EL ECO PODCAST
La comercialización ganadera ha vivido innovaciones a lo largo de las décadas
La venta de la hacienda es uno de los momentos cruciales en el ciclo y a lo largo de los años ha tenido transformaciones, según quedó claramente expuesto en un nuevo podcast de Eco Campo.
Las variaciones registradas en las últimas décadas en materia de comercialización de la ganadería fueron abordadas en diálogo con Fernando Hernández, quien hace más de 30 años se desempeña en el rubro, en la firma tandilense Sucesores de Brivio y Cia. S.R.L.
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Hernández comenzó confirmando que “ha habido diferentes variantes y tipos de comercialización” y enumeró situaciones como “estar en un remate y hacer un sorteo para ver quién se quedaba con el lote de hacienda para vender, ya que no se trataba de valores, sino simplemente que había un precio máximo”.
Más acá en el tiempo, mencionó las subastas televisadas que se transformaron en moneda diaria a partir de la pandemia. Es que mucho antes de las restricciones por el Covid, “cuando aparecieron, parecía imposible que se fueran a imponer: los mirábamos como diciendo ¿qué será? ¿Será cierto, serán mentiras? Pero hoy se van imponiendo”.
Es que “la pandemia casi como que nos obligó a hacer remates televisados por Internet y de diferentes formas. Uno tiene que ir aagionándose a las nuevas modalidades”.
Admitió que la nueva realidad resultó “muy difícil, sobre todo para nosotros, la gente del interior, que somos amantes de la feria”.
Incluso para los consignatarios “es muy difícil rematar y mostrar la hacienda por Internet. Para nosotros siempre todo fue de palabra y en el boca a boca realizábamos la revisión de una hacienda en un campo y -a pesar de que no tenemos balanza en los ojos- siempre estábamos muy finitos con los kilos. Hoy te dicen si tenés un videíto. Por ahí vas a revisar la hacienda y te cuesta filmarla porque no está acostumbrado”.
Ofertas a distancia
La instrumentación de las ventas televisadas o por internet generó incluso otra estructura, porque tanto en los escritorios y/o call center que se habiliten tiene que haber personas para atender los llamados y registrar las ofertas.
También provocó un cambio importante en el rol del personal de las firmas martilleras. “Antes, que uno de una consignataria comprara hacienda era mala palabra. Hoy, la gente de lejos no viene porque lo está mirando por Internet o por televisión. Y te llaman al teléfono cuando son remates de reproductores, te dan la orden de comprarlo y te toca correr la oferta”.
Tanto quien se encuentra en forma presencial como quien lo hace a la distancia son clientes de la casa, pero igualmente se generan momentos tensos. “Quizás le estás viendo la cara durante todo el año a ese cliente que corrés y luego le vas a pedir a hacienda o una oferta. Cuando estás en una feria y te suena el celular, tenés que correr a ese oferente cuando quizás recién le pediste una oferta”.
El crecimiento de la modalidad virtual de ventas tiene entre otras explicaciones que “hay mucha gente a la que le queda cómodo mirarlo por televisión. No nos olvidemos que estamos en un país maravilloso en el que las distancias son enormes. Quizás estás vendiendole a gente del sur de Mendoza o al norte de Córdoba, que para venir a una feria tienen mil kilómetros. Quizás pueden hacer lo mismo desde el living de su casa o desde la oficina”.
Otro factor mencionado por Fernando Hernández es el cambio generacional. “Mientras la gente grande sigue yendo la Rural, la juventud está más adaptada a Internet o un televisor y lo hace de esa manera. Mucho más fácil”.
La tendencia de la demanda
Durante el diálogo con el representante de Sucesores de Brivio y Cía. también se abordaron las exigencias de los frigoríficos al momento de cerrar las operaciones.
“Hoy está difícil la comercialización. En todo lo que es hacienda de feedlot, si está un poquito pasada de grasa no la quieren. No es que tiene otro pedio, directamente no la quieren. Hay frigoríficos que, si uno le dice que está justita de grasa, rechazan comprarla”, sentenció.
Otro elemento que también fue destacado es que “la ganadería tuvo una depresión anual bastante importante. Por eso los productores trataron de retener y muchos pecaron en que se engrasó la producción, y a los frigoríficos no les sirve la hacienda engrasada”.
Se plantea que “acá se come el asado y si está muy lleno de grasa, no tiene salida en el mercado”.
Otra forma de terminación
Al momento de hablar de los cambios que observa desde el inicio de su carrera, Hernández dijo que “tuvimos que cambiar el ojo”.
Acotó que “pronto cumplo 31 años en el rubro y cuando empecé a salir al campo hace unos 25 años. Como todo empleado de consignataria sos el “che pibe” cuando entrás y hasta que te empiezan a enviar al campo”.
Por lo tanto vivió en carne propia que “hace 25 años no se hacía nada con grano. Era todo a campo, era muy raro el lugar donde dieran algo de ración para comer”.
Pero, “hoy el que no es un feedlot comercial, es un feedlot casero, como le decimos nosotros. En un rinconcito, con igual o mejor comida que el feedlot, con un silo de autoconsumo con maíz y núcleo proteico que cambia la gordura”.
Paralelamente, el consumidor “se acostumbró a comer carne de feedlot y hoy nadie quiere volver a la de campo. Si doña Rosa va a la carnicería y ve la carne más amarilla, no le gusta. Dice que es carne vieja y se olvidó que la carne amarilla era la carne de campo. Los frigoríficos esquivan a comprar de campo”.
El futuro
Consultado acerca del norte de la producción ganadera, Fernando Hernández planteó que el futuro “sigue siendo bueno, a pesar de los valores y de la deflación que tuvimos”.
No dejó de lado que esta campaña agrícola “es una de las peores en los últimos 30 o 40 años, con la cosecha que hemos tenido en la zona que andamos, que es Tandil y un poco de Tres Arroyos, que estamos yendo con el tema de los remates mensuales que estamos dando allá”.
Añadió que “hay lugares en la zona nuestra donde las cosechadoras están entrando a levantar trigos de mil kilos, cosa que no se veía desde hace mucho tiempo. Son lotes afectados por la helada y por la seca”.
Esas condiciones climáticas hicieron que esté saliendo “mucho ternero que habitualmente lo hace en febrero o marzo, por falta de campo. Y también para tapar un poquito las deudas de la cosecha”.