Historias de vida
"Se lo cuento a mi señora nada más, porque sabe que no estoy loco”, confió el sereno del Cementerio
Alberto Cepeda trabaja como sereno nocturno en el Cementerio Municipal hace trece años. En una interesante charla, contó anécdotas y situaciones cotidianas de su labor.
Por Solana Gagey (*)
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Alberto Cepeda ingresó a trabajar al Cementerio Municipal por Roberto Sirgo. Nunca tuvo miedo, aunque le han pasado cosas sin explicación. Lucha diariamente contra el vandalismo, ayuda a quienes puede y comparte con los perritos del lugar que, después de tantos años, ya son amigos.
-¿Siempre trabajó en el turno noche?
-Casi siempre, estoy de noche hará ocho o nueve años. Por ahí me tocaba de noche, de día, según dónde me necesitaba Roberto. Por ahí, iba al Hospital de Niños.
-¿En qué consiste tu trabajo?
-Yo salgo a recorrer tres o cuatro veces de noche. Ahora los perros ya están viejitos y no me acompañan, hasta el perro me abandonó.
-Cuando estás en la garita ¿qué hacés para pasar el tiempo?
-Estoy con el celular, con los jueguitos, tomando mate, escuchando radio, un poco de cada cosa. Por ahí me aburro y dejo el celular y me pongo a tomar mate, por ahí me canso de tomar mate y salgo a dar una vuelta.
-¿Tuviste dudas al aceptar este trabajo?
-No, porque tenía horario disponible, aparte no tenía trabajo. Cuando me dijeron del Cementerio dije 'si, voy', porque muchos no quieren, tienen un poco de recelo, que se yo.
-O de miedo capaz...
-Miedo también. Porque antes no había portón acá adelante y se metían, por ahí venía la policía y se quedaban ahí abajo de los pinos a tomar mates, por ahí me pedían que les cargue el agua. Y una vez me preguntaron '¿vos estás solo?', 'si' les dije '¡vos estás loco!'. Pero peor es el trabajo que hacen ellos en la calle; en la calle siempre tenés alguno más peligroso. Aunque yo acá me he comido ‘garrones’. Cuando no había portero, entraban a cualquier hora.
-Y en esas situaciones, ¿cómo actúas?
-Me ha tocado pocas veces llamar a la policía. Una vez, como tres, cuatro noches, andaba un hombre dando vueltas, iba y venía, y yo lo miraba desde acá y decía '¿qué hace este?' y no le quería preguntar, porque como estaba abierto el portón, se podía pasar ahí. Hasta que una noche vino acá y me dijo: 'Mira, ando con un 38 acá', me mostró un revólver grande, 'voy a matar a alguno o me voy a matar yo', dijo. Le dije 'si te vas a matar, hacelo por ahí, no me traigas problemas a mí acá', el tipo me decía 'si, porque ando loco...'
Vino a la noche siguiente, y llamé la policía y se lo llevaron. Porque no sabés, por ahí viene y te pega un tiro.
Anécdotas
-¿Es común encontrar objetos rituales?
-Sí, a la mañana cuando voy a abrir el portón, siempre encuentro cajas, bolsas con pochoclos, velas, brujerías, todas esas cosas. Esas cosas se tiran a la basura directamente. Yo no le tengo miedo, pero hay de esas cosas, porque he encontrado cualquier cantidad.
-¿Qué fue lo más sorprendente que te ha pasado acá?
-Me pasaron dos, tres cosas.