CONSEJO PARA
Proteger las plantas de tomates en verano
El tomate es uno de los cultivos favoritos del verano. Sin embargo, esta estación también es sinónimo de condiciones que favorecen el crecimiento de diversas plagas y enfermedades. Aquí algunos consejos para cuidarlas.
Jugoso, fresco y versátil, el tomate es una de las frutas más preferidas de la temporada. Necesita calor y humedad para crecer, pero justamente en su época más propicia es cuando las condiciones se prestan al desarrollo de bichitos que pueden afectar gravemente la producción de estas plantas.
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De acuerdo con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el control de plagas es clave para garantizar una cosecha saludable y abundante. Es importante saber que este cuidado debe ser integral, es decir, combinar diversas estrategias que reduzcan la presión de las plagas sin dañar el ambiente ni la salud de los cultivos.
De acuerdo al INTA, lo primordial es la prevención y para eso sugieren implementar buenas prácticas agrícolas desde el inicio del ciclo de cultivo, ya que reducirá considerablemente el impacto de cualquier daño externo.
Prevención
En primer término, la rotación de cultivos ayuda a evitar la acumulación de plagas específicas en el suelo. En este sentido, el consejo es no plantar tomates en el mismo lugar año tras año, ya que las plagas y enfermedades pueden persistir en el suelo.
Asimismo, el uso de plantas repelentes naturales como albahaca, ajo, cebollas o caléndulas cerca de los tomates puede ahuyentar los bichitos, ya que emiten compuestos que disuaden a plagas como la mosca blanca y los ácaros.
En cuanto a los yuyos, que son refugios ideales para muchas plagas, es bueno sacarlos y dejar el área libre para evitar que allí se reproduzcan las mismas.
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Detección a tiempo
Realizar inspecciones frecuentes es fundamental para detectar cualquier plaga en su fase inicial, lo que permite tomar medidas rápidamente antes de que el daño sea irreversible. Según el INTA, se deben revisar las plantas de tomate al menos una vez por semana, prestando especial atención a las siguientes señales:
- Presencia de insectos visibles: verificar la parte inferior de las hojas, donde muchas plagas, como los ácaros o la mosca blanca, suelen esconderse.
- Daños visibles: las manchas amarillas o plateadas en las hojas, los agujeros en las hojas y los frutos mordidos son señales claras de la presencia de plagas.
- Huellas de excrementos: las excreciones de plagas como los trips y ácaros pueden ser visibles como puntos oscuros o manchas en las hojas.
Aliados de la naturaleza
El control biológico es una opción ecológica y efectiva que el INTA promueve para manejar plagas sin recurrir a productos químicos agresivos. Esto implica el uso de organismos vivos que atacan a las plagas de manera natural.
Entonces, existen insectos beneficiosos como las mariquitas, que son depredadores naturales de pulgones y ácaros, o avispas parasitoides que atacan a la mosca blanca. Estos pueden ser introducidos en el cultivo para controlar las poblaciones no deseadas.
Las bacterias y hongos también son opciones biológicas que no dañan las plantas ni el ambiente. Estos son los productos como Bacillus thuringiensis, un hongo que mata a las orugas al ser ingerido, o el uso de Trichoderma (un hongo que combate patógenos del suelo).
Finalmente, el manejo de plagas en los tomates durante el verano es un desafío, pero siguiendo las recomendaciones del INTA, es posible reducir significativamente el daño causado por los insectos. La clave está en implementar un enfoque integral, que combine prevención, monitoreo constante, control biológico y, en caso necesario, control químico de manera responsable. De este modo, no solo se protegerá la salud de las plantas, sino también el equilibrio del ecosistema agrícola, garantizando una cosecha exitosa y sostenible.