El polémico abogado Castaño comenzó a afrontar su primer juicio con testimonios que lo complicaron en la primera audiencia
El viernes empezó el debate que prevé tres audiencias en las que se ventilarán las pruebas que llevaron al polémico abogado Claudio Castaño a juicio. Está acusado de “defraudación por remuneración pretestada”, referido a pedirle dinero a sus clientes para coimear a actores judiciales y policías para beneficiarlos en su situación procesal. La acusación por abuso sexual quedó pendiente a un nuevo juicio.
El viernes por la mañana, en la sala de audiencias del TOC1 de Azul, el juez Gustavo Borghi dio por iniciado el debate oral y público en el que se resolverá la suerte procesal del abogado Claudio Castaño, quien afronta tres imputaciones por presunta defraudación.
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A más precisiones, se lo acusa de pedirle dinero a quienes eran sus clientes para coimear a jueces, fiscales y policías, en pos de un presunto beneficio en la situación procesal. Fueron precisamente sus pupilos y familiares quienes oportunamente declararon en la instrucción confirmando la especie, lo que llevó a las imputaciones al controvertido letrado que, además, aguarda por otro juicio (fue postergado hasta nuevo aviso) con un delito más gravoso: está acusado de abuso sexual contra un joven con problemas psiquiátricos.
Como oportunamente se detalló en éstas páginas, el expediente que se inició en 2011, pasó a la ciudad vecina ya que los actores judiciales locales se excusaron de intervenir, a partir de conocidas diferencias con el abogado en otras causas que obligaron a los funcionarios a apartarse de las pesquisas en cuestión. De hecho, buena parte de ellos el viernes desfilaron por el juzgado en carácter de testigos, citados por el fiscal Damián Borean, quien lleva adelante la acusación del Ministerio Público.
Castaño, defendido por la defensora oficial Adriana Hernández, escuchó las declaraciones y se mantuvo atento, dándole letra a la abogada a la hora de preguntar sobre lo que se exponía en el recinto judicial en una audiencia que demandó la mañana y parte de la tarde, hasta que el magistrado dispuso un cuarto intermedio hasta hoy, cuando se retomará el debate con más testigos citados por las partes.
Como oportunamente se detalló, el letrado quedó comprometido en causas a partir de escuchas telefónicas, primero, y testimonios después, en lo que lo dejaron en una situación por demás incómoda que, según la acusación, derivaron en la imputación de un delito.
Más precisamente se alude a un hecho caratulado “defraudación por remuneración pretestada”. A grandes rasgos se desprende de la acusación que al abogado pidió dinero a sus clientes para destinarlo al pago de jueces y fiscales y así mejorar su situación procesal.
Tal se informó, el caso surgió “por casualidad” en medio de otra investigación en la que se estaban realizando y a partir de escuchas telefónicas se detectó el suceso que mereció la investigación. A la vez, luego devino el comparendo de los involucrados, quienes prestaron declaración. Si bien algunos negaron los hechos, la causa se mantuvo, derivó en la imputación y el consiguiente juicio que primeramente debió atravesar distintas instancias recursivas, entre ellas el pedido de probation (suspensión de juicio a prueba), apelaciones que no corrieron con la suerte deseada para el acusado.
Los dichos del abogado
“Tengo tranquilidad de espíritu”, dijo el polémico abogado sobre el asunto cuando este Diario ventiló la pesquisa, acotando que más allá de su estado de inocencia, confiaba en la instrucción que, por ese entonces, estaba en manos del doctor Marcos Eguzquiza, pero que luego retomó el fiscal Damián Borean.
Castaño dijo por aquellos días que aguardaba con tranquilidad la investigación y que de profundizarse no tendría reparos en ventilar presuntas anomalías que ocurrieron en plena instrucción, incluso con testigos dentro de la fiscalía que atestiguarían a su favor. Circunstancias que tal vez ahora las tenga que abonar en la audiencia oral y pública que se inició.
Sobre el delito endilgado, ya pesaba sobre Castaño otro par de denuncias de similar tenor. Una por caso, la de un detenido que lo declaró haber sido víctima de una presunta extorsión.
La causa se abrió a partir de la declaración de un detenido que sería cliente del abogado, a quien acusó de quererle cobrar determinada cifra de dinero para lograr su libertad.
Pero el detalle de la denuncia, que incluso el recluso la habría dejado sentada en una escribanía -según los dichos de Castaño-, es que el dinero no sólo era por los honorarios del letrado, sino que una buena parte era para pagar la coima a un juez y/o fiscal.
Judiciales como testigos
Efectivamente, el primer capítulo de los cuatro previstos para el juicio contó con el comparendo de testigos ofrecidos por el Ministerio Público. Primeramente funcionarios de la fiscalía y el Juzgado Correccional 1, que fueron nombrados en aquellas escuchas, mensajes, que aludían a la necesidad de contar con un dinero para que éstos torcieran la historia procesal de un expediente a favor del cliente de Castaño.
En ese escenario, desfilaron frente al magistrado azuleño el fiscal Luis Piotti, el juez Carlos Alberto Pocorena, su secretario Fernando Falivene, y los ayudantes fiscales Alejandro Dalfonso, Cecilia Rimoli, Darío Sorondo, como así también un policía y el padre de uno de los que eran clientes de Castaño.
Todos los funcionarios, a sus modos y sus formas, y como era de esperar, negaron tajantemente comunicación alguna con el abogado respecto a una posibilidad de recibir un dinero a cambio de mejorar la situación procesal de un judiciable, como así también ahondaron en cómo se iniciaron las causas en cuestión, casi como una ramificación de otros expedientes que estaban trabajando.
También el policía testigo debió responder y aclarar sobre los dichos del papá de uno de los clientes del abogado, quien aseguró sin titubear que Castaño le había solicitado 1500 pesos para darle al uniformado para poder liberar la moto que había sido secuestrada en el marco de una investigación penal.
En efecto, la moto en cuestión había sido ofrecida por el propio Castaño a la policía para que la peritaran en el marco de una causa en el que estaba siendo investigado como sospechoso su cliente. Una vez en la comisaría, al decir del testigo, Castaño le pidió plata para coimear al policía y así poder sacar aquella moto.
Además de los testimonios escuchados en la sala, se incorporó material probatorio de interés para las partes. Específicamente sobre la acusación, aquella transcripción de mensajes de texto en los cuales Castaño aludía con nombres propios (de agentes fiscales, jueces y secretarios) a quienes tenía que “adornar” con dinero para aliviar la situación procesal.
La saga judicial retomará hoy, con más testigos de la acusación como de la defensa que, como se detalló en la edición dominical del Oído agudo figuran en la lista de la docena de testigos convocados el expresidente y actual senador Carlos Saúl Menem, su exesposa Zulema Yoma y su hija Zulemita, quienes de acudir al recinto judicial, lo harían en carácter de lo que se conoce como testigos “de concepto”, aludiendo al conocimiento sobre la persona que resulta el que desde el viernes dejó de defender a clientes comprometidos con la ley si no que él mismo está sentado en el banquillo de los acusados, con imputaciones delicadas que de acreditarse y contar con una sentencia condenatoria implicarían un delicado panorama para el controvertido letrado que más temprano que tarde deberá afrontar otro juicio, en lo que se lo juzgará por violar a un joven.