Cultivar caléndula, la flor de octubre

Octubre es la época del año de las caléndulas, de hecho es llamada “la flor de octubre”. En los hogares de la India y sus extensiones culturales, las guirnaldas de estas flores de color naranja y amarillo intenso adornan las puertas y las mesas festivas en honor al Diwali, el festival de las luces que dura cinco días cada otoño.

A medida que avanza el mes, los ramos de caléndulas también empiezan a aparecer en los hogares de México y toda Centroamérica. Estas flores, llamadas flor de muerto, ocupan un lugar destacado en las celebraciones tradicionales del Día de los Muertos, una flor alegre que recuerda a los observadores la brevedad de la vida mientras honran a los seres queridos que han fallecido.

Más hacia el sur, en nuestra zona, esta es una temporada que también le sienta muy bien a estas coloridas y medicinales plantas. 

En todos lados, la Caléndula simboliza el calor y la luz del sol, encarna una amplia gama de emociones y significados espirituales, además de contar con numerosas propiedades medicinales y cualidades gastronómicas.

Cómo sembrar caléndula

La caléndula es una planta anual que se siembra en primavera y verano. Puede sembrarse en semilleros o en siembra directa, aunque es más recomendable hacerlo en los primeros, tomando plantines pequeños para iniciar su crecimiento. 

Lo ideal es ir poniendo de a dos o tres semillas por plantín a una profundidad de unos dos centímetros. Es importante que el semillero mantenga la humedad hasta que germinen, hasta trasplantar las pequeñas plántulas a su lugar definitivo.

A parte de la humedad, es importante la temperatura, ya que requieren temperaturas del suelo de entre 15 y 20 grados para germinar, cosa que harán entre los ocho y diez días desde la siembra.

El trasplante

A la hora de cambiarlas de lugar, es importante que las temperaturas sean cálidas y que el sustrato sea ligero. Incluso, se puede mezclar la tierra con arena. La planta puede ir definitivamente tanto a una maceta más grande como a terreno directo. 

Si la elección es la primera opción, es necesario considerar que estas plantas poseen una raíz prominente por lo que es más que aconsejable un espacio con cierta profundidad, de al menos unos 30 centímetros para que se desarrolle correctamente.

Las caléndulas pueden tener una altura desde hasta 50 centímetros las variedades enanas, que son más adecuadas para macetas, mientras que las más grandes rondan los 70 centímetros y son preferibles para huertos y jardines sobre el terreno.

Comestible y medicinal

Más allá de ser una de las margaritas más conocidas y hermosas, con grandes aportes a la biodiversidad, la caléndula es una planta llena de generosidad, ya que tiene muchas propiedades para la salud y aporta elegancia y belleza en la gastronomía. 

Dentro de los beneficios para la piel, es muy propicia para cicatrizar y regenerar, de hecho se ha comprobado que produce más colágeno en su uso tópico. Además, tiene propiedades antibacterianas y fungicidas que reducen la proliferación de hongos y bacterias que puede producirse en heridas o en otras partes del cuerpo.

Debido a que tiene betacaroteno, fitoesteroles y ácido salicílico, esta flor ayuda contra la irritación. Reduce las inflamaciones producidas en la piel, es ideal para pieles agrietadas y secas porque tiene el poder de mantener la humedad fomentando la hidratación.

Estos beneficios se trasladan también al cuerpo y organismos, permitiendo tratar la faringitis y gingivitis. Asimismo, ese poder antiinflamatorio ayuda en la digestión y afecciones como la gastritis, indigestiones o para evitar vómitos.

Como si todo eso fuera poco, la caléndula es uno de los mejores remedios naturales para regular el ciclo menstrual y aliviar los dolores relacionados a esto.

Siempre es aconsejable asesorarse en la forma de uso, posología y dosis de infusión con expertos en fitoterapias y medicinas naturales.