Un reloj Cartier, el crimen de Bustamante y un litigio penal que se mantiene vigente
Una sórdida historia judicial que surgió cual ramificación del asesinato de Jorge Bustamante aún aguarda por definiciones procesales. Javier Emanuel Ramírez, el joven que estuvo detenido y luego liberado y acusó una “venganza” del abogado Castaño, está sometido a un expediente por el robo que perpetró contra el controvertido letrado.
Estuvo dieciséis días preso, involucrado por el asesinato de Jorge Bustamante. Sus pruebas y la declaración de uno de los detenidos por el crimen le dieron la libertad. Reconoció por aquellos días que vivía con miedo a que le pueda pasar algo a raíz de lo que acusó haber sufrido, “una cama”, de parte del controvertido abogado suspendido Claudio Castaño. Ahora, ambos protagonistas forman parte de otra instrucción penal, en la que se debate aquel incidente que los juntó en una sórdida historia personal y judicial.
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A más precisiones, el fiscal Damián Borean formuló la requisitoria a juicio de una causa en la que Javier Emanuel Ramírez está acusado de “Robo agravado por el uso de arma”, suceso ocurrido a mediados de octubre de 2018, denunciado por Claudio Castaño.
La letra fría de la acusación fiscal remite a que ese día, pasadas las 22, el nombrado y otro cómplice se robaron, con violencia, un teléfono celular, una tablet y un reloj Cartier, propiedad de Claudio Castaño.
Para cometer el ilícito, los acusados interceptaron al abogado cuando se disponía a ingresar a su domicilio.
Según reza la acusación, allí Ramírez le exhibió un arma de fuego con el fin de intimidar a la víctima y previo hurtarse el reloj, le aplicó un golpe de puño que tiró al piso al letrado, circunstancia que permitió que se alzara con las otras pertenencias del agredido para así darse a la fuga.
Cabe consignar que la descripción de la imputación se condice con lo que oportunamente denunció el propio Castaño, quien identificó a Ramírez como su agresor, no pudiendo hacer lo mismo con el otro presunto cómplice.
En su denuncia, dijo que lo reconoció a Ramírez porque lo había visto por las redes sociales a partir de una “consulta profesional”, unos meses antes del robo.
Reseñó en el expediente que tras el acercamiento virtual, Castaño le aportó su número telefónico y se comunicaron para pactar una entrevista profesional. Ramírez se apersonó a su estudio tras haber acordado dicho encuentro y ocurrió lo señalado.
Al decir de la acusación, la acreditación de la sustracción se dio cuando se halló en la propiedad del acusado el reloj Cartier, además de las lesiones que se observaron en el abogado de aquella agresión sufrida.
La otra versión
Si bien no parece haber discusión sobre el robo del reloj, sí la historia tiene otro cariz cuando se escucha la versión del acusado que, como se replicó en éstas páginas en aquellos días de conmoción por el asesinato de Bustamante, reconoció un altercado con Castaño, pero alegando otras circunstancias, que hacen a una relación sexual no consentida aquella noche.
Ramírez reconoció que concurrió solo al departamento de Castaño pero que era un encuentro con motivos sexuales y que no había sido el único, puesto que días anteriores habían concurrido ambos a un hotel alojamiento de la ciudad.
Según su relato, al llegar a la vivienda, Castaño intentó obligarlo a mantener relaciones sexuales y, ante la negativa del deponente, el abogado se puso violento. Ante ello él intentó convencerlo de que iba a acceder y aprovechó una distracción para golpearlo con un golpe de puño y llevarse las pertenencias señaladas y denunciadas por el letrado.
Ramírez luego confesó que antes de retirarse del lugar, Castaño le dijo que iba a tomar venganza por lo ocurrido y que se cuidara, lo cual le generó mucho temor. Al mes siguiente, Ramírez era apresado al ser sindicado por uno de los sospechosos (pupilo de Castaño) del crimen de Jorge Bustamante como parte del terrible suceso criminal.
Idas y vueltas
Por el hecho ventilado, el fiscal recibió la notificación de la Procuración que, analizando las características de los hechos investigados, delito imputado y condiciones personales del acusado (ausencia de antecedentes penales) se consideró procedente suspender el juicio a prueba, dado que la pena por el ilícito atribuido sería de tres años de prisión en suspenso. Condición que debía aceptar la defensa.
Empero, el denunciante Castaño al ser notificado de la decisión judicial imperante anticipó su rechazo, incluso exponiendo sus críticas para lo que fue la investigación del caso denunciado, con el aditamento incluso de pedir apartar al fiscal de la causa al considerar, entre otros argumentos, que no tuvo el mismo criterio que otras instrucciones.
Si bien no lo cita en el escrito, vale aclarar que las críticas al fiscal Borean no resultan casuales. Es el mismo fiscal que lo llevó a juicio en Azul, donde este año Castaño fue condenado por estafar a sus propios clientes, mientras aguarda por el debate de una acusación aún mucho más gravosa: un abuso sexual.
Ramírez lo había dicho
Cabe consignar que tras el crimen de Jorge Bustamante, detención y posterior liberación, Ramírez habló con El Eco de Tandil, entrevista en la que expuso lo que ahora está volcado en el expediente que le imputa el delito de lesiones y robo al abogado
“Todo se da a partir de que el abogado Claudio Castaño me contacta por una red social y sin conocerme, me empieza a mandar mensajes. Me escribió para que nos juntemos y tomar algo. Esto fue dos semanas antes de la desaparición de Bustamante. Cuando nos encontramos, él se ofreció a hacerme sexo oral a cambio de plata y droga, y en ese momento acepté. Sin embargo, en ese encuentro no me dio nada y me dijo que me daría lo prometido en una nueva cita”, contó por aquellos días de conmoción.
Agregó que “el sábado anterior a la desaparición de Jorge, me escribió diciéndome que vaya a la casa que me iba a pagar lo que me debía. Fui y quiso tener relaciones, a lo que me negué. Se enojó, me agarró y me defendí. Empecé a pegarle trompadas hasta verlo tirado en el piso y me llevé unas cosas de la casa, que eran un reloj y la computadora. En ese instante me dijo ‘no sabes con quién te estás metiendo, no necesito denunciarte por lo sucedido’, y acto seguido me fui de su casa”.
Esa frase amenazante que habría expresado Castaño generó en Ramírez mucha incertidumbre, por lo que decidió contárselo a varias personas por si a él le ocurría algo grave. “Lo hablé con mi familia y varios amigos por si me pasaba algo en la calle, para que ellos supieran de dónde podía venir la venganza. Muchos me dijeron que Castaño era una persona bastante complicada y que tuviera cuidado porque me podía llegar a mandar gente para que me hicieran algo. Por esa situación, avisé lo que me pasaba”.
Añadió que “nunca negué nada, ni que fui a su casa, ni que le llevé las cosas a modo de pago por no haber cumplido con lo que me había dicho”.
La sórdida historia vuelve al tapete ahora, con un avance judicial que lo llevaría a juicio a Ramírez por aquel suceso que lo llevó a relacionarse con Castaño y terminar involucrado en causas penales con derivaciones aún no resueltas.