Con la venia de la familia damnificada, conceden la prisión domiciliaria al acusado de simular un secuestro y privar de la libertad a su sobrino
La Defensa y la Fiscalía acercaron su postura sobre el presente procesal del joven empresario detenido por simular un secuestro para terminar extorsionando a su propia familia no sin antes usar a su sobrino menor de edad como carnada. Tras el acuerdo, el Juzgado de Garantías aceptó el arresto domiciliario con salidas laborales y tratamiento psicológico mediante.
Ayer a media mañana, desde el Juzgado de Garantías 1 se oficializó y ratificó el acuerdo que fiscalía y defensa vinieron tejiendo en pos de resolver la situación procesal del joven empresario detenido por montar un secuestro extorsivo utilizando como carnada a su propio sobrino menor de edad, hecho que mereció la intervención primera de la justicia federal hasta que se esclareció que se trató todo de una farsa que merecía el reproche penal de la justicia ordinaria.
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Una vez detenido bajo el delito de “Extorsión, Hurto y Privación ilegal de la libertad” de un menor de edad, los defensores del imputado trabajaron en la estrategia para lograr una morigeración en su condición procesal, frente al grave delito endilgado.
Con el transcurrir de los meses y distintas diligencias acercadas al expediente, el fiscal Luis Piotti aceptó el convite judicial, llevando así al planteo al juez José Alberto Moragas, que ayer notificó la resolución a la Unidad Penitenciaria acerca de la morigeración de los efectos de la prisión preventiva, ordenando así el arresto domiciliario bajo un cúmulo de condicionamientos, no sin antes también contar con la anuencia de la familia damnificada por el accionar delictivo.
La presentación
En efecto, Mariano Vizcay recibió el beneficio de una prisión domiciliaria con salida laboral. De lunes a viernes saldrá de su domicilio a trabajar donde anteriormente al grave episodio protagonizado lo hacía, en tanto que los fines de semana deberá quedarse en su casa.
En su presentación, el defensor particular Diego Etchegoyen sustentó el pedido ayer concedido en la conveniencia de aplicar la medida a fin de “neutralizar los efectos nocivos del encarcelamiento preventivo no solo para su pupilo sino para su grupo familiar, tanto desde el aspecto económico como emocional al tener una hija de dos años de edad, entendiendo que se hallan abastecidas las condiciones para su procedencia”.
Como surge de la resolución judicial, si bien el letrado defensor asume la entidad de los hechos endilgados a su pupilo, entendió que los mismos responden a una “conflictiva familiar y que solo pueden ser explicados por la psicología y/o psiquiatría”; en ese marco, la Defensa sustentado en la previsión normativa aludida precedentemente exhibe las condiciones personales, familiares y laborales del causante como propicias para mutar las condiciones de encierro en el Servicio Penitenciario por una prisión domiciliaria con el pertinente control y salida laboral.
En oportunidad de celebrarse la audiencia prevista los defensores Diego Etchegoyen y Gustavo Ballent ratificaron los términos de la presentación en tratamiento, añadieron que no existía riesgos procesales y que el imputado posee una red de contención familiar que determina la conveniencia de procurar a través de este medio la reinserción paulatina de Vizcay a su modo de vida.
En respuesta al planteo, el fiscal Piotti consignó su coincidencia con la Defensa respecto a la mirada respecto a la naturaleza del hecho endilgado y atento el carácter familiar que motivaron los hechos, a la vez que se tomó contacto con los damnificados, quienes no pusieron reparos sobre la eventualidad que el imputado acceda a una prisión domiciliaria, prestando por ello el debido consentimiento con la salvedad que efectuarse una pericia psiquiátrica-psicológica a Mariano Vizcay.
Así, el juez Moragas al analizar los fundamentos esgrimidos por la Defensa y la postura del Fiscal interviniente, coincidiendo en la singularidad que reflejan los hechos investigados, el comportamiento del imputado durante la investigación, la contención familiar, la propuesta laboral y el asentimiento de los damnificados, “conforman un cuadro de situación que conduce a la viabilidad de la medida postulada”.
