EL ECO PODCAST
La papa argentina oscila entre la abundancia de producción y la incertidumbre económica
La producción de papa en Argentina se encuentra en una encrucijada. La abundancia de las cosechas, que alcanzan niveles impresionantes de hasta 80 toneladas por hectárea, contrasta con la profunda incertidumbre económica que atraviesa el sector.
Los bajos precios en el mercado interno, la voracidad fiscal y los altos costos de producción, sumados a un tipo de cambio desfavorable para la exportación, tejen una red de dificultades que amenaza la sostenibilidad de un alimento esencial en la mesa de los argentinos según explicó Mario Raiteri, vicepresidente de la Federación Nacional de Productores de Papa (Fenapp).
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En un nuevo podcast de El Eco Campo, no escatimó en detalles al describir la compleja realidad que atraviesan.
"El sector tiene estas dificultades de ser una producción que siembra dólares, cosecha en pesos", afirmó Raiteri, poniendo de manifiesto la vulnerabilidad del sector ante la inestabilidad cambiaria. Esta fragilidad se acentúa al considerar que el 80 por ciento de la producción nacional, proveniente de las 90 mil hectáreas cultivadas en diferentes regiones del país, se destina al consumo interno. La papa argentina, por lo tanto, depende en gran medida del poder adquisitivo del mercado local.
La abundancia de la cosecha actual, paradójicamente, ha agudizado la crisis. El exceso de oferta, en un contexto de recesión económica y pérdida del poder adquisitivo, ha presionado a la baja los precios, generando una situación insostenible para los productores.
"Hay mucha gente que se ha quedado sin trabajo, mucha gente que tiene esos sueldos con poder adquisitivo compra. Y aunque tenga la necesidad y el hambre, cuando no hay plata, la realidad es que se consume menos", explicó Raiteri, pintando un panorama desolador.
Esta realidad se traduce en un precio irrisorio para la papa en el mercado, que apenas alcanza los 3.500 pesos por bolsa en el Mercado Central. "Esa es la principal preocupación", advirtió Raiteri.
"Cuando querés acordar, teniendo muy buen rinde, no recuperás el 50 por ciento del costo de la chacra, que va entre 6.000 y 8.000 dólares, depende del paquete tecnológico que utilices y lo eficiente que seas en el manejo del cultivo, pero se está recuperando 3.000 ó 4.000", detalló, evidenciando la pérdida económica que sufren los productores.
El rol de la industria
Si bien la industria, con la presencia de gigantes como Simplot, McCain, Pepsico y Lamb Weston, ha brindado cierta estabilidad al sector al absorber parte de la producción para la elaboración de productos procesados, la posibilidad de exportar se ve limitada por un tipo de cambio desfavorable.
"El tipo de cambio no ayuda a ser competitivo", remarcó Raiteri, lamentando la pérdida de oportunidades en el mercado internacional.
Mayores costos
y voracidad fiscal
A esta compleja ecuación se suma el incesante incremento de los costos de producción. Desde los combustibles hasta los fitosanitarios, todos los insumos necesarios para el cultivo de la papa han experimentado fuertes subas en sus precios, atados a la volatilidad del dólar.
"Todo lo que es lo que nosotros llamamos fitosanitarios para proteger la planta están vinculados al dólar", explicó Raiteri. El riego, crucial para complementar la producción en zonas como Tandil, también implica un gasto significativo en gasoil, encareciendo aún más la producción.
Raiteri, con la experiencia de años de trabajo en el sector, no dudó en criticar la "voracidad fiscal" de las diferentes administraciones gubernamentales. "Esta es la preocupación que tenemos con respecto a los instrumentos que nos obliga a discutir el gobierno nacional por no tener políticas", señaló.
"El sector en general y la papa en particular no pueden ser la caja de ninguna administración", afirmó, reclamando políticas de mediano y largo plazo que estimulen la producción y protejan al productor.
Riqueza
La papa, un alimento básico en la dieta de los argentinos, tiene una importancia que trasciende lo económico. Raiteri recordó las palabras de Adam Smith en "La Riqueza de las Naciones", quien afirmaba que una hectárea de papa generaba más riqueza que una hectárea de trigo. La comparación con el trigo, un cultivo emblemático de la región de Tandil, resulta significativa.
Mientras una hectárea de trigo puede producir 6.500 kilos en una cosecha excepcional, una hectárea de papa puede alcanzar entre 60 y 80 toneladas, demostrando su potencial productivo.
Sin embargo, la incertidumbre económica que atraviesa el sector se traduce en una profunda preocupación por la próxima siembra. "Con este panorama, la verdad que por lo menos aquellos productores pequeño y mediano que tienen menos espalda hacen la cuenta y se les complica volver a sembrar. Está muy complicada la nueva siembra", alertó Raiteri, previendo una posible reducción en la superficie cultivada en la próxima campaña.
La falta de acceso a créditos específicos para la producción de papa agrava la situación. Si bien algunos productores, que diversifican su producción con otros cultivos como cereales, maíz o girasol, pueden acceder a financiamiento, aquellos que se dedican exclusivamente a la papa enfrentan mayores dificultades para obtener el capital necesario para la siembra.
"A veces nos asisten en la medida que somos productores mixtos (también de carne, de cereales, maíz ó girasol en una zona como el sudeste bonaerense, que es generoso y nos permite estar presente en muchas economías regionales. Pero para aquel que es solo productor de papa, la realidad es que se presenta un 2025 complicado con la cosecha que hoy tenemos", lamentó Raiteri.
Llamado a la
reflexión
Raiteri finalizó la entrevista con un llamado a la reflexión a las autoridades. Instó a comprender la importancia del sector papero, no solo como generador de riqueza económica, sino como garante de la seguridad y soberanía alimentaria del país. "Somos empresas económicas, pero productoras de alimentos que generamos conceptos como la seguridad alimentaria y la importancia de que esté en manos de los productores para que también haya soberanía alimentaria", remarcó.
La papa argentina, un gigante culinario con un potencial productivo innegable, se encuentra atrapado en una telaraña de dificultades. La falta de políticas públicas que acompañen al productor, la voracidad fiscal, un tipo de cambio desfavorable a la exportación y la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores, ponen en riesgo la producción de un alimento esencial para la mesa de los argentinos.
Por eso es que se considera imperativo que las autoridades tomen medidas para proteger al sector y garantizar la sostenibilidad de la producción en el país.