EL ECO PODCAST
El adecuado monitoreo resulta fundamental para lograr la potencialidad de los cultivos
Uno de los máximos referentes nacionales en la materia, Daniel Igarzábal, fue protagonista de un nuevo podcast de El Eco Campo, oportunidad en la que planteó una serie de conceptos trascendentes.
El correcto monitoreo de los cultivos es un factor central para mantener el control de plagas, malezas y enfermedades y se ha transformado en una especialización importante al momento del proceso de toma de decisiones en una producción agrícola.
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El tema fue eje de un nuevo podcast de El Eco Campo, siendo el entrevistado el ingeniero agrónomo Daniel Igarzábal, uno de los titulares de Halcón Monitoreo, estudio de referencia nacional en la materia.
“En los últimos 20 años todas las estadísticas dicen que cada año fue distinto al siguiente, entonces la mejor herramienta para diagnosticar y actuar en consecuencia, es el monitoreo” planteó inicialmente y lo llevó a palabras muy simples al comparar con “lo que hace un médico con un paciente: el diagnóstico. Es ir al campo y tener datos firmes y fieles de qué es lo que está pasando para poder actuar en consecuencia”.
Añadió que “sí uno dice que puede prever para campaña, algunas pistas tenemos, pero la verdad la va a decir el monitoreo de campo”.
El especialista aclaró que “el monitoreo no es ir con la chata, bajarse en el borde, pegarle una mirada y volverse. Monitorear tiene que reflejar fielmente lo que pasa en todo el terreno. Tiene su técnica y sus tiempos. Algunos lo ven como un costo más, pero yo creo que es al contrario, es una inversión para poder actuar en consecuencia”.
Igarzábal advirtió que “muchas veces se actúa mal porque se diagnostica mal. Entonces el monitoreo va a hacer que tengamos el fiel reflejo de lo que pase en el campo”.
Escenario cambiante
Cuando se le mencionó como ejemplo del escenario cambiante a la aparición de la chicharrita del país, Igarzábal admitió que fue algo que “ni el más pintado de los entomólogos podría haber previsto” y añadió que “se dio una serie de factores que favorecieron el desarrollo del potencial biológico de este insecto, que está en Argentina desde hace muchísimo tiempo. La primera cita es de allá por el año 1948. No es nuevo en el país, está desde hace mucho tiempo, pero nunca tuvo las condiciones tan óptimas como se dieron el año pasado. Fue un año Niño, donde llovió en forma no pareja, pero sí cada semana. Hubo chaparrones grandes y eso aumentó la humedad relativa porque los suelos estaban con mucha humedad, altas temperaturas, alta humedad… y se dio todo para que tuviera el ambiente óptimo para desarrollarse”.
Igarzábal consideró lo vivido como algo “totalmente fuera del lugar en cuanto a lo que ocurriría normalmente en toda la zona central argentina. Fue algo absolutamente excepcional”.
El objetivo
Consultado acerca de qué es lo que se debe buscar al momento del monitoreo, el especialista respondió: “todo lo que vaya a impedir que el cultivo exprese su rendimiento. Es decir, todo lo que sean adversidades, llámese malezas por competencia de agua, nutrientes y luz; y enfermedades para diagnosticarlas a tiempo, porque si actúas cuando una enfermedad ya se expresó, es bastante tarde y los fungicidas no funcionan”.
También se determinan los insectos, ya que “hay niveles de insectos que son absolutamente soportables, pero hay otros momentos en donde esos insectos provocan una merma del rendimiento potencial”.
Igarzábal sintetizó que “todo lo que sean adversidades de las plantas, entran dentro de lo que es un plan de monitoreo”.
Más adelante, el ingeniero señaló que “por supuesto que en regiones con mayor temperatura, los procesos biológicos van más rápidos. Cuando a lo mejor en Tandil el ciclo del cogollero en el maíz dura 15-16 días, en el norte de Córdoba dura 7. No es lo mismo y no hay tanto tiempo en las zonas más al sur como en el norte de Córdoba”.
Por lo tanto, “hay que monitorear todas las semanas para estar alerta a lo que pueda llegar a ocurrir. Y no solamente ir al campo y verlo, sino que hay muchos elementos, como trampas de luz o trampas de feromonas, que usamos para monitorear que nos van a alertando sobre qué es lo que puede llegar a pasar”.
Actualización permanente
“Siempre existen cosas nuevas y van saliendo cuestiones que si bien a veces están dormidas por un tiempo, las condiciones ambientales varían. Uno dice que puede llegar a pasar el año y todo el mundo tiene sus cañones apuntados a la chicharrita: el que se quemó con leche, ve la vaca y llora”, dijo.
Sin embargo, aclaró que “está anunciado un año Niña, o sea que vamos a tener sequía o falta de lluvia. Yo empezaría a pensar en soja, sobre todo en plagas de sequía como son la bolillera, los trips y arañuelas. Sacaría un poco el foco de la chicharrita, que si bien tiene probabilidad de estar, no será en la dimensión que tuvo el año pasado”.
Igarzábal dijo que “hay que hacer un balance y equilibrar este tipo de cuestiones”.
En otro momento, Daniel Igarzábal adelantó cuestiones a considerar en el Encuentro Nacional de Monitoreo organizado por su empresa, Halcón, y señaló que “no solo vamos a tratar la parte de plagas, sino también todos los temas que importan para la protección de cultivos. Nuestro slogan de siempre es ´la mayor producción con el mínimo impacto´”.
Añadió que “por ahí pasa la agricultura de hoy y del futuro. En función de esto tratamos todos los temas, desde la parte de producción y ambiente; herbicidas, tema que la chicharrita dejó un poco atrás; el carryover (lo que los herbicidas dejan en el suelo y, a veces, residuales de un año hacia otro dejan un problema bastante importante y que no todo el mundo lo puede manejar)”.
Adelantó que “traemos especialistas para tratarlo. El año pasado ya hubo problemas, por ejemplo, con orugas medidoras y todo el mundo decía que se hizo resistente y que no están andando los productos. Lo que cambian no son los productos el cambio, sino que es el ambiente y son muchas veces la forma en que se mueven los insectos en la planta. Los especialistas nos dirán que hay que llegar al centro del cultivo, a la canopia, en el medio en el tercio medio del cultivo de soja, como penetrar con una buena aplicación y llegar a este lugar y así se va a ganar eficiencia”.
Igarzábal dijo que son temas que no pierden la actualidad y se van renovando todos los años.
Las malezas
El especialista señaló que uno de los problemas en cuestión de malezas es el carryover, “pero también el aumento de la resistencia de malezas. Es un tema bastante serio el hecho de que cada vez con la misma presión de los mismos herbicidas, vamos teniendo cada vez más dificultades para controlar las mismas malezas. Entonces esto hace que cambie un poco también el paisaje en función de que muchas malezas empiezan a ser predominantes o principales”.
Agregó que “el movimiento dinámico de malezas hace que pongamos también el foco en su estudio”.
Por otra parte, destacó que habrá tres o cuatro empresas que lanzarán productos. “A veces con las mismas drogas que teníamos como el Clorantraniliprole, cuyo uso es bastante usual para control de orugas, las empresas lo renuevan y le dan una nueva formulación”, ejemplificó.
Destacó también que “aparecen en el escenario muchos productos biológicos que acá en Argentina no estamos acostumbrados a usar y merecen una forma de tratamiento distinta a los productos tradicionales. Habrá dos o tres empresas que van a lanzar productos biológicos para para el control de la chicharrita, que ya tienen su éxito en Brasil, pero yo no trasladaría directamente lo de Brasil a Argentina, porque nuestro ambiente es bastante distinto”.
También se conocerán novedades en fungicidas. “Las empresas aprovechan nuestro Encuentro porque saben que viene gente de todo el país para hacer sus lanzamientos”.
Añadió que “gracias al aporte que hacen las empresas, siempre fue gratuita la entrada al Encuentro”.
Finalmente, Igarzábal dijo que el primero de los dos días se destinará a un plenario con conferencias cortas; mientras que en el segundo día habrá minicursos con tres temas convocantes: chicharrita, la calidad de aplicación y el carryover de maleza.