Al respecto, el magistrado añadió que, “sin perjuicio de la punibilidad aplicable entiendo relevante que el imputado desde el inicio de la investigación hasta que se efectivizó su pérdida de libertad ambulatoria, se mantuvo en la ciudad sin manifestar posteriormente ninguna obstrucción al progreso de la pesquisa, reflejando su arrepentimiento desde su primer declaración”.
Asimismo, se ponderó en favor del imputado las manifestaciones de su pareja, como así también la posibilidad laboral que le aguarda como factor preponderante para él mantenimiento de su grupo familiar y reinserción social, lo que aunado a un tratamiento psicológico y/o psiquiátrico, “neutraliza la eventualidad de algún peligro procesal -riesgo de fuga-”.
Así, finalmente se le requirió al Jefe de la Unidad II de Sierra Chica que proceda al traslado del imputado desde el asiento de esa Unidad Carcelaria -donde actualmente se encuentra alojado- hasta el domicilio pautado, donde Vizcay dará cumplimiento con la medida ordenada precedentemente bajo la vigilancia de personal policial, mientras el proceso se encuentre en trámite.
A la vez, se le impuso la obligación de realizar un tratamiento psicológico y/o psiquiátrico según sea prescrito por el profesional actuante, debiendo acreditar dicho cumplimiento mediante informes mensuales que ilustren sobre el diagnóstico y terapéutica indicada.
El caso
Como oportunamente se informó el grave suceso se desencadenó cuando el policía Emilio Pehuen Geneux recibió alrededor de la 1.20 del 18 de enero un llamado del oficial Gutman de la Seccional Primera, quien lo pone en conocimiento que se estaba produciendo un secuestro extorsivo.
Refirió que arribados a Colectora Sur y Caseros, en el comercio de venta de casillas rurales El Yunque, se entrevistó con Esteban Vizcay, titular de la firma, quien dio cuenta que instantes previos había recibido un mensaje vía whatsapp desde el teléfono de su hermano Mariano, desde donde le decían que su hermano había sido secuestrado y que le reclamaban la suma de 50 mil dólares para liberarlo.
El policía narró que Vizcay, habiendo escuchado gritos provenientes de una casilla, halló en el interior de la misma a su sobrino de 8 años, quien al rescatarlo de las ataduras contó que habían sido abordados a la salida del cine por tres personas, los llevaron hasta la colectora y lo dejaron atado en la casilla, yéndose del lugar con su tío Mariano.
De las investigaciones llevadas a cabo ya por la fiscalía federal que había sido anoticiada del delicado suceso, se corroboró que en la noche del 17 de enero Mariano Vizcay junto a su sobrino concurrieron al cine de Caseros y Portugal. Al salir del cine, siendo los primeros minutos del 18, yéndose en el auto, Mariano se detiene a unas cuadras y desciende el coche porque siente que tenía una goma pinchada. En ese instante es abordado por tres hombres armados.
De allí, Mariano y el niño fueron trasladados en el mismo automóvil al local comercial de los Vizcay, donde maniataron con precintos plásticos y encierran en una casilla al niño, sustraen una suma de dinero y se llevan a Mariano en el propio auto.
A las 0.50 del viernes 18, Esteban Vizcay recibe aquel llamado telefónico del celular de su propio hermano, quien el mismo Mariano le dijo que concurra a El Yunque que estaba el sobrino encerrado en una casilla y que no llame a la policía.
Inmediatamente Esteban comienza a recibir mensajes vía whatsapp desde el mismo teléfono de su hermano exigiéndole 50 mil dólares por la liberación de su hermano e indicándole que no de aviso a la policía.
Esteban llamó igualmente al 101 dando cuenta del terrible suceso. Cuando él junto a la policía ingresan al local comercial, se advierte que la puerta de la oficina estaba abierta y la luz encendida. Al subir a la oficina, Esteban vio un mueble corrido detrás del cual solían ocultad dinero y al descender de dicha oficina le dijo a los policías “me robaron”.
Allí fue que Esteban empezó a llamar en alta voz a su sobrino y hermano y fue cuando respondió el niño, que estaba dentro de una de las casillas, y allí el menor contaría lo padecido.
En esos instantes del relato del sobrino, Esteban recibió otros mensajes, entre ellos recibió una foto de Mariano con un gorro o capucha sobre los ojos. Allí siguieron las negociaciones por el mismo canal hasta que Esteban informó el dinero que podía entregar, respondiendo desde el celular de Mariano que a las 4.30 enviarían una ubicación para hacer el pago.
A las 4.45, Esteban recibió la ubicación donde debía efectivizar el pago. La misma era en la ladera del Parque Independencia, hacia la calle Rondeau, a la altura de calle Fugl. Allí esteban da cuenta de la cantidad de dinero que había logrado juntar y preguntó a donde liberaría a su hermano, tras lo cual le responden que le plata se la daría al propio hermano, quien luego el mismo se lo llevaría a los captores, no sin antes le envían un mensaje de voz de Mariano como prueba de vida.
Inmediatamente Esteban se dirigió al lugar convenido, dejó la plata en la vereda y se retiró unos metros. Mariano se acercó y le dijo que le alcanzara el dinero más, por lo que Esteban lo volvió a recoger y lo llevó unos metros más hacia los pastizales, no alcanzando a la senda aeróbica existente en el lugar.
En ese momento Mariano le dijo que retrocediera, volviendo hasta el auto. Mariano empezó a bajar, pasando la senda aeróbica, tomó el paquete (la bolsa con dinero) volviendo hacia los pastos donde había salido al principio. Esteban perdió de vista a su hermano unos segundos y luego vio como este empezaba a bajar con la luz del teléfono para orientarse.
Aproximadamente a diez metros del auto de Mariano comenzó a descender más rápidamente y se metió en el vehículo de Esteban, para partir del lugar raudamente, dirigiéndose a la sede de la fiscalía para dar cuenta de que Mariano estaba a salvo, pero que no quería hablar con nadie ni someterse a revisión médica, atento al estado de shock que presentaba.
Después devendría la investigación del tenso y delicado suceso ventilado y nada de lo descripto se condijo con buena parte de la realidad, al decir de los investigadores.
Conclusiones
Al decir de la fiscalía, se pudo determinar que Mariano Vizcay no fue víctima de un secuestro real, y que nunca estuvo cautivo.
Para los actores judiciales federales primero y la justicia provincial después, los elementos reunidos permitieron contar con pruebas independientes que permitieron arriba a la conclusión de que fue un autosecuestro, probablemente con la asistencia de terceras personas.
En efecto, de las imágenes aportadas por el Centro de Monitoreo municipal (11 cámaras con 33 horas de filmación) como así también ocho cámaras privadas que suman otras cuatro horas de filmaciones, se determinó que Mariano Vizcay, a bordo de su auto, no fue monitoreado en ningún momento por vehículo alguno durante su tránsito, no observándose tampoco personas a pie que realicen vigilancia alguna sobre él o sobre su coche.
Asimismo, se advirtió que a las 4.03 se aprecia a una persona de fisonomía y vestimenta conteste a la víctima, dirigiéndose de a pie por calle Fugl en dirección a Rondeau, continuando ese trayecto durante dos minutos rumbo a la zona del pago del “rescate”, con aparente despreocupación caminando por la calle, no siendo seguido por terceras personas y /o vehículo alguno.
A la vez, quedó constancia en el relato del menor, que cuando fueron abordados por los tres sujetos estos en dos o tres oportunidades llamaron a su tío por su nombre. También sostiene el fiscal que Mariano nunca estuvo privado de su libertad habiendo dispuesto y manipulado él su teléfono celular.