias, son cien, porque la gente que hay fuera de convenio, el caso mío, el ingeniero y de otros compañeros, también se quedaron sin trabajo, sufrieron las consecuencias. Entonces son cien las familias, todos eran empleados de Loimar”, expuso el gerente de recursos humanos al culminar el encuentro.
En cuanto al motivo del encuentro con el jefe comunal, sostuvo que “ha habido otros contactos de la dirección y de la gente que está invirtiendo en la empresa nueva para comentarles que estaban tomando el desafío de reactivar una planta, con gente que tenía know how, que conocía la fabricación, y creíamos todos que era algo muy bueno para este momento sobre todo”.
Segon manifestó que “tuvimos la mejor recepción de todas y sobre todo la garantía de él (el Intendente) de que iba a bregar para que la gente tuviera seguridad en ir a trabajar y poder trabajar sin ningún tipo de problemas”.
“Nos interesa el futuro”
“La reapertura de la fábrica se realizó por dos cuestiones que fueron fundamentales. Primero, un grupo de familias que siempre mantuvieron el diálogo conmigo y sobre todo con Javier (Leiva). La voluntad inquebrantable de querer retomar las tareas saliendo del conflicto, del cual no voy a entrar en detalles porque es algo que pasó y nos interesa el futuro; y la voluntad de los dueños, que solos no se podía, no había forma, tenían que conseguir gente que se interese en la planta, en poner dinero para hacer la reapertura. Se fue allanando ese camino y se concretó en esto”, señaló Segon.
Como anticipó este Diario, el regreso a la actividad se concretará a partir de un fideicomiso conformado por capitales argentinos, que estará representado por el abogado Jorge Saurí.
“Estamos felices de volver a trabajar”, dijo el gerente de recursos humanos y marcó que los trabajadores “son los que más han sufrido en todo este tiempo, trece meses desde que fue el cierre por el conflicto. Las expectativas son hermosas, volver a trabajar en un lugar en el que todos le tenemos cariño”.
En cuanto a las expectativas, agregó que “en este momento hay una gran demanda de materiales, de lo que nosotros fabricamos. A Dios gracias los proveedores que hemos tenido, y con algunos seguimos teniendo buena relación, y corralones se han interesado y están también muy ilusionados con contar de vuelta con el producto de Loimar que era de excelente calidad. Así que estamos muy contentos en ese aspecto, muy felices”.
El diagnóstico
Por otra parte, el gerente operativo de Tandilceram, Jorge Leiva, confirmó que ya hicieron el diagnóstico de la planta y adelantó que “nos espera una ardua tarea para poner en marcha la parte de mantenimiento”, teniendo en cuenta que la fábrica presentaba algunos problemas antes del cierre.
Y agregó que el estado de la fábrica se vio “agravado por hechos de violencia, de hurtos muy significativos que hemos tenido en estos trece meses que nos han obligado a hacer la mayor inversión que fue en un sistema de cámaras. Hemos sufrido robos de cables de energía eléctrica del corazón de la fábrica, que son los transformadores de donde se alimenta la planta, con un costo aproximado de 13 mil dólares”.
El ingeniero estimó que las tareas para comenzar a producir demandarán un mes o 45 días de “trabajo duro”, con mucha mano de obra, mantenimiento, compra de repuestos y de faltantes que sufrieron en estos meses.
Adelantó que el concepto de trabajo será el mismo, con producción durante las 24 horas. Sin embargo, la reactivación será “un proceso escalonado. Vamos a empezar como primera medida en la planta de pisos, con la idea de hacer tres turnos, y en ese período en que la planta de pisos esté operativa, paralelamente hacer el mantenimiento que corresponde en la planta de ladrillos”, ratificó.
En relación al mercado, marcó que “hubo siempre demanda. Cuando paramos la producción por el conflicto, teníamos pedidos atrasados de entrega de material” y en cuanto a los cerámicos, explicó que “esa planta, lamentablemente, fue arrastrada por el conflicto”.
“Se va a cancelar la deuda con la gente”
El jefe de recursos humanos Jorge Segon marcó como norte “instalar dos escenarios. Uno es el de la producción, donde tienen que trabajar mis compañeros, estar tranquilos con sus familias, que es la fábrica en el camino a la Base, y el resto arreglarlo en sede del Ministerio de Trabajo”.
En principio, expuso que “nos hemos focalizado en lo que es la reapertura” y aclaró que “la deuda salarial que hay con los 88 empleados que eran de planta, de quincenas atrasadas, algún aguinaldo, alguna escala que no se había aplicado, todo eso se va a cancelar con toda la gente”.
En relación a los diez operarios despedidos al inicio del conflicto, afirmó que “con dos cerré los acuerdos en el Ministerio de Trabajo, como hemos hecho toda la vida en Loimar. Los otros 8 que faltan, siempre estuvieron las indemnizaciones a disposición, pero esta vez vamos a sentarnos en el Ministerio de Trabajo, que es el lugar donde creemos que tenemos que cerrar esta instancia”.
Un párrafo aparte dedicó a la situación de aquellos exempleados que no fueron convocados para Tandilceram. “Algunos fueron despedidos con justa causa, producto de que impedían el ingreso a otros trabajadores en su momento y hay actas hechas por escribano, con filmaciones y fotografías que avalan esas desvinculaciones por ese motivo, y los otros que fueron despedidos por falta o disminución de trabajo, que era gente que quería entrar y no podía, se van a hacer los pagos en sede del Ministerio de Trabajo donde ser firmarán las actas que correspondan”, precisó.
Esperanza y ansiedad, tras los trece meses de conflicto
Como parte del grupo que asistió a la reunión de ayer, Víctor González expresó que “tengo mucha expectativa por retomar la fuente de trabajo y estoy muy contento porque hoy empieza una nueva empresa, la cual todavía me tiene en consideración”.
Con 45 años de edad, cuenta con 26 de trayectoria en Loimar, donde transcurrió la totalidad de su vida laboral. En esa misma fábrica, tras trece meses de incertidumbre y en plena pandemia mundial, vuelve a encontrar una oportunidad de empleo, junto a otros 37 obreros.
“Estoy esperando ansioso la reapertura después de trece meses de conflicto, que en realidad son dos años porque en 2019 veníamos con salarios que no se podían pagar en término, aguinaldos que no se pagaron”, recordó.
Víctor González mostró “total confianza en que todo esto va a resurgir de la mejor manera, con la buena voluntad de las dos partes, nosotros como operarios y la parte empresarial está haciendo su mayor esfuerzo para ponerla en marcha”.
Mal recuerdo
En paralelo, Susana contó que su esposo José Alfredo Rodríguez tenía casi 20 años de antigüedad cuando cerró Loimar. “Vivimos muy felices esta reapertura, porque mi marido tiene 62 años y quedarse sin trabajo fue muy duro, no quiero casi ni recordar lo que hemos vivido el verano pasado. Por momentos nos sentábamos los dos y se nos caían las lágrimas, lo padecimos mucho”, confió.
Describió que “para nosotros es algo hermoso volver, porque con 62 años que tiene mi marido no es fácil y más en el momento que vive el mundo” y agregó que su esposo “está expectante, con muchísimas ganas de regresar a la empresa”.
Expresó que “nosotros tenemos mucho que agradecerle porque gracias a la empresa mi hijo pudo estudiar y vivimos dignamente de la empresa, entonces estamos sumamente felices”.
Al mismo tiempo, indicó que “estamos esperando por nuestra familia, también por todo el resto de las familias, volver a trabajar en paz, con tranquilidad. Es lo que sabemos hacer, trabajar”.
Por último, apostó a que “se va a volver a trabajar con tranquilidad, porque es una empresa nueva, a la cual nos acercamos y pedimos trabajar, y en este momento se nos convoca. No veo por qué, cuál es el derecho para quitarnos esa posibilidad”.