EL ECO PODCAST
El ingeniero agrónomo tiene un rol activo en todo el ciclo de la producción agrícola
Un nuevo capítulo de los podcast de El Eco Campo sobre las diferentes profesiones interactúan en la producción agropecuaria tiene como protagonistas a los ingenieros agrónomos.
El elegido para abordar el tema fue Ramiro Alberti, quien preside el Círculo de Ingenieros Agrónomos de Tandil, y explicó la función que cumplen los profesionales a lo largo de todo el año.
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“La verdad que hacemos de todo un poco, pero hablando de mis experiencias personales puedo decir asesoro a varios productores con distintas producciones. Algunos son netamente productores agrícolas y otros son agricultores mixtos, es decir que hacen también algo de ganadería”, planteó inicialmente.
Explicó que “obviamente a medida que uno realiza las visitas empieza a hacer una relación y se va generando hasta una amistad, después de pasar los años. Es una actividad muy linda, porque la gente de campo nos abre la puerta y después te permite también meterte un poco como en la cocina, en la diaria de ellos… Y muchas veces terminas interviniendo en cuestiones económicas y ayudándolos a tratar de tomar las decisiones más rentables”.
Por lo tanto, el ingeniero agrónomo debe tener un amplio conocimiento.
Sobre la labor específica indicó que “en lo personal trato de hacer una planificación que la llamo plan de siembra o rotación de cultivos y ahí voy dejando el registro por lote del cultivo que tengo cada año. En los campos en los que estoy -por ejemplo- a principio de año estimo una proyección en firme de lo que vamos a hacer de la fina, o sea, toda esta mitad de año. Y también hago una estimación de lo que podríamos hacer de grano grueso, después de octubre”.
Añadió que “obviamente que a medida que se va ejecutando el plan puede haber algunos cambios, principalmente por cuestiones económicas. Por ahí algún cereal tomó más protagonismo que otro y ahí es donde tenemos que hacer un giro”.
Por otra parte, la producción animal también “influye mucho en el pastoreo de esos rastrojos de los lotes agrícolas, ya sea con la siembra de verdeos en invierno, como son una avena o un rygrass, que es lo que se está utilizando ahora y también verdeos de verano, como pueden ser un sorgo de pastoreo. En conjunto con eso, en una proyección un poco más a largo plazo empiezan a tomar protagonismo también las pasturas, que normalmente tienen una duración de cuatro años, y ahí es como como vamos rotando los lotes”.
Cultivos de cobertura
Alberti destacó el rol de los cultivos de cobertura al marcar que “es como que a los campos mixtos le ponemos un doble techo. Hace varios años que lo vengo haciendo y me gusta mucho. Probé con varios cultivos, pero en los últimos años me estoy inclinando mucho por rygrass”.
La práctica que se hace a fines de febrero. “Arriba del maíz, sembramos con avión unos 30 kilos. Obviamente que la humedad y las primeras lluvias te tienen que acompañar para lograr una buena implantación. El lote tiene que estar limpio, pero después que levantas el maíz y si encima en esos campos mixtos hay posibilidad de que el maíz se levante con humedad, o sea, que se esté levantando de acá a 20 días. Donde le entra luz, después queda un rygrass espectacular”.
Al sistema “muchas veces le hemos sacado dos raciones o hay veces que hacemos rollos, entonces el mismo rollo tenemos el rygrass mezclado con la paja de maíz. La verdad que es una herramienta muy interesante”.
Nuevos criterios
Ramiro Alberti es un profesional joven, que tiene 33 años y siempre estuvo vinculado al agro a partir de la empresa familiar, con una trayectoria en venta de máquina agrícola que hoy la continúa.
“Varias cosas cambiaron desde que arranque a trabajar. El cultivo de cobertura era como que al inicio estaba solamente para brindar el servicio y no para consumirlo con los animales y de a poco se le está buscando un poco la vuelta para también poder aprovecharlos”, planteó.
Además, “toda la parte de ambientación e imágenes satelitales hoy en día lo utilizamos un montón. Y tenemos la tecnología que nos está brindando la sembradora, en conjunto con toda la información que recolectamos con la cosechadora, con los mapas de rendimiento. Todo eso podemos ensamblarlo en un mapa de prescripción en el que le estamos indicando a la sembradora cuántas plantas sembrar, en qué lugar, y de ahí viene toda la parte de ambientación. Esa tecnología hoy está disponible y los contratistas ya la han incorporado a una tasa muy alta”.
Ello permite “tratar de aprovechar esos lugares que sabemos que son mejores productivamente, destinarles la atención y la nutrición necesaria con la cantidad de plantas que a nosotros nos parece acordes, y diferenciarlo de un ambiente más marginal, que sabemos que por ahí va a llevar la mitad de plantas y también la nutrición es diferente”.
Las visitas a campo
En cuanto a la presencia del ingeniero agrónomo en el campo, Alberti señaló que “tengo diferentes arreglos de trabajo. Por ejemplo, en el extremo más tranquilo -llamémoslo así- es un campo que queda para el lado de Bolívar. Es una rotación mixta también y uno de los dueños contratista -son dos hermanos- y el otro veterinario. Lo que hago por ahí es una recorrida una vez al mes y ordenarlos un poco en los tiempos. Y por ahí un poco más finito en las recomendaciones de los fitosanitarios para hacer el control de los barbechos y adentro de los cultivos”.
Y después hay otros casos con un seguimiento más continuo. “Obviamente que en cualquiera de los arreglos y el grupo de Whatsapp existe y los mensajes son continuos, como también la información que vamos recibiendo”, acotó.
Es que “lo normal es una recorrida cada diez días en promedio, con seguimiento continuo. Por ahí hay un momento que quizás se estira un poquito, porque sabemos que no va a haber tanto cambio en un lote en el que ya hicimos alguna aplicación o lo tenemos un tiempo de barbecho. Pero siempre es más continuo cuando estamos en cosecha, porque también nos encargamos de ir a revisar y ver las pérdidas cuando estamos cosechando, para que los umbrales sean adecuados para no perder la plata, básicamente porque por ahí podemos estar dejando 300 kilos de grano en el campo por una mala regulación de la cosechadora”.
Es que “eso es algo muy específico del ingeniero agrónomo. Se mide la pérdida de cosecha con un aro y se hacen varias determinaciones, diferenciando de dónde viene esa pérdida. Ahí entra un poco la parte de maquinaria y me gusta bastante, le dedico bastante tiempo. Normalmente afinamos eso y en cada una de las labores. Cuando está la siembra también tratamos que la máquina quede bien regulada, miramos todos los mecanismos y controlamos las semillas como están en el suelo y demás”, planteó.