Argentina y el mundo

El mes de julio ha dejado un estallido en muchas variables críticas de la economía. Y no es que las cosas cambiaran de un momento para el otro, sino más bien, que la salida del ex Ministro Guzmán actuó como la gota que rebasó el vaso.

Los dólares financieros mostraron en los últimos días otro salto, consolidando una brecha por encima del 160% con respecto al dólar oficial, marcando un nivel récord en más de 30 años. El deterioro de los números fiscales, la alta emisión monetaria y la difícil situación cambiaria empañan el panorama. Así, no sorprende ver el riesgo país en máximos en dos años y una espiral inflacionaria preocupante. Con el ritmo anualizado de los últimos tres meses de 104%, (asumiendo una inflación de 8% en julio) un salto discreto de 30% a 50% sería consumido en apenas tres/cuatro meses (con una inflación de tres meses anualizada que se dispara a 290%). No hay una salida fácil si no se opta por un fuerte ajuste fiscal.

La historia de los últimos veinte años de esta Argentina de dominancia fiscal (el BCRA termina forzado a emitir moneda para financiar los déficits del Tesoro) muestra que la emisión monetaria para financiar al fisco típicamente se duplica en el segundo semestre, lo cual no deja un buen panorama para lo que viene.

Para colmo, la situación del mundo no ayuda. Veníamos de niveles récord de commodities agropecuarios, pero la sintonía del dólar a nivel mundial y las presiones inflacionarias podrían terminar impactando en los precios de los productos exportables para Argentina, aunque con las retenciones y la incertidumbre, las liquidaciones de exportaciones no son las que deberían.

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