El nuevo plantel de la exLoimar insiste en que levanten el bloqueo para poder trabajar y apuntó contra el Sindicato
Quienes fueron operarios de Loimar y hoy forman parte del equipo de TandilCeram pidieron que los dejen ingresar a cumplir sus tareas. Aseguraron comprender a sus excompañeros y validaron su lucha, pero consideraron que bloquear la fábrica no es la solución. Plantearon que los delegados nunca les fallaron, pero que el problema está en el Sindicato que les soltó la mano.
El brete que envuelve a la exLoimar y aquellos trabajadores que han sido despedidos sin poder cobrar lo que les corresponde pareciera no tener fin. Por el contrario, la situación se dilata cada vez más y se va trasladando de sector, complicando a quienes lograron un acuerdo y enfrentando a trabajadores contra trabajadores.
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En este sentido, Ricardo Larroca, exempleado de Loimar e integrante del plantel de la nueva empresa, buscó comunicar su postura y la de sus pares, sin ánimo de atacar a nadie sino más bien de aclarar el escenario. En primera instancia remarcó que a ellos “nadie les está pagando por hablar”, como se acusó en algún momento.
En sus declaraciones no desmereció la lucha de quienes están clamando por sus derechos, pero lamentó que lo hagan cortando el ingreso a la planta, impidiendo que sus colegas puedan empezar en su nueva tarea.
A su parecer, esto no es responsabilidad de los delegados en sí, sino del gremio que “les soltó la mano” y están haciendo lo que pueden para llegar a una solución. Sin embargo, aseguró que no es la forma y que deben dirigirse al Ministerio de Trabajo.
“Queremos trabajar”
“Nosotros somos unas 30 personas que estamos empleados en la nueva empresa desde el 1 de diciembre”, explicó, garantizando estar en blanco y con obra social, por lo que no necesitan que nadie les pague por hablar.
Recordó que el 10 y 11 de diciembre habían sido convocados a sus puestos para iniciar las actividades, sin poder hacerlos tras el bloqueo que desde entonces se suscita en las instalaciones de la fábrica.
Ante esta situación que pareciera no desembocar en acuerdos, Larroca pidió que le permitan entrar a trabajar. “Si bien ellos están con el conflicto del despido, pueden reclamar en el Ministerio de Trabajo que es donde corresponde y hacer allí su protesta”, sostuvo e insistió en la necesidad de estas 30 familias de poder ingresar a su lugar de trabajo.
Reconoció que para esos excompañeros que están buscando una solución y el pago correspondiente está siendo difícil obtener una respuesta concreta, sin embargo planteó que no es imposible.
“Cuando en 2019 empezó el conflicto todos estuvimos de acuerdo en salir a respaldar a los 10 compañeros que despidieron, pero el tiempo fue pasando y todos tenemos necesidades”, argumentó sobre la aceptación a formar parte del nuevo equipo.
Ante esto, lamentó tener que leer o escuchar que los denigran a quienes aceptaron ser parte del nuevo equipo. “No somos panqueques”, advirtió, pero a la vez aclaró que tampoco le interesa entrar en esas discusiones, sobre todo cuando se dan en el marco de las redes sociales.
“Queremos trabajar”, exclamó Larroca, considerando que deberían permitirles el paso a la empresa, ya que ese sería un primer punto para luego generar más trabajo. Pero primero explicó que necesitan poner a punto la fábrica, que hace un año está parada, garantizando que luego serán unos 70 operarios los que se desempeñarán en la planta.
El Sindicato les soltó la mano
Con la intención de poder desempeñar su labor pidió el levantamiento del bloqueo y sostuvo que, a su parecer, los delegados tendrían que convocar al grupo que sigue en conflicto y ver qué solución se puede dar, presentándose al Ministerio.
“No decimos que dejen su lucha, porque han sido compañeros por años en la empresa, pero que desbloqueen la entrada y nos dejen ingresar”, consignó casi como un ruego y sin buscar denigrar ni pelear con nadie.
Razonó que lo indicado es poder solucionar las cosas por las vías legales y ya no generar más pleitos entre personas que han operado en la fábrica a la par. En este sentido, confió que la perpetuidad del problema no tiene tanto que ver con los delegados, sino más bien con el Sindicato de Ceramistas que “los maneja”.
“En 2008 cuando se hizo la gran movida para que nos afiliara, ahí estaban siempre presente los del Sindicato de Azul y de la FOCRA (Federación Obrera Ceramista de la República Argentina), pero en 2019 y 2020 cuando empezó el conflicto nunca estuvieron”, aseveró.
Develó que aunque asistieron a las reuniones en Buenos Aires, a puertas cerradas, a ellos presencialmente y en Tandil nunca vinieron a apoyarlos, ni siquiera económicamente. En este sentido, señaló que fue gracias a algunas organizaciones que pudieron sostenerse y al Municipio, que a algunos les “perdonó” la boleta de la luz. “La población en general nos ha ayudado mucho”, dijo.
Con respecto a la protesta en sí, que llevaron adelante durante mucho tiempo y de manera pública los trabajadores, Ricardo Larroca aseguró que el Sindicato les soltó la mano a los delegados, que la “siguen peleando solos”. “Ellos fueron votados democraticamente y no nos fallaron en ningún momento”, aclaró.
Hoy por hoy, algunos operarios de lo que fue Loimar ya han arreglado la forma de pago con la empresa, por lo que estimó que quedarían entre 30 y 40 trabajadores sin poder resolver su situación de los 81 despedidos.