Una casa ordenada, una vida organizada
En esta columna hemos hablado desde distintas perspectivas sobre los beneficios del orden y la organización de los espacios. Entre ellos contamos , el poder usas más eficientemente los lugares, ahorrar tiempo y dinero a través del orden hogareño y los procesos de gestión que toda casa tiene.
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Hoy quiero compartir una mirada, tal vez mas opinable, más con el objetivo de disparar una reflexión que el de plantear una verdad.
En las culturas orientales en muchos ámbitos, se observa una regla de correspondencia entre aspectos en apariencia diversos para nuestra mente moderna y occidental.
En este sentido tal y como afirma la propia Marie Kondo “ Si tu casa está ordenada por fuera, tu vida se ordena por dentro”
Los budistas en sus templos tienen como primer tarea a la mañana, el orden y la limpieza de sus lugares, los espacios exteriores y luego recién inician sus actividades vinculadas a la búsqueda interior.
Esa correspondencia exterior-interior se repite de distintas maneras en otras tradiciones orientales que ponen énfasis en el orden exterior como correlato de la armonía emocional y en ésto basan en parte la motivación para ordenar.
Por ejemplo el método de las 5S de Toyota impulsa el orden de las empresas en 5 pasos con el propósito no solo de ser mas rentables, sino que la empresa toda, pueda vivir mejor a partir del orden.
Otra perspectiva interesante que complementa lo anterior es la relación entre el orden y la belleza.
Hay muchos tipos de belleza y es cierto que ella reside mas en el ojo que mira, que en si mismo en lo mirado. Cada uno tiene sus parámetros de belleza, pero es difícil no estar de acuerdo que cualquiera sea “nuestra versión” de organización, siempre habrá en ella una componente singular de belleza.
Por tanto podemos afirmar que existe indudablemente una correspondencia entre orden y belleza.
Ya desde una perspectiva mas occidental, notables sicólogos y sicólogas, nos agregan ideas motivadoras sobre el orden y una de sus componentes a veces cuestionada: “La cultura del descarte”
El ordenar se asocia a una sensación de auto-cuidado, de sumar bienestar al lugar que habitamos y en la medida que evitemos acumular aquello que ya no usamos, empezaremos a vivir mas intensamente el presente, sin anclarnos en el recuerdo de todo lo que ha pasado y sin la ansiedad de “tener cosas por las dudas” para un futuro incierto.
En otras palabras, la cultura de hacer circular nuestros objetos cuando ya no los usamos, hace que la energía también empiece a moverse en nuestro favor a partir de ese genuino DAR.
Por último también es bueno cuidarnos de una sobrevaloración no saludable del orden, que no se correlaciona con todo lo dicho hasta aquí, una preocupación de como nos ven los demás, la búsqueda de la perfección (que no existe) en todo lo que hacemos y que muchas veces nos impide DISFRUTAR de nuestro tiempo y espacio.
Así como los nutricionistas aseguran que “somos lo que comemos”, me gustaría dejarlos con otra variante provocadora acerca del tema que nos convoca y es que “somos los espacios que habitamos”.
Una casa ordenada, sin lugar a dudas, nos ayuda a llevar una vida mas organizada y eso nos beneficia en todo lo que hacemos!
Muchas gracias por estar del otro lado y hacerme llegar tantas muestras de cariño y gratitud, es un placer para mi compartir este espacio con ustedes!