Loimar, entre la resistencia y el desgaste, y un bloqueo que persiste sin una solución de fondo
Los extrabajadores obstaculizan desde hace más de un mes la entrada al predio fabril y la nueva firma, TandilCeram, no pudo retomar la producción. Los 55 operarios desvinculados aún aguardan arribar a un arreglo que les permita volver a trabajar o cobrar las indemnizaciones correspondientes. Si son desalojados del lugar, anticiparon que continuarán la lucha con otras medidas de fuerza.
En el dañado camino de acceso a la VI Brigada Aérea, la fábrica que otrora llamada Loimar -ahora renombrada como TandilCeram- sigue con sus puertas cerradas en medio de un conflicto que no sucumbe al tiempo, ni a los vaivenes del feroz derrotero que han transitado los protagonistas de esta historia. Como si los baches de la olvidada cinta asfáltica fueran una triste metáfora de la situación, los agujeros del caso continúan latentes e inmutables.
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Es que luego de que en octubre de 2019 diez obreros fueran despedidos y los trabajadores decidieran iniciar una medida de fuerza, la producción se paró y mucha agua corrió bajo el puente desde entonces.
En la actualidad, la unidad productiva dedicada a la elaboración de ladrillos y cerámicos está bajo el control de un fideicomiso denominado TandilCeram que a principios de diciembre quiso retomar las tareas en el lugar. Esto no fue posible porque los exempleados de la firma bloquearon el ingreso al predio, exigiendo que se regulariza la situación de todos antes de volver al ruedo con la producción. Empero, los administradores del nuevo fideicomiso y el plantel operativo exigen que se separen los tantos para retornar a sus labores y que el tema de las deudas se dirima entre quienes correspondan.
Este nuevo equipo operativo cuenta entre sus filas con 30 obreros de la etapa anterior, y con varios integrantes de la plana jerárquica y administrativa que cumplía funciones en la empresa de Loitegui. En tanto, un grupo de 55 trabajadores desvinculados aún resiste en medio de la desdibujada coyuntura.
De momento, hay una denuncia penal radicada por el fideicomiso en la Justicia por obstaculizar el acceso al lugar y una negociación abierta en Ministerio de Trabajo de la Provincia, que no ha arrojado aún resultados positivos.
La resistencia
Los representantes gremiales y algunos de los extrabajadores se turnan para mantener obturada la entrada al edificio. Bajo un cobertizo, aunque llueva, truene o haga calor, permanecen firmes en sus lugares. El tiempo se estira como un chicle y los primeros días del año no han registrado ningún movimiento significativo en dirección alguna. Para ellos hay dos caminos viables: que todos vuelvan a trabajar o acordar la salida y que se los indemnice. Según le confiaron a El Eco de Tandil, creen que no hay intención alguna por parte de la compañía de destrabar el conflicto.
Asimismo, después de casi 15 meses, todavía no cobraron la indemnización correspondiente ni fueron reincorporados. Se encuentran en un limbo, porque la fábrica que supo cobijarlos cambió de titularidad pero no cerró ni se declaró en quiebra, y los reclamos no prosperan ni siquiera en el ámbito estatal.
Pese al desgaste y la incertidumbre, aguantarán el bloqueo hasta tanto no exista algún tipo de respuesta o solución. Ante la posibilidad de ser desalojados del predio fabril por la Justicia -ahora hay feria judicial y los tiempos podrían dilatarse más-, indicaron que saben que eso puede llegar a suceder pero anticiparon que, si no pueden mantener la restricción, adoptarán otras medidas que les permitan seguir en la lucha.
De acuerdo a lo detallado, la patronal les debe (más de 200 mil pesos a cada uno) y a pesar de que se dijo que iban a cobrar a través de una escribanía y de la cartera laboral bonaerense, esto no fue así. En cambio, afirmaron que quienes fueron convocados por TandilCeram sí pudieron arribar a un arreglo económico previo a la reincorporación.
El último capítulo (hasta ahora)
Las últimas noticias datan del 28 de diciembre, cuando en la sede central del Ministerio de Trabajo, en La Plata, las partes se sentaron a dialogar ante la mediación de la directora provincial de Negociaciones Colectivas, Natalia Villalba Lastra, pero no lograron arribar a un acuerdo que desactive el problema vigente.
En medio del frustrado intercambio, la representación gremial nucleada en la Focra (Federación Obrera Ceramista de la República Argentina) solicitó la indemnización de los operarios despedidos y la reincorporación a la planta de los delegados José Goñi, Sebastián Gere, Alberto Algañaraz y Daniel Otamendi, atendiendo que los trabajadores deben contar, por ley, con representación gremial.
En concreto, el pedido de la Focra fue que “entren todos a trabajar” y eso incluye a los delegados porque tienen fuero sindical: debe argumentarse el despido y con esa justificación presentar el desafuero.
La pretensión fue rechazada de plano por la nueva empleadora. No obstante, los referentes sindicales adujeron que no tienen ninguna intención de tomar sus puestos y que empeñaron su palabra de que no lo harán, pero sí persistirán en la búsqueda de una solución de fondo que satisfaga a todos.