Alquileres
La rescatista Erika Esteban consiguió finalmente un lugar para vivir con sus perros
Tras algunas instancias judiciales con los dueños, decidió de irse de su hogar ante la inminencia de un desalojo, y repartir los animales que tenía a su cuidado en hogares temporales. Finalmente, luego de 20 días de incertidumbre, consiguió una quinta para alquilar por un año.
A mediados de febrero se informó sobre la difícil situación que le tocaba vivir a la rescatista e instructora de conducta animal Erika Esteban, quien debió dejar la casa que alquilaba y en la que vivía hace varios años con sus nueve perros, luego de perder el juicio con los dueños, quienes le adelantaron repentinamente la fecha en la que debía dejar el inmueble.
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La joven estaba a la búsqueda de un hogar estable desde hacía varios meses, enfrentándose a la crisis de alquileres que existe en la ciudad, ya que los propietarios le pidieron que se busque otro sitio, debido a la cantidad de animales que tenía a su cuidado. De un día para el otro, ese plazo se acotó, y le avisaron que debía retirarse a la brevedad.
Tras vivir 20 días en esta desesperante situación, finalmente el pasado sábado, apareció un hogar temporal, en una quinta ubicada en la zona del barrio La Movediza, cerca del barrio Universitario. En comunicación con El Eco de Tandil, la joven se mostró aliviada, contó cómo consiguió su nuevo hogar, y explicó que ahora deberá ponerse al día para pagar los costos del juicio, y las deudas que adquirió en todo este tortuoso proceso.
“Lo conseguí por un paciente de mi cuñado, que tiene una inmobiliaria, en realidad está en venta la quinta, pero le contó mi situación, y como le gustan los perros también, le pidió a los dueños y por suerte los convenció de que me la alquilen por un año”, relató.
Cuando recibió la noticia, debió buscar la forma de trasladar a los animales, ya que no cuenta con movilidad propia. “Una clienta me trajo en su auto los más viejitos, que estaban en la guardería, que es la misma que me llevó a dejarlos cuando tuve que irme de mi casa, y los demás vinieron con una amiga” expresó.
La quinta cuenta con un espacioso patio, que además de darle libertad de movimiento a sus compañeros, le permitirá realizar su labor como instructora de conducta para mascotas. “Es re grande el lugar, los perros pueden correr un montón, y la idea es trabajar acá también, aprovechar el espacio, así que voy a salir a conocer el barrio y dar a conocer mi trabajo porque mis clientes son de otras zonas”.
Por último, le dedicó unas palabras a aquellos que le tendieron una mano en los tiempos de turbulencias. “Le agradezco a mis clientas que me bancaron, con el traslado de los perros y también con dinero para ayudarme a ingresar a esta quinta, a mi familia, y a mis amigos por apoyarme cuando no sabía qué hacer”, finalizó